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ñoles. ¿Y cuál es el honor que nos queda dejárdonos ultrajar tan escandalosamente? Me avergüenzo al contemplar sobre este punto, y decla-maré eternamente contra mis mayores y contemporáneos, que sufren tan ominoso yugo.

He aquí demostrado brevemente cuanto. puede justificar nuestra causa, y lo que Henará de oprobio á nuestros opresores. Concluyamos, con que V. equivocadamente ha sido nuestro enemigo, y que no ha perdonado medios para asegurar nuestra esclavitud, pero si entra en conferenciaconsigo mismo, conocerá que siendo Americano ha obrado mal, que su deber le exige lo contrario, que su honor le encamina á empresas mas dignas de su reputacion militar, que la patria espera de V. mejor acogida, que su estado le ha puesto en < las manos fuerzas capaces de salvarla, y que sinada de esto sucediere, Dios y los hombres castigarán su indolencia. Estos à quienes V. reputa por enemigos, están distantes de serlo, que se sacrifican gustosos por solicitar el bien de V. mismo; y si alguna vez manchan sus espadas en la sangre de sus hermanos, lloran su desgraciada suerte, porque se han constituido sus libertadores, y no sus asesinos: mas la ignorancia de estos, la culpa de nuestros antepasados, y la mas refinada perfidia de los hombres, nos han hecho padecer

males que no debiamos, si en nuestra educacion varonil nos hubiesen inspirado el caracter nacional. V. y todo hombre sensato, léjos de irritarse con mi rústico discurso, se gloriarán de mi resistencia; y sin faltar á la racionalidad, á la sensibilidad y á la justicia, no podrán redarguir á la solidez de mis argumentos, supuesto que no tienen otros principios que la salvacion de la patria, por quien V. se manifiesta interesado. Si esto inflama á V. ¿qué, pues, hace retardar el pronunciarse por la mas justa de las causas? Sepa V. distinguir, y no se confunda: defienda sus verdaderos derechos, y esto le labrará la corona mas grande entienda V. que yo no soy el que quiero» dictar leyes, ni pretendo ser tirano de mis semejantes decidase V. por los verdaderos intereses de la nacion, y entonces tendrá la satifaccion de verme militar á sus órdenes, y conocerá á un hombre desprendido de la ambicion é interes, que solo aspira á substraerse de la opresion, y no á clevarse sobre las ruinas de sus compatriotas.

Esta es mi decision, y para ello cuento con una regular fuerza disciplinada y valiente, que á su vista huyen despavoridos cuantos tratan de sojuzgarla con la opinion general de los pueblos, que están decididos à sacudir el yugo, ó morir y con el testimonio de mi propia concien

cia, que nada teme cuando por delante se le presenta la justicia en su favor.

Compare V. que nada me seria mas degradante como el confesarme delincuente, y admitir el perdon que ofrece el gobierno, contra quien he de ser contrario hasta el último aliento de mi vida mas no me desdeñaré de ser un subalterno. de V. en los términos que digo; asegurándole, que no soy ménos generoso, y con el mayor placer entregaria en sus manos el baston con que la nacion me ha condecorado.

Convencido, pues, de tan terribles verdades, ocúpese V. en beneficio del pais donde ha nacido, y no espere el resultado de los diputados que marcháron á la Península, porque ni ellos han de alcanzar la gracia que pretendën, ni nosotros tenemos necesidad de pedir por favor lo que se nos debe de justicia; por cuyo medio verémos prosperar este fértil suelo, y nos eximirémos de los gravámenes que nos causa el enlace con España.

Si en esta, como V. me dice, reinan las ideas mas liberales que conceden á los hombres todos sus derechos, nada le cuesta en ese caso dejarnos á nosotros el uso libre de todos los que nos pertenecen, así como nos los usurpáron el dilatado tiempo de tres siglos. Si generosamente nos de

jan emancipar, entónces dirémos que es un gobierno benigno y liberal; pero si como espero, sucede lo contrario, tenemos valor para conseguirlo con la espada en la mano.

Soy de sentir, que lo espuesto es bastante para que V. conozca mi resolucion, y la justicia en que me fundo, sin necesidad de mandar sugeto, ó discurrir sobre propuestas ningunas, porque nuestra única divisa es: libertad, independencia, ó muerte. Si este sistema fuese aceptado por V., confirmaremos nuestras relaciones; me esplayaré algo mas, combinarémos planes, y protegeré de cuantos modos sea posible sus empresas; pero si no se separa del constitucional de España, no volveré á recibir contestacion suya, ni verá mas letra mia. Le anticipo esta noticia, para que no insista, ni me note despues de impolitico, porque ni me ha de convencer nunca á que abrace el partido del rey, sea el que fuere, ni me amedrentan los millares de soldados con quienes estoy acostumbrado á batirme. Obre V. como le parezca, que la suerte decidirá, y me será mas glorioso morir en la campaña, que rendir la cerviz al tirano.

Nada es mas compatible con su deber que el salvar la patria, ni tiene otra obligacion mas forzosa. No es V. de inferior condicion que Qui

roga, ni me persuado que dejará de imitarle, osando emprender como el mismo aconseja. Concluyo con asegurarle, que la nacion está para hacer una esplosion general, que pronto se esperimentarán sus efectos; y que me será sensible perezcan en ellos los hombres que como V., deben ser sus mejores brazos.

He satisfecho el contenido de la carta de V., porque asi lo exige mi crianza; y le repito, que todo lo que no sea concerniente á la total independencia, lo demas lo disputarémos en el campo de batalla.

Si alguna feliz mudanza me diere el gusto que deseo, nadie me competirá la preferencia en ser su mas fiel amigo y servidor, como lo protesta su atento Q. S. M. B.-Vicente Guerrero.-Rincon de Santo-Domingo á 20 de Enero de 1821.

Tepecuacuilco 4 de Febrero de 1821.

Estimado amigo: No dudo darle á V. este título, porque la firmeza y el valor son las cualidades primeras que constituyen el carácter del hombre de bien, y me lisongeo de darle á V. en breve un abrazo, que confirme mi espresion

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