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lo contrario: viónos sacudir el yugo, viónos forinar un gobierno provisional: vióse obligado á abandonar la plaza que le confió el que llamó Señor hasta sus últimos años: vió instalado nuestro Congreso vió que sabiamos y podiamos ; pero le restaba aun el último esfuerzo, y acaba de hacerlo en daño de sus compatriotas; pero ¿ á qué ambicioso sirvió de obstáculo el sacrificio ageno? Tuvo este general la debilidad (edad y pasiones merecen indulgencia) de prevenir á los cuerpos espedicionarios emprendiésen su marcha para Veracruz, sin esperar mas órden del gobierno: su señoría sabrá con que obgeto, pues aunque no es dificil de conocer el éxito que pudo proponerse, es tan incierto, que tiene lugar entre los imposibles. Sin reflexionar que los militares no tienen otro patrimonio que el honor, y este lo pierden cuando perjuros y faltos de fé rompen su palabra, olvidan lo que prometiéron, y prófugos cuales bandidos, salen de un pais que no les hizo mas que bienes, en vez de marchar á su patria con decoro y los honores de la guerra. Supe con oportunidad esta intriga muy traqueada yá, para que pudiera sorprender en el siglo diez y nueve, y tomé mis medidas en minutos para cortar el desórden :* saliéron fuerzas de todas armas á

• Sí; están muy traqueadas yá las intrigas de Iturbide,

tomar las avenidas para impedir la fuga y la reunion recordé á los gefes peninsulares su deber, previne á las autoridades á quienes convenia estar con cuidado, y quedé tranquilo esperando el término de esta aventura de los Españoles, propia de su genio emprendedor: hasta ahora solo el regimiento de Ordenes merece los elogios del Sr. Dávila, porque es el único que emprendió su movimiento el dia 2 á las dos de la tarde. El primer gefe y varios oficiales se han presentado en esta corte, dando una nueva prueba de su honor y delicadeza: muchos soldados han vuelto á Tezcoco, otros van viniendo, y solo quedarán á las órdenes del Sr. Buceli, digno gefe de la prófuga espedicion, los miserables que no tienen espíritu para decidirse por lo que ellos mismos piensan, y los exaltados que no conocen otra virtud que el atrevimiento irreflexivo; pocos serán todos; pero aunque fuesen muchos mas, mas son los imperiales, y defienden la causa de su libertad. El Congreso soberano tiene yá conocimiento de estas ocurrencias su sabiduria dictará las medidas que mas convengan para la seguridad del estado. No estamos, sin embargo, en el caso de abandonarnos; tal vez si hasta ahora nada han discurrido

para que puedan sorprender en el siglo 19: por eso todos conocen sus crímenes, y el atroz atentado de su usurpacion.

que pueda sorprendernos, lo consigan en adelante : vigilancia, pues, conciudadanos, y no nos degemos seducir con alhagüeñas esperanzas; no hay enemigo débil: unámonos, y seremos invenci、 bles tengamos virtudes, y nos respetarán seamos tolerantes é indulgentes, y nos amarán aun aquellos que maquinan arruinarnos. Cuando hablo de union tengo presente que es una de las bases del gobierno que jurasteis. Las faltas, ó llamémosles por su nombre, los delitos de algunos no alteren la opinion de otros no cometamos tal injusticia. Los Europeos que están entre nosotros son nuestros amigos, han dado pruebas inequívocas de su liberalismo, y de su adhesion al imperio; ellos ocupan dignamente lugar en nuestro Congreso, en nuestro egército : nos son conocidos su valor y su sabiduria: somos unos, y conviene que lo seamos. Me distinguisteis con vuestra confianza, y en prueba de mi gratitud os aconsejo con el mismo interes que á mis hijos: me disteis autoridad, y para manifestaros que vuestra eleccion no la desmerezco, debo preveniros: que habrá suplicios para el insensato que en un accidente encuentre el motivo de alterar las bases del gobierno. Repito que los buenos Europeos son nuestros verdaderos amigos, y que deben ser tratados como tales, ó decidirse á sufrir el rigor de

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las leyes él que se opusiere á esta garantia. Congreso la juró, y S. M. sabrá sostenerla.Mégico 3 de Abril de 1822.-Iturbide.

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Reflexiones que nacen de la anterior Proclama.

Bien se echa de ver en esta proclama, que cuidadosa y artificiosamente se deja traslucir una situacion peligrosa para la patria, á pesar de la confianza que su autor trata de inspirar en sus medidas. Sin embargo, quieren decir mucho en boca de un hombre que debia tener conocimiento del estado actual de Mégico, aquellas enérgicas espresiones:,, no estamos, sin embargo, en el caso de abandonarnos; tal vez si hasta ahora nada han discurrido que pueda sorprendernos, ,, lo consigan en adelante : vigilancia, pues, ciu,, dadanos, y no nos degemos seducir con alha,,güeñas esperanzas; no hay enemigo débil :

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unámonos, y seremos invencibles: tengamos ,, virtudes, y nos respetarán: seamos tolerantes ,, é indulgentes, y nos amarán aun aquellos que ,, maquinan arruinarnos." Comparemos esta proclama con el discurso pronunciado por Itur

bide en la instalacion del soberano Congreso, y verémos el diverso espiritu que reina en este y en aquella. Justamente debia preguntársele: ¿ tan presto se ha alterado aquella total quietud en que estaba la nacion hace un mes ? De donde han venido esos enemigos interiores y esteriores, que entonces no habia ? En este tiempo muchos Españoles se han ido, y ninguno ha venido: las ideas liberales se han difundido, al paso que las serviles sofocado; debe por lo mismo ser mas corto que ahora un mes el número de enemigos ya interiores, ya esteriores; pero aun suponiendo que todo estuviese en el mismo estado que entónces, ¿por ventura aquellos 300 Españoles se han convertido en 300,000 por una metamorfosis como la de los mirmidones? Los poquísimos Megicanos de equivocados conceptos se han tornado en muchísimos? Pues si nada de esto es, por qué entónces inspirarnos seguridad, por qué ahora desconfianza? ¿por qué entónces debiamos permanecer tranquilos? ¿por qué ahora vigilantes? La razon es obvia: porque antes le convenia á Iturbide de aquel modo, y ahora de este.

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