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mano carísimo, ruego á Dios os tenga en su santa y digna guarda.

Señor hermano carisimo, de V. A. I. y R. vuestro afectísimo hermano y amigo.

Aranjuez, 1o de Abril de 1808.

CARLOS.

Carta de la Reyna al gran duque de Berg, unida á la precedente.

Mi señor hermano:

Junto mis sentimientos con los del rey mi marido, rogando á V. A. I. y R. que tenga á bien hacer lo que le suplicamos al momento, y esperando que su bondad, amistad y humanidad hará y tomará la buena causa de su intimo é infeliz amigo el pobre principe de la Paz, y la nuestra que está unida á la suya, para hacer que cese y se suspenda todo hasta que la generosidad y grandeza de alma, sin igual del emperador nos salve á todos tres, y haga que acabemos nuestros dias juntos tranquilamente y en reposo. No espero menos del emperador y de V. A. I. y R., quien nos concederá esta única gracía que deseamos.

Y con esto ruego á Dios que tenga á V. A. I. y R. en su santa y digna gracia.

Mi señor hermano, de V. A. I. y R. su muy afecta amiga y hermana,

LUISA.

Carta del Rey Carlos y de la Reyna Luisa al gran duque de Berg, bajo el mismo pliego.

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Debiendo ir por sus neg ocios á Madrid D. Joaquín Manuel

de Villena, mi gentil hombre de cámara y el mas fiel servidor mio, le he encargado que pase á ver á V. A. I. y R., y asegurarle de mi reconocimiento por el interés que toma en todo lo que me pertenece, como tambien en la causa de ese inocente principe de la Paz. Podeis fiaros de este sujeto, que yo estoy bien seguro de él. No me extiendo mas por mis dolores, y mi muger pone mas al claro aqui bajo el asunto de que se trata. En el caso que este caballero no pueda ir á vuestra casa por no dar sospecha, mi hija os enviará esta carta.

Perdonad tantas incomodidades; y con esto ruego á Dios tenga á V. A. I. y R. bajo su santa y digna guarda.

Señor y hermano mio carísimo, de V. A. I. y R. su afectísimo hermano y amigo.

Aranjuez, 3 de Abril de 1808.

CARLOS.

Nota de la Reyna de España.

Señor y hermano mio:

El viage tan repentino de mi hijo Carlos, que es mañana, nos hace temblar; las personas que le acompañan son malignas; el secreto inviolable, que le hacen observar con nosotros, nos pone en la mayor inquietud, temiendo que le harán llevar papeles llenos de falsedades contrahechas é inventadas. El príncipe de la Paz no hacia ni escribia nada sin que el rey mi marido y yo lo supiesemos y viésemos; y podemos asegurar que no tiene ningun crímen, ni nada contra nadie; tampoco contra mi hije, todo lo contrario, y tampoco contra el gran duque, el emperador y los franceses. La carta que escribió de propio puño para el gran duque y para el emperador, que hablaba de matrimonio y de pedir un asilo al emperador, creo que ese malvado Izquierdo ó no la ha entregado ó la ha devuelto. El principe de la Paz estaba desengañado de su maldad, ó á lo menos dudaba de su sinceridad. Los enemigos del pobre principe de la Paz, amigo muy afecto de V. A. I. y R, harán ver con los colores mas patentes y verídicos lo que no es cierto; tienen mucha destreza para esto, y todos los que estan empleados son nuestros enemigos comunes. V. A. I. y R, no podría enviar alguna persona que llegase antes que mi his

jo Carlos, y previniese al emperador de todo, enterándole de la verdad y de la impostura de nuestros enemigos? Mi hijo tiene veinte años, sin conocimiento de mundo ni experiencia: los que van con él y los demas le habrian instruido bien de todo. ¡Si V. A. I. y R. tuviese á bien tomar todas las medidas y adelantarse á nuestros enemigos! Hay mucho que temer. Mi hijo hace todo lo posible para que no veamos al emperador, y nosotros queremos verle, como tambien á V. A. I. y R. en quien hemos depositado toda nuestra confianza y seguridad para los tres, y en el emperador.

Con lo que ruego á Dios que tenga á V. A. I. y R. en su santa y digna guarda.

Señor hermano mio, de V. A. I. y R. su afectísima hermana y amiga.

LUISA.

Primera carta del 8 de Abril de la Reyna Luisa al Gran Duque de Berg.

Señor y hermano mio:

El Rey ro puede escribir por esta" bastante incomodado de su mano. Luego que ha leido la carta de V. A. I. y R. y ha sabido por ella que V. A. I. y R. le dejaba la eleccion de marchar mañana ú otro dia, como todo estaba pronto y una parte de sus criados ha salido ya, para no dar que pensar á tantos interpretes malignos é impostores, se ha decidido á salir de aquí mañana á la una, como lo habia dicho ya, y para estar mas en disposicion de ir al encuentro del emperador, pues aquí no lo estamos. Tenemos la mayor satisfaccion en saber la llegada á Bayona del emperador, á quien aguardamos aquí con impaciencia, y esperamos que V. A. I. y R. nos dirá cuando y á donde debemos ir. Estamos impacientes el rey y yo por ver á V. A. I. y R. Deseamos mucho este momento, y muy contentos de que nos haya hecho decir que vendrá dentro de dos dias á vernos, repetimos nuestras mismas súplicas, y confiamos enteramente en su amistad,

Con esto ruego á Dios que tenga á V. A. I. y R. en su santa y digna guarda.

Señor y hermano mio, de V. A. I. y R. su afectísima hermana y amiga.

Aranjuez, 8 de Abril de 1808.

LUISA.

Segunda carta del mismo dia, de la misma al mismo.

Señor y hermano mio:

No quisieramos ocupar los instantes de V. A. I. R. pero no teniendo otro apoyo, es necesario lo sepa todo. Hemos pensado enviar á V. A. la carta que el rey ha recibido de su hijo Fernando en respuesta á la que le escribió ayer mañana, diciéndole que marchábamos el lúnes. Estas proposiciones me parecen un poco fuera del caso; y siguiendo siempre la misma idea, le ha escrito el rey hace un momento que nos ibamos con menos familia, y con nadie mas en nuestro servicio, que las plazas necesarias, quedándose los demas aquí: que la semana santa la pasariamos en el Escorial, y que no podia decir los dias que se detendria allí: que en cuanto á los guardias de corps, que aunque no fuesen, nada importaba. Nosotros no los quisieramos, y sí ver á nuestro pobre principe de la Paz fuera de ellos. Ayer tarde me advirtieron (aunque lo dudo) que estuviésemos con cuidado, porque querian mover aqui camorra, que la noche pasada todo estaria aquí tranquilo, pero que la que viene no estaba segura. No lo creemos, pero es necesario estar prevenidos, y lo hemos advertido al general Watier. Los guardias son los que todo lo hacen y obligan á mi hijo á hacer lo que quieren, del mismo modo que esos malvados entes que son muy sanguinarios, sobre todo el cura Escoiquiz. Por Dios que V. A. nos liberte á todos tres é igualmente á mi pobre hija Luisa, que padece por la misma razon que nuestro pobre comun amigo el principe de la Paz y nosotros, porque somos amigos de V. A. I. R., de los franceses y del emperador. Mi hijo Fernando, cuando estuvo aquí, habló con bastante desprecio de las tropas francesas que estaban en Madrid, lo que dá á conocer que no las quiere. Se nos ha asegurado que los carabineros son como todos los demas; y que los que

estan aquí cerca de nosotros, como el capitan de guardias de corps (1) que está aquí, no hacen sino descubrir todo lo que pueden para avisarlo á mi hijo.

Si el emperador nos enviase á decir el paraje en que gustaria vernos, nos daria mucho contento, y pedimos á V. A. que haga que el emperador nos envie lo mas pronto posible fuera de España al rey mi marido, á nuestro amigo el principe de la Paz, á mí y tambien á mi pobre hija; pero sobre todo á los tres, lo mas pronto posible, sin lo cual no estamos en seguridad. Salve V. A, I. á su amigo y muy pronto: nosotros estamos, sobre todo él, en el mayor peligro. Deseamos su seguridad antes que la nuestra, lo que no dudamos de V. A. y del emperador; y con esto &. &.

Aranjuez, 8 de Abril de 1808.

LUISA.

Carta de la Reyna Luisa al Gran Duque de Berg,

Mi señor hermano:

El reconocimiento en nosotros será eterno hácia V. M. I. y R. dándole un millon de gracias por la seguridad que nos dá de que su amigo y el nuestro el pobre principe de la Paz estará libre dentro de tres dias. El gozo que V. A. I. y R. nos causa con una tan deseada noticia (que el rey y yo tendremos oculto para conservar un secreto inviolable y tan necesario) nos reanima; y así como nunca hemos dudado de la amistad de V. A. I. y R., no debe dudar V. A. un momento de la nuestra: siempre se la hemos tenido, lo mismo que este pobre amigo de V. A. I. y R. Su crímen es haber sido tan afecto al emperador y á los franceses, porque mi hijo no lo es, aunque quiere parecerlo, y su ambicion desmedida le arrastra á seguir los consejos de todos sus infames consejeros, que ha colocado al presente en los puestos mas elevados. Tenga V. A. I. y R. la bondad de decirnos cuando deberemos ir á ver al emperador y en que paraje, pues lo deseamos mucho, y que V. A. I. y R. no olvide á mi pobre hija Luisa.

[1] Era el Marqués de Valparaiso,

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