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oportuno. Los borbonistas, entre quienes hay hombres muy instruidos, formáron este plan discurriendo asi desde el principio. Para impedir que Iturbide se corone, es el mejor camino sostener su mismo plan de Iguala; pues entonces para coronarse tiene necesariamente que ir en contra del Congreso, y faltar à su palabra y juramento, lo que le desconceptuará infinito con los Españoles que se unirán por precision á este. Si Iturbide no se opone, y como no debe oponerse por su propia reputacion, darà el mismo tiempo para que se retarde su verificativo, considerando que sentado en el trono de Mégico un Español, yá no le queda el menor arbitrio para coronarse. Entre tanto el Congreso forma una constitucion muy liberal, y los escritos públicos propagan rapidamente las luces. Concluida la constitucion, é ilustrado el pueblo, se hacen los llamamientos: se admite alguno de los Hamados, tendrá atadas. sus facultades con la constitucion, y si no, quedará la nacion libre para eligir lo que quiera, y entónces como ya ilustrada, elegirá la república, y aun dado caso que Iturbide tuviera tantos adictos, que fuera preciso coronarle, siempre quedaria atado por la constitucion como cualquier otro rey. EL discurso era brillante, y así no dejó de alucinar aun á algunos diputados republicanos. Los del

partido de Iturbide, como que este por otras miras que ya he dicho, sostenia entonces el plan de Iguala, se adhiriéron al partido de los borbonistas, de manera que fué esta la opinion que mas prevaleció al principio.

Motivo porque el Congreso juró el Flan de Iguala el dia de su instalacion.

Ya por estas consideraciones, ya por el temor de las bayonetas de Chapultepec, prestáron los diputados el juramento de arreglarse al Plan de Iguala y tratado de Córdoba. No contentos aun los Borbonistas con este paso, avanzáron otro en este mismo dia, pues sancionaron artículo por artículo el referido plan. No faltáron diputados de carácter y conocimientos que reclamasen esa sancion, á lo menos en lo que pertenecia à la monarquía moderada y llamamiento de los Borbones; pero fuéron mas los votos que hubo en su contra, y ellos se contentáron con salvar los suyos, sin embargo de que los borbonistas para llevar adeJante su Plan, que creian escelente, les decian que aquella sancion se hacía sin perjuicio de que fa

nacion la variase cuando lo juzgase conveniente; pues no habia ley que la obligase á cumplir algu na, llegando el caso en que le fuese positivamente dañosa, con cuyo principio legal calmáron á muchos republicanos que estaban obstinados en sostener su opinion.

Disputa sobre el asiento que debia Iturbide ocupar en el Congreso.

Ese mismo dia, como tenia Iturbide que ir á eumplimentar al Congreso y prestar en él, en compañía de la Regencia, de quien era presidente, el juramento que le correspondia, se trató del asiento que debia ocupar. Sus partidarios se obstinaron en sostener que debia ocupar el primero, es decir, que presidiera el Congreso y Regencia unidos, así como lo hacia respecto de ésta y de la junta provisional: pero los otros dos partidos se opusieron fuertamente á esto, y por fin se sancionó que ocupase el lugar mas digno despues del presidente del Congreso. Pasó Iturbide á cumplimentarlo, y de intento, ó por casualidad, tomó el primer asiento, y el segundo el presidente ; sentados que fuéron, el Sr. D. Pablo Obregon, di

putado suplente por Mégico, joven de mucho talento y energía reclamó la etiqueta, haciendo observar el equivoco de los asientos, y aunque entónces siguieron como estaban por politica, se pretestó que para otra vez se tendria mas cuidado al tiempo de sentarse; y en efecto, no volvió á acontecer ningun equivoco. Los partidarios de Iturbide promovieron la misma cuestion, aun despues de la sancion del Congreso, sosteniéndola hasta el último envilecimionto; pero todo fué en

vano.

Felicitacion de Iturbide al Congreso.

Iturbide felicitando al Congreso pronunció el siguiente discurso.—,,Señor,-Bien puede gloriarse el pueblo Megicano de que puesto en posesión de sus derechos, es árbitro para fijar la suerte y los destinos de ocho millones de habitantes, y de sus innumerables futuras generaciones. Esta gloria, digna de una nacion virtuosa é ilus. trada, fué justamente uno de los dos motivos sublimes que me decidiéron á formar el plan de independencia, que firmé hoy hace un año en Iguala, y dirigi al virey y á todos los gefes y corporaciones de esta América; que el 2 de Marzo procla

mé y juré sostener con el egército trigarante, y que ratificado en Córdoba en 24 de Agosto, recibe por último todo el lleno en la feliz Ꭹ deseada instalacion de V. M.

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Confieso ingenuamente que si jamas me arredráron las grandes dificultades que de suyo presentaba la empresa, tampoco estuvo en prevision el colmo de los felices acontecimientos que apresuráron y siguieron el éxito, que creo no acaban aun de desenvolverse, y han de formar un cuadro que vean con asombro nuestros nietos. ¡ Lėjos de mi la vana presuncion de LIBERTADOR DE LA PATRIA! Soy el primero que tributo la mas sincera gratitud á los esforzados ciudadanos que con su valor, su celo, su ilustracion y desinteres cooperáron á mi designio para llevarlo felizmente al último término.

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Empero tengo la dulce satisfaccion de haber colocado á V. M. augusta en el sitio donde deben dictarse, las mejores leyes; en total quietud, sin enemigos esteriores, ni en la vastisima estension del imperio, pues que no pueden considerarse como tales, por su nulidad, trescientos Españoles imprudentes que existen en el castillo de S. Juan de Ulúa, ni los poquísimos Megicanos que por equiVocados conceptos, ó por ambicion propia, pudieran intentar nuestro mal. La dominacion que ́ sufrimos trescientos años, fué sacudida casi sin

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