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hizo aun desentendido el Congreso, y entre algunas disculpas que daba, era una la que de este corto número de sugetos no podia reputarse la voz de la nacion. De aquí debia aprender Iturbide cuando un voto se puede llamar de la nacion, y cuando no ciertamente que se habria abstenido de dar á la insolente faccion que lo proclamó emperador, el nombre de el egército y pueblo Megicano, como se verá mas adelante. El Congreso, despues de haber hecho proposicion formal un diputado, para que se variase la regencia, y de discutido el punto detenidamente, puso á los Sres. conde de Casa de Heras, Dr. Valentin, y D. Nicolas Bravo, en lugar de los Sres. Bárcena, Perez, obispo de Puebla, y Velazquez de Leon, dejando á los Sres. Iturbide y Yañez bien hubiera querido el pueblo que se hubiesen variado estos tambien pero no lo juzgó oportuno el Congreso respecto de Iturbide, por el prestigio que aun conservaba en el bajo pueblo; y respecto de Yañez, en recompensa de haberse portado energicamente el Miércoles-santo 3 de Abril, y suponer que por esta misma ocurrencia se interesaba yá su honor en seguir tan plausible conducta.

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Representacion del regimiento de Caba llería número 11.

No fué ménos el entusiasmo que manifestáron algunos militares, insinuando al Congreso la opinion general de la nacion á favor de la república, pues el regimiento de caballería número 11, despues de haber hecho el respectivo juramento de obedecer al Congreso, le dirigió una esposicion, dándole parte de haber celebrado aquel acto religioso, y al mismo tiempo le significaba sus deseos y la opinion general de América, en cuanto al establecimiento de la república.*

Esta esposicion fué vista con el mayor placer de los diputados liberales y del pueblo : pero no de los iturbidistas ni borbonistas de aquellos por las pretensiones de Iturbide, y de estos por llevar adelante su sistema; se pidió que se insertase en el acta del dia; se obgeto que no siendo proposicion hecha por ningun diputado no podria insertarse, y entonces el Sr. D. Santiago Vaca y Ortiz hizo suya la referida esposicion: así se decretó en la sesion pública; mas en la reservada por causas que se elegáron, ó frívolas ó sólidas, se

Véase la nota 14,

revocó aquella disposicion, y no se insertó segun se habia mandado. Los escritores adictos á Itur bide y á los borbonistas, procuráron afear este hecho del número 11; pero los republicanos lo sostuvieron con vigor. Los borbonistas, que ya eran muy pocos, no desmayaban en llevar adelante su sistema. Las noticias que se recibian de España eran muy contrarias á este. El gobierno Español daba pocas esperanzas de reconocer la independencia de América, no adoptando el plan de ella que le propusieron los diputados, á pesar de ser bien degradante para la nacion Megicana. Se tenia noticias de que España no estaba en aptitud de mandar una espedicion con obgeto de reconquistarla; de suerte que su conducta suministraba pretestos para anular el plan de Iguala, y no habia que temer ningun funesto resultado por hacerlo. En estas circunstancias era yá un efecto necesario que se rompiese el equilibrio observado entre Iturbide y el Congreso. Aquel conocia que dilatando mas la execracion de sus miras ambiciosas, era cierta su ruina, pues su poder solo estribaba en la primera ilusion que causó la independencia que se iba ya disipando como la niebla de la mañana, el aspecto de su avarienta y ambiciosa conducta. Este percibia muy bien que era tiempo de comenzar á contrapesar la fuerza fisica

de Iturbide. El Congreso por lo mismo trataba de establecer la milicia nacional, é Iturbide de aumentar el egército. Tambien proyectó el Congreso arreglarlo, y con este obgeto pidió á la regencia un plan del pié de tropa que seria necesario mantener en el imperio, y el presupuesto de sus gastos. En lugar de desempeñar la regencia esta comision que le tocaba por ser el poder egecutivo; convocó Iturbide una junta de generales, casi todos hechuras suyas, y despues de haber formado cálculos errados, y haber hablado infinitos desaciertos, pidiéron 35,000 hombres, fuera de las milicias provinciales que se debian establecer, y de las nacionales. El Congreso manifestó sorprenderse con una proposicion tan avanzada, y en varias discusiones probaron hasta la última evidencia, la inutilidad de tal egército. Los partidarios de Iturbide por el contrario, sostenian con el major calor su necesidad. Iturbide temió que el Congreso no accederia á su peticion, y considerando que sin egército á su devocion seria arruinado indefectiblemente, tomó el mayor empeño en que se le otorgase lo que pedia. La siguiente carta que dirigió á la regencia para que esta la remitiese al Congreso, como lo hizo, manifiesta el estado de despecho en que estaba su alma, considerando que le podian quitar el egército. Léase con cuidado,

Papel de S. M. I. dirigido al Supremo Consejo de Regencia, en 15 del corriente mes de Mayo.

Escmo. Sr. Esta carta y documentos que la acompañan, tienen por obgeto, el que instruyéndose V. E. de su contenido, se sirva elevarlo al conocimiento, de la regencia interina del imperio, y S. A. S. al soberano Congreso, si lo creyese

conveniente.

Ya he dicho repetidas veces que la patria peHigra, que por todas partes está amenazada, que tiene enemigos dentro y fuera de sus términos, que son sus asesinos los que la adulan, queriendo persuadirla de que nada hay que temer, y que su libertad é independencia está asegurada. He dicho repetidas veces, que á estos males no se les conoce otro antidoto, que mantener un egército de 35,000 hombres, distribuido, como he dicho tambien; y he dicho que sin egército y sin hacienda todo lo hecho hasta ahora es perdido, y servirá solo para ponernos de peor condicion. Para ba blar en estos términos no he tenido la insensatez de fiarme de mis propios conocimientos, sin embargo de que cuanto sucede lo preveia, y á pesar de que tengo, y he tenido siempre para espresar mis

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