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remonia, se ha retirado á S. Agustin de las Cuevas con toda su familia, acompañado de su número 1, de sus granaderos imperiales, y demas satélites de la tirania Megicana. Y en vista de la negativa del arzobispo, ya no se trató de que se le ungiera, sino solamente de que se le coropase. El dia de la coronacion era incierto, pues misteriosamente no se señalaba con fijeza, sina que se iba retardando. poco á росо..

CONCLUSION.
SION.

He concluido mi ligerísimo bosquejó ; por él verán mis conciudadanos quien es el vil Americano que ha intentado usurpar la dominacion del Septentrion, y por los medios que lo ha conseguido.. Sanguinario, ambicioso, hipócrita, soberbio, fal80, verdugo de sus hermanos, perjuro, traidor á todo partido, connaturalizado con la intriga, conla bageza, con el robo y con la maldad; nunca ha esperimentado una sensacion generosa; ignorante y fanático, aun no sabe lo que es patria, ì religion; entregado al juego y á las mugeres cuando no está empleado en alguna maldad, solu se complace en el vicio; solo tiene por amigos á los hombres mas prostituidos, á los mas jugadores y mas infamados por su inmoralidad, como

Cavaleri, Azcárate, Zozaya, Tamariz, Perez de la Puebla, y el monigote Herrera, actual ministro de estado; su alma atroz solo se electriza al aspecto del crimen, de la tirania y de la avaricia. Hé aqui, Megicanos, el verdadero retrato de vuestro emperador. Cotejad ahora sus crimencs con las virtudes de Bolivar. Este verdadero héroe de la América, al instalar el Congreso de Colombia en Cúcuta, retira toda la tropa de sus inmediaciones; jamas quiere admitir no solo una silla en el Congreso, mas ni aun asistir á ninguna sesion, temiendo, como el mismo publicaba, quo embriagado con el triunfo y la victoria, y estimulado por algun vil adulador, se le exaltasen las pasiones á que está sujeta la miserable humanidad, é hiciese algo que no fuese digno, ni conforme con los verdaderos derechos y absoluta libertad de su patria. Bolívar retira de los contornos del Congreso de Cúcuta hasta el último soldado;: Iturbide introduce su pagada tropa y la inmunda leperada hasta dentro del sagrado y soberano recinto; aquel no quiere aun solo sentarse en ek puesto que le corresponde como gefe de su nacion ; este otro lo usurpa al mismo presidente de la representacion nacional, y se coloca despues entre los diputados, rodeado de su faccion y de asesinos pagados, con uniformes bordados ; aque!, en una

palabra, aspira unicamente á la felicidad y gloria: de su patria, y este solo desea esclavizarla, y satisfacer la europea y pueril vanidad de ponerse encima de la cabeza una mezquina redondela de oro, llamada en el vocabulario gótico corona imperial; Bolívar bien merece los elogios que en este año de 822 acaban de tributarle Jouy*, Pradt y los sabios liberales de Paris; Iturbide puede

y en

• En todos los paises en que ha perecido la libertad, ha sucumbido á los golpes de los gefes militares. Las guar. dias de Pisistrato y Dionisio la encadenáron en Aténas Syracusa : fué desterrada de Roma por César, de Milan por Francisco Esforza, de la Inglaterra por Monk; Filipo la ar rebató á los Tebanos, que lo habian nombrado general por la muerte de Epaminondas; ántes de César, Mario y Syla habian entrado en Roma al frente de sus egércitos, y este último tuvo la funesta gloria de enseñar á los generales Romanos á violar el asilo de la libertad. Para arastrar los soldados á cometer este gran atentado político, los corrompió repartiéndoles las tierras y los bienes de los ciudadanos, inquietándole poco el conocer que con semejantes prodigalidades y despojos, introducia en los egércitos dos azotes destructores de todas las garantías sociales; la codicia y la violencia. Los soldados que habian comenzado por vender la libertad, acabáron por poner el trono en pública subhasta. Despues de haber matado los ciudadanos para apoderarse de sus heredades, asesináron sus emperadores para dividir sus tesoros y vender la corona.

Considerar únicamente la conservacion del Estado y del príncipe, preferirla á la de sus bienes, de su muger, de sus

inscribir su nombre en los anales de los esclavos Rusos y los estúpidos Austriacos imperiales; tambien puede entrar en la asemblea apóstata de la razon, en la santa alianza Europea: aquel será colmado de las bendiciones de sus felices conciudadanos, este cubierto de las execraciones de sus miserables esclavos. Aquel vivirá eternamente; este otro caerá pronto al impulso de là justa venganza. No pueden ya existir tiranos en el nuevo mundo; se ahogó el servilismo al atravesar el Atlantico. Confúndanse de horror y vergüenza todos los usurpadores, reyes, emperadores y serviles de la tierra al ver á la jóven y brillante América fijar en la parte equinoccial do su opulento suelo el verdadero culto de la virtud, de la razon y de la filosofia. El genio de la inde

hijos y de su propia vida; reprimir las faltas y castigar los crímenes de sus subordinados; tener para los vencidos el respeto debido á la desgracia, tratar los pueblos conquis tados con dulzura, con equidad; mostrarse sufrido y constante en los trabajos y fatigas; modesto en la prosperidad, animoso en la adversidad, no tener otro fin, otro obgeta que el bien, la gloria, la libertad de su pais; pero negarse á procurárselos, si estos bienes solo pueden ser adquiri dos ó conservados á costa de un crímen ó de una injusticia; tal debe ser un general. : la historia antigua nos ofrece cinco ó seis egemplares, los tiempos modernos solo presentan dos, Washington y Bolivar. —(M. dẹ Jouy. La moral aplicada á la política, Cap, x1.)

pendencia está ya levantando una estatua al in mortal Bolivar sobre el mismo teatro de sus glorias, sobre la empinada cima del ambicioso Chimborazo, que esconde en las nubes su soberbia cumbre. Sobre esta portentosa altura, la libertad política corona con inmarcesible laurel al Washington del Sur, quien pisando con noble desprecio cetros, coronas, toisones de oro, placas y demas góticas insignias del servilismo, inventadas en la apolillada Europa, anuncia un nuevo órden político, una nueva época tan brillante como el triunfo de los principios liberales. A sus pies está gravado el retrato del primero y último usurpador Megicano; el execrable Iturbide está rodeado de furias serviles, vívoras venenosas le están royendo de envidia su bajo, mezquino é imperial corazon; el benemérito hijo de Anahuac indignado de tanta degradacion esclama:

¡ Oh, Megicanos ! ¿ no habrá en el cielo una maldicion secreta, no despedirá la bóveda etérea algun rayo de muerte que con implacable furor aniquile el malvado que labra su fortuna sobre las ruinas de su patria ?

Oh, Portius, is there not some chosen curse,
Some hidden thunder in the stores of heav'n,
Red with uncommon wrath, to blast the man.
ADDISON en Cater

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