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Continúa la tentativa para coronarse Iturbide, y malas resultas que tuvo.

Esta proclama no fué mas que el diseño de lo que aparentó y ponderó en el Congreso. Alli presentó á la nacion esperando ya el último momento de su ruina, exigiendo del Congreso un pronto y eficaz remedio. Su proyecto ese dia era indisponerlo contra los Españoles, con el obgeto de que los republicanos se exaltaran ó intentaran echar por tierra el Plan de Iguala y su tercera garantía y que los borbonistas, por llevar adelante su sistema, se opusieran á ellos. En esta discordia clamar él: que en unas-circunstancias tan críticas el Congreso estaba dividido, y esta division daria lugar á que no se acudiese al peligro eminente y cierto que amenazaba á la patria; y que por lo mismo, él por salvarla reunia en ́si toda la faculdad, como ántes cuando hizo la independencia, pues así lo requeria el honor de la nacion y la causa de la libertad. Si el Congreso convenia, conseguia él su intento, que era tener el mando absoluto, y si no convenia, lo obligaba á hacerlo, valiéndose de la fuerza bajo la capa de aquel especioso pretesto, y de aquella conspiracion de Españoles que él mismo habia premedi

tado y egecutado, para conseguir la corona. At intento previno su tropa favorita, redobló con parte de ella misma la guardia del Congreso, dando por causa que asi prevenia cualquier atentada que intentasen hacer contra él los conspirantes que estuviesen dentro de Mégico, de acuerdo con los capitulados. Ya habia tenido cuidado de echar fuera de Mégico toda la tropa adicta al Congreso: y la noche anterior, entre la que salió á las once contra los levantados, al regimiento de la columna, el último que habia quedado de aquella clase.. No obstante todas estas medidas, se le frustró sã empresa este dia. Encontró en el Congreso mas calma que la que se suponia para hacerlo exaltar. La primera providencia que tomó fué impedir que Iturbide se presentase como simple particular, y mandar viniese con la Regencia que entonces co, mo presidente del poder egecutivo, podia esponer lo que tuviese por conveniente. Vino la Regencia y entró Iturbide con ella: los diputados comenzáron á informarse de las ocurrencias actuales, y encontráron á todos los regentes enteramente ignorantes, no solo con respecto á lo que pasaba de los movimientos de los capitulados, sino aun de las medidas que Iturbide habia tomado para corregirlos. Se mandó llamar á los ministros, principalmente el de guerra, para que informase so

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bre lo mismo ; ninguno de ellos sabia lo mas minimo. No pudo menos que sorprenderse el Congreso al ver tanta ignorancia en unas personas, que por razon de sus empleos debian tener las mas exactas noticias de todo. No saber la Regencia ¡ ó el poder egécutivo lo que no debia ignorar! El Sr. Yañez para disculparse y disculpar á su cuerpo de este cargo, confesó ingenuamente, que la Regencia no era mas que un parapeto; pero que en la realidad no habia mas Regencia que el Sr. Iturbide que jamas á ella se le daba cuenta, ni se contaba con ella para nada. Esto originó una acalorada disputa entre Iturbide y Yañez, hasta decir aquel á este, que era un traidor, y este contestarle que el traidor lo era él, y tomándolo por el brazo le dijo estas formales palabras en tono enfático, enérgico y terrible:,, Sr. Iturbide, libre

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se V.de que yo hable: V. es el verdadero trai,, dor á la patria." Estos hechos inesperados perturbáron de tal modo á Iturbide, que yá no acertaba á hablar sino desaciertos: procuró clara y descaradamente sembrar la discordia en el Congreso; dijo, sin venir al caso, que en él habia muchos traidores enemigos suyos; se le pidió que los designase y acusase para castigarlos si lo merecian; nombró en efecto á muchos de los mas distinguidos por su probidad, talento y riquezas,

como Fagoaga, Odoardo, Lombardo, Paz, Obregon, &c.; pero con unas acusaciones tan frivolas, unos embustes tan groseros, que quedaron absueltos en el acto mismo; tambien echó en cara inoportunamente al Congreso, que tuviera por - presidente á uno que habia capitulado (lo era en efecto el Sr. Orbegoso, presidente á la sazon): se le contestó que aunque capitulado, era hombre de honor, y merecia la confianza del Congreso ; y bien le pudo haber añadido, que en esto no hacia mas que imitarlo, favoreciendo á los que habian tomado partido en la independencia por medio de capitulacion. Finalmente, cubierto de deshonor, y con un vergonzoso desaire, sin haber podido dividir al Congreso, ántes chocando él con todos, salió de la sesion, que se concluyó á las oraciones de la noche, cargado de execracion, reconocido por vil calumniador; y despreciado de todo hombre sensato. No ha de haber sido menor la sorpresa que llevaria cuando supo que los liberales habian yá ganado mucha tropa ese dia para sostener al Congreso, juntamente con mucha parte del pueblo, dado caso que Iturbide hubiera llevado al cabo su idea de oprimirlo. Esta tentativa se frustró; el sumo abatimiento que manifestó, el desconcierto de sus palabras, la palidez de su trémulo semblante probáron ese dia, que no tiene Iturbide, ni energía en el alma, ni viveza de

imaginación: solo tiene habilidad para combinar friamente las mas negras é infames intrigas, y aprovecharse de ellas si tienen buen éxito.

Variacion de la Regencia.

Esta escena tan indecorosa para Iturbide, produjo muchos efectos en contra suya, y en beneficio de los liberales. Estos estendiéron y casi generalizáron el espiritu republicano en el Congreso; los escritores públicos hicieron otro tanto respecto del pueblo, y llegó á tanto el entusiasmo, que 72 sugetos firmáron á nombre del pueblo, una representacion que dirigiéron al Congreso, en que le manifestaban, que en virtud de que por las sesiones anteriores habia sabido el público la ineptitud y debilidad de la regencia actual, se dignase variarla, por no ser acreedora yá á la confianza pública. El Congreso conocia lo justo de la peticion; pero obrando con prudencia, no quiso que se digese que sus disposiciones eran efectos de movimientos populares. Aparentó por tanto desentenderse de la peticion; mas el tercer dia se presentó otra, en que se reproducia aquella, Armada por mayor número de individuos. Se

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