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,, El Sr. Iturbide es mi paisano, y le he tenido grande aficion: ha sido un gefe que cuando militaba bajo las órdenes inmediatas de otros, hizo cosas admirables, y jamas se le notó otra pasion que la de la gloria. En efecto, vista la cosa por aquel aspecto, es digno de todo elogio y reconocimiento. Este, pues, es para mi el primer embarazo para producirme con libertad, tener que hablar de un sugeto que fué tan benemérito á la patria. Yo mismo en las pocas ocasiones que le he escrito, le he dado los mayores elogios por aquellas sus acciones.

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El segundo embarazo para que yo hable con libertad, y para que hablen todas las corporaciones y sugetos a quienes se han remitido los oficios de V. E. es, que los trajo el capitan D. José María Gonzalez, íntimo confidente del Sr. Iturbide, y ha exigido las contestaciones para llevarlas. El se titula comisionado de V. E., pero se presume que no lo es sino del Sr. Iturbide. Cuando nos ha entregado los oficios, nos ha dicho que el Sr. Iturbide volverá pronto al mando de la provincia, y que esas justificacions solo se piden para mayor abundamiento. Me aseguran ademas, que para confirmar su dicho de la restitucion ó regreso del Sr. Iturbide, trajo y repartió varios egemplares de la Gareta, en que deshaciendo el error de otra, se avisa al público

que el Sr. coronel D. José de Castro solo ha sido y es comandante interino del Norte, y el Sr. Iturbide propietario. De modo que todo conspira á intimidar á los informantes. Y en efecto, Sr. Escmo., ha sido tanto el terror que esto ha infundido, que para hacer los informes que van de esta ciudad, ha habido mil consultas y confabulaciones; y por último, no atreviéndose á decir lo que sienten, se esplican con ignorancias, anfibologias y subterfugios, para solo hablar y no decir nada. No entro en cuenta de estos temores, porque no soy tan malicioso, que llevando su confidente las contestaciones podrian pasar antes por la vista del Sr. Iturbide, suprimir los perjudiciales y entregar los favorables.

,,¿Cómo quiere V. E. que nadie tenga el heroismo de informar la verdad, temiendo su resentimiento, y que lo arruine cuando vuelva ? Hé aquí el motivo por que las leyes de España no quieren que se residencie ningun virey hasta que se haya separado totalmente del mando, y aun del reino. Muchos toman el partido de hablar sin decir nada: otros algo timoratos retratan al sugeto de medio perfil por el lado que tiene el ejo bueno; y otros ó muy pusilánimes, ó criaturas del sugeto á quien se residencia, ó espectadores de sus gracias, ó naturalmente lisongeros, hacen un panegirico que le merezca la canoniza

.

Esto

'cion. Desde ahora, si me fuese permitido, anunciaria de donde y de quienes irán informes equívocos ó decisivamente lisongeros. Si hay alguno tan valeroso que se atreva á decir la verdad, ademas de que queda espuesto á los furores del ofendido, intcrin que se ic presenta ocasion de aniquilarlo, lo desacredita sacándole hasta los pecados veniales; y dicen él y todos sus protectores, que es un discolo y un insurgente; acusacion favorita del dia no se le hace aprecio, porque preponderan á su informe los de todos los demas. último que digo á V. E., no, no son puras congeturas; podria citar en comprobacion un aviso que me comunican de esa ciudad con motivo de la representacion hecha contra el Sr. Iturbide sobre el prestamo forzoso; la cual se me atribuye á mi, en el que literalmente me dicen: "se cree que el Sr. Iturbide volverá al Bagio.... Si vuelve á su comandancia, V. sérá uno de los que mas aborrecerá; y como el poder de los comandantes es absoluto, cuide V. de que no lo calumnie." Por esto mismo habia pensado representar á V. E. á efecto de que previniera al Sr. Iturbide, que en cualquiera cosa que sobre mí se ofreciera, diera cuenta á esa superioridad: lo suspendí porque no se me calificase de cabiloso y pusilánime: mas aun porque yo soy realista por principios y no por utilidad, á nadie temo.

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El tercer embarazo, que es una emanacion ó consecuencia del anterior, es que aunque el Sr. Iturbide tiene muchos enemigos ó quejosos, tiene protectores de alta gerarquía interesados en sus aprovechamientos. Va uno, pues, á luchar, si informa la verdad, contra poderosos rivales que lo pueden perder.

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El cuarto y último embarazo para mí principalmente es, que yo por desgracia soy un hombre lleno de defectos: ¿cómo me atreveré á sindicar á mi prógimo? Acaso y sin acaso, yo soy el que ménos cumple con su obligacion; de modo que si se abriera residencia contra mí, y el Sr. Iturbide fuera el acusador, me confundiria.

Pero qué ! ¿ estos motivos de patria, afeccion, temores y espectativas de que se me cubran mis defectos, deberán preponderar en mi corazon á la fidelidad que debo á V. E. que se fia de mí: al rey á quien interesa saber las cosas para remediarlas á la patria que gime, y solo aguarda que se revele la verdad para aliviar un algo los infinitos males que la aquejan ? Caeré yo en la lasi¿ tud mas detestable y criminal de callar la verdad por unos viles y miserables motivos? No, Sr. Escmo., estoy resuelto á perecer antes que incurir en semejante defecto. Tengo yá cerca de eincuenta años, y tan quebrantado de salud, que no espero durar cinco años: se me ha embotado

la ambicion: nunca he sido agitado de la codicia: el odio y la envidia son para mi unas pasiones desconocidas, porque no las sufre la grandeza de mi alma: ¿qué aventuro, pues, en decir lo que siento? Nada. Vengan sobre mi males de cualquiera clase; conjúrense contra mí todos los poderosos que protegen al Sr. Iturbide; yo he de hablar las verdades que sé ó he oido decir en el mismo órden de certeza, probabilidad ó incertidumbre que las poseo; y V. E. hará el uso que le parezca de mi informe, ó le condenará al fuego. El espíritu de sinceridad me anima: no cuido de resultas, estimas ni odios. Evacuaré, pues, los ramos de conducta del Sr. Iturbide, por el mismo órden que V. E. me los propone.

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Tres épocas, por decirlo así, podemos distinguir de la vida del Sr. Iturbide : la precedente á la insurreccion: la que, comenzada esta, militó bajo las órdenes de distinguidos gefes; y la última en que se le nombró comandante general de esta provincia, y de ahí general del egército del Norte. La primera fué escelente; le conozco desde jóven, porque nuestras familias se trataban intimamente; buena educacion sobre un talento luminoso bellas modalidades; y en fin, un conjunto feliz de apreciables cualidades sociales y

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