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josa á los liberales adictos á la Constitucion. Impelido de esta consideracion, y viendo por otra parte la pérdida de su fortuna si no conseguia su empresa, ó lo derrotaba Guerrero; determinó valerse del engaño y de la seduccion, para enervar, y aun si era posible, convertir á su favor la fuerza de aquel general. Estas han sido siempre las armas de Iturbide, jamas ha presentado una accion, y desempeñádola como un buen militar : aunque es atrevido, no tiene táctica ni conocimientos; donde no hay lugar al soborno, á la intriga y á la maldad, no ha podido nunca maniobrar. Estas eran las armas con que habia triun-. fado de los incautos patriotas. Se valia de sus parientes y amigos, á quienes ganaba con dinero para que les dieran bailes y diversiones en parages que consideraban seguros, y cuando mas descuidados estaban los sorprendia, y despues remitia los partes alti-sonantes y ponderados, en que detallaba las acciones como si fuesen el resultado de la pericia militar, del valor mas heróico, y de las combinaciones mas prudentes.

Derrota de Guerrero frustrada, propuestas de Iturbide á este, y cartas de ámbos.

Frustrada la derrota de Guerrero, como he dicho, le escribió una carta convidándolo para el sistema de independencia bajo el plan de Iguala. Aquel le contesta una sabia carta, en que brilla el patriotismo mas acendrado y las ideas mas liberales, y á la que no pudo contestar Iturbide sino con otra enfática misteriosa, y que nada propone en sustancia, invitando á Guerrero para una entrevista. Si Iturbide hubiera tratado de buena fé, si hubiera querido la independencia y libertad del reino, nada era mas natural que haber convenido en todo con las ideas de Guerrero en su carta; de suerte, que con dos palabras que hubiera pronunciado, conviniendo con sus propuestas, ya no habia mas que tratar, sino obrar los dos de acuerdo á un mismo fin. Guerrero en su carta que siempre le hará un honor inmortal, le espone que él ha peleado por la libertad de su patria, para eximirla del yugo Español, y que á cualquiera proposicion que no se dirija á este obgeto, no puede responder sino en el campo de batalla.

Cartas de los Sres. generales D. Agustin Iturbide, y D. Vicente Guerrero.

Gualotitlan 10 de Enero de 1821.

:

Muy Sr. mio las noticias que ya tenia del buen carácter é intenciones de V., y que me ha confirmado D. Juan Davis Bradburn, y ultima mente el teniente coronel D. Francisco Antonio Berdejo, me estimulan á tomar la pluma en favor de V. mismo y del bien de la patria.

Sin andar con preámbulos que no son del caso, hablaré con la franqueza que es inseparable de mi carácter ingenuo. Soy interesado como el que mas en el bien de esta Nueva-España, pais en que, como V. sabe, he nacido, y debo procurar por todos medios su felicidad.

V. está en el caso de contribuir á ella de un modo muy particular, y es cesando las hostilidades, y sugetándose con las tropas de su cargo â las órdenes del gobierno; en el concepto de que yo dejaré á V. el mando de su fuerza, y aun le proporcionaré algunos auxilios para la subsistencia de ella.

Esta medida es en consideracion á que habiendo ya marchado nuestros representantes al Congreso de la Península, poseidos de las ideas

mas grandes de patriotismo y de liberalidad, ma· ́nifestarán con energía todo cuanto nos es conveniente; entre otras cosas, él que todos los hijos del pais, sin distincion alguna, entren en el goce de ciudadanos, y tal vez que venga á Mégico, ya ne no puede ser nuestro soberano el Sr. D. Fernando VII., su augusto hermano el Sr. D. Carlos, ó D. Francisco de Paula; pero cuando esto no sea, persuádase V. que nada omitirán de cuanto sea conducente á la mas completa felicidad de nuestra patria. Mas si contra lo que es de esperarse no se nos hiciese justicia, yo seré el primero en contribuir con mi espada, con mi fortuna y con cuanto pueda, á defender nuestros derechos: y lo juro á V. y á la faz de todo el mundo, bajo la palabra de honor en que puede V. fiar, porque nunca la he quebrantado, ni la quebrantaré jamas.

Dige antes que no espero que se falte á la justicia en el Congreso, porque en España reinan hoy las ideas liberales, que conceden á los hombres todos sus derechos; y se asegura en cartas muy recientes, que Fernando VII. el grande no ha querido que en las Córtes se decidan reformas de religiones, y otros puntos de esta importancia, hasta tanto no lleguen nuestros representantes, lo que manifiesta con claridad que estos paises le merecen á S. M. el debido aprecio. Ya sabrá V. tambien como por los mismos principios han sido

puestos en libertad los principales caudillos del partido de V. que se hallaban presos, D. Ignacio Rayon, D. Sisto Verdusco, D. Nicolas Brabo, &c. Si V. quisiese enviar algun sugeto que merezca su confianza para que hable conmigo y se imponga á fondo de muchas cosas de las noticias que podré darle, y de mi modo de pensar, puede V. dirigirle por Chilpancingo, que si no hubiese llegado yo, alli me espere, que no será mucho tiempo lo que tenga que aguardar: y para que lo verifique libremente, y pase mas adelante hasta encontrarme, si gusta, le acompaño el pasaporte adjunto; bien entendido de que aunque sea D. Nicolas Catalan, D. Francisco Hernandez, D. José Figueroa, D. Ignacio Vita, ó cualquiera volverá otro individuo de los mas allegados á V., libre à unirse, aun cuando no le acomoden las proposiciones mias.

Supongo que V. no inferirá de ninguna manera, que esta carta es por otros princípios, ni tiene otro móvil que el que le he manifestado: porque las pequeñas ventajas que V. ha logrado, de que ya tengo noticia, no pueden poner en inquietud mi espíritu, principalmente cuando tengo tropa sobrada de que disponer, y que si quisiese me vendria mas de la capital: sirviendo á V. de prueba de esta verdad, el que una fuerte seccion ha marchado yá por Tlocotepec, al mando del

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