Imágenes de páginas
PDF
EPUB

dia francamente la verdad'; pero la verdad es, que yo he obrado con la opinion y voluntad presunta de la nacion; que nada ofendí los derechos que todos los publicistas y las naciones cultas reconocen en los pueblos para formar, mantener, perfeccionar y mudar su constitucion, segun convenga á su salud y felicidad; y que esta fué unicamente el obgeto que me propuse en todas mis operaciones, y con particularidad en las importantes bases del gobierno que debia suceder af antiguo Español.

Despues de esto, no es solo una verdad, sino un hecho incontestable y notorio, que la nacion ha ratificado con las demostraciones mas enérgicas, y con la aclamacion mas solemne, lo que practiqué en su nombre y con su representacion en Iguala y Córdoba. Y cómo la nacion podria ટ impugnar, permaneciendo las mismas circunstancias, lo que tan solemnemente ha autorizado con su voto público? Qué cosa podria ser estable en ¿ la fé de los pueblos y de sus representantes ? ¿Qué garantía, qué juramento prestaria seguridad ?

Advierto bien, y me complace, que no sc desconocen los principios que hacen justificada la mutacion de un gobierno. Esta con efecto pertenece esclusivamente á la nacion, y no es dado á

un corto número de ciudadanos poner en confusion al estado; pero ademas debo deshacer equivocaciones de trascendentales consecuencias, en órden á la legitimidad de mis actos, y debo mostrar tambien lo que me toca en lo personal en las insinuaciones ó proclamaciones que me consignan la

corona.

El que estableció las bases referidas del plan de Iguala y tratados de la villa de Córdoba, tenia derecho á que se le creyera, que sobrepuesto a todo espíritu de ambicion, no aspiró á otra gloria que á la de la libertad de su patria, ni á otra retribucion que la que encuentran las almas generosas en el gozo de haber hecho un bien de importancia. Pero testimonios tan auténticos poco sirvieron para preservar, no mis operaciones, sino mis intimos pensamientos de una suspicacia calumniosa. En esta capital, cuando existia en ella el que se tituló gobierno Español, se publicó en un periodico cierto articulo bajo el nombre de un Patriota Megicano, en que no pudiéndose decir cosa alguna de mi conducta que manchase mi reputacion, se avanzó la temeridad á internarse en mis pensamientos, haciendo estas notables interrogaciones: Sucesos mas bien debidos á la fuerza ir resistible de la opinion que á la de las armas, habrán acaso obcecado à vuestro gefe hasta el

99

[ocr errors]
[ocr errors]
[ocr errors]

99

punto de pensar en una corona, que le llenaria ,, de oprobio, dificilísima de conseguir, y que aun ,, lograda se desplomaria bien pronto con gran ,, fracaso de sus sienes? No debe lisongearle mas la de laurel y de encina, que le destinan sus bermanos de armas ?" Pues si esto se escribió en el tiempo en que no resonaban ni habian clevado tanto su tono las aclamaciones populares, ¿qué queria decirse de ese mismo gefe si callase y permitiese que se arguyera de insubsistente lo que estableció en su plan y ajustó en los tratados ?

No estará ciertamente en mi mano acallar las murmuraciones de la maledicencia, ni los susurros de la malignidad. Tampoco me es dado puntualizar el suceso de las predicciones políticas que se forman sobre la repulsa que hagan de la oferta del trono el emperador y demas personas de su real familia llamadas en su caso; pero si puedo afirmar de mí mismo, que cuando la nacion Megicana disponiendo legitimamente del cetro de su imperio llegase á ofrecérmelo, como á Wamba ofreció el suyo la nacion Española, seria necesario para que corriese la paridad del egemplo, que tercera vez se repitiese el prodigio de la vara de Aaron, que segun algunos historiadores fué el que hizo que ese dignisimo príncipe cediese á la instancia de los electores; y que aplicándome en el figurado caso alguna parte de lo que contestó

Numa á los embajadores de Roma que le presentaban la corona, no cesaré de responder, que si en mi persona se reconocen algunas prendas apreciables, serán puntualmente las que mas me deben alejar del trono ; esto es, el amor al reposo, y una vida retirada.-Iturbide.

NOTA. Despues de escrito este papel he visto el que salió á luz con el titulo siguiente: El mas sublime heroismo del Escmo. Sr. Iturbide y sus dignos compañeros de armas, contra el llamado Importante voto de un ciudadano. Como las ideas de este impreso en el asunto directo están en consonancia con las mias, solo me ha parecido oportuno hacer esta indicacion.

En este manifiesto se ve el artificio con que aun todavia trata de sostener el Plan de Iguala, insistiendo en que sus garantias fuéron las que condugéron la independencia al término deseado ; procura asegurar al público de su desinteres, diciendo que para quitar toda sospecha, habia llamado al rey de España; sin embargo, deja percibir que él no tuvo investidura para poder obligar á la nacion, y por lo mismo ésta no ticne obligacion de observar el Plan de Iguala. Pero para no descubrir enteramente su artificio, dice: que la nacion lo ha ratificado con las demostraciones mas enérgicas, y con el voto público; añadiendo,

que de no observarlo, ¿ qué cosa podria ser estable en la fé de los pueblos y de sus representantes? y concluye por fin, protestando la resistencia con que admitiria la corona, cuando se la ofreciese la nacion Megicana; mas bien se deja percibir la languidez de sus protestas, tan fingidas, como la violencia con que aparentó el dia de su proclamacion acceder á ella.

Agentes de la proclamacion de Iturbide.

Hechos estos preparativos con suceso, promovió por medio del provincial Carrasco, capitan general D. Anastasio Bustamante, coronel D. Epitacio Sanchez, teniente coronel D. Pedro Otero, condes de S. Pedro del Alamo, de la Cadena del Peñasco y otros tan ignorantes como enemigos de su patria, una proclamacion intempestiva, hecha por alguna tropa y pueblo; pero de manera que se entendiese que lo hacian voluntariamente y sin noticia suya. Al efecto por medio de Pio Marcha, sargento del regimiento número 1, se convocan todos los sargentos de él, é instigados por Marcha emprenden proclamarlo emperador. Contaba Iturbide con el referido regimiento, con el de granaderos á caballo, de que es coronel D.

« AnteriorContinuar »