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Opinion de los liberales sobre el Plan de Iguala.

Algunos otros aseguraban simplemente que el plan era una estratagema para engañar á los Españoles Los hombres sensatos y de cálculo político raciocinaban de esta manera. La conducta que siempre ha manifestado Iturbide hace increi ble que sea capaz de una obra buena. Aun cuando ha practicado alguna artion aparentemente virtuosa, lo ha hecho con obgtos relativos á su propio interes. Asi lo vimos cuando tomó egercicios espirituales en la Profesa, sin otra mira que la de acallar á su muger, justamente irritada con la calumnia que le levantó, y por el trato ilícito que mantenia con la Señora yá ántes citada. Jamas ha egercido en sus mandos la generosidad, la conmiseracion, ni otra alguna virtud laudable, sino por miras particulares, ya de seducir á alguno para que entregara ó denunciara á los insurgentes, ya para que le descubrieran sus proyectos, y ya para que le sirvieran de emisarios en sus correrias. En una palabra, es un nombre connaturalizado con el crimen, con la hiporesía, con la bageza, con la maldad y con la intriga. Tanto la virtud como el vicio se adquieren por grados, y no de re

pente. Jamas hubo hombre alguno que fuese sumamente vicioso desde el dia mismo que quiso ser malo, ni perfectamente virtuoso el dia que quiso ser bueno: uno y otro se consigue por habitos : es de consiguiente imposible el tránsito momentaneo del vicio á la virtud, y mucho mas cuando este tránsito ha de ser de estremo á estremo. El desempeñar con toda la dignidad de un héroe la empresa que ha tomado Iturbide entre manos, es obra de la virtud mas acendrada. Y tendra lugar esta en su corrompido corazon? ' Será posible que Iturbide haya adquirido instantaneamente este fondo de perfeccion, sufocando sus perversas inclinaciones, arraigadas con el egercicio de sus hábitos ? ¿ Podrá repentinamente haberse convertido de cruel en piadoso, de tirano en filantropico, de sanguinario en humano, de ambicioso en liberal, de codicioso en desinteresado, de entusiasta defensor de la tiranía española, en enemigo de su dominacion; y finalmente, de enemigo acerrimo de la libertad de su patria en su mas decidido protector. ¿Quién pudo hacer tan imposible metamorfosis? Es preciso confesar que si ella se ha verificado, solo puede ser un prodigio. Sin embargo, no será temeridad dudar de un milagro cuyo crédito depende aun del tiempo y de la esperiencia. Por tanto el hombre racional debe sacar en

conclusion este resultado. Si Iturbide efectivamente está convertido de corazon * por un arcano de la Providencia, yá no hay mas que desear ; pues sujetándose enteramente á la voluntad de la nacion espresada por su Congreso, libre y legitimamente constituido, está ya conseguida la libertad del Estado Megicano. Mas si Iturbide no lleva, como es de creerse, otro fin que sus miras particulares, para obtenerlas ha de ir por necesidad valiéndose poco á poco de sus maldades, tanto mas abominables, cuanto es ahora mayor su trascen dencia pública, que la que tenian cuando era un comandante de poca representacion. Entonces podia ocultarse á los ojos de muchos : ahora á los de ninguno, pues Iturbide es el punto de vista de toda la América y de todas las naciones. Entónces habia un gobierno Español interesado en solapar sus crímenes: ahora falta este, y en su lugar hay infinitos ojos interesados en descubrirlos y publi

• Los partidarios de Iturbide esparcian, y acaso el mismo fingió que se habia convertido leyendo la obra del Dr. Mier, escrita en Londres, sobre la revolucion de Nueva. España, que le habia prestado su amigo y paisano el licenciado Navarrete, la cual hace una pintura horrorosa de él, que, segun decian, le hizo esclamar: el Padre Mier me ha pintado aquí como un monstruo sanguinario: lo he sido en efecto, pero yo haré por enmendarme.

carlos para la felicidad comun. Convengamos, pues, en que debemos unirnos á Iturbide para hacer nuestra independencia: si obra bien, nada hay mas que pedir; y si mal, él mismo se labrará su ruina, de qué nacerá nuestra felicidad, aunque se retarde un poco en el segundo caso.

Confusion de Ideas en la capital despues del Grito de Iguala.

Tales eran les discursos que se oian en Mégico á toda hora y en todas partes. Jamas sc habia visto aquella capital en tanta confusion de ideas y de sentimientos como entónces. El odio á Iturbide estaba tan reconcentrado, que muchos decian que prferian la mas tiránica esclavitud á la libertad venida por sus manos: muchos repetian lo mismo que le ocurrió al Conde de Toreno cuando dijo en las Córtes Españolas, que si fuera Americano liberal no quisiera la independencia como la proponia Iturbide en el plan de Iguala : esa era en efecto la opinion de todo patriota Megicano. Aun los mismos que se lisongeaban con alagüeñas esperanzas esclamaban: ; qué lástima que esta empresa sea dirigida por un hombre tar

indigno de la confianza pública como Iturbide ! ¡ Ah, si como él dió el grito lo hubiera dado Negrete, Bustamante, Quintanar ó cualquiera otro, ya que no fueran los héroes Victoria, Bravo ó Guerrero! Es de advertir, que aquellos eran comandantes realistas, enemigos de los patriotas, de donde se deducirá el mal concepto que se tenia de Iturbide. Este y sus adictos no se dormian en ponderar sus fuerzas y sus adelantos. Se decia, y el mismo Iturbide escribió, que contaba con 20,000 hombres, combinados desde Guadalajara á Iguala: las noticias de los pueblos que se lo unian, se recibian á cada momento. Los Megicanos sabian estos progresos: sabian tambien que Guerrero se le habia unido, y á egemplo de este general otros muchos de los antiguos patriotas que ó andaban dispersos y errantes, ó habian dejado las armas de la mano, ó se habian indultado ya para retirarse á sus hogares, ya para continuar militando en el partido del rey. Esto hacia creer que en efecto Iturbide habia proclamado la libertad de buena fé; pero por otra parte su mala fama, su fatal conducta anterior: el contenido del plan de Iguala: los doce sugetos nombrados por él para la junta de que ya he hablado, que los mas eran anti-independientes, serviles y sanguinarios en sus opiniones y dictámenes: las

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