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Huyendo de la comun mania de dar un aire misterioso á los asuntos de defícil expedicion, y de encarecer el mérito que se, adquiere con su acierto, no sé como deberé yo tratar el mas grave y mejor desempeñado de cuantos han ocurrido en el borrascoso tiempo de mi mando en este reino. Hablo de la proclamacion de nuestro legítimo monarca el Sr. D. Fernando VII por la abdicacion que en él hizo el Sr. D. Cárlos IV, su padre, de la corona y del trono.

Obstruidos los conductos de la correspondencia de Europa con el impedimento de la guerra con la Nacion Británica y los funestos combates de nuestras escuadras, se pasaban muchos meses sin adquirir en estos remotos dominios, noticia alguna directa relativa al estado y situacion política de nuestra Península, y mucho menos en materias de oficio. Por la misma razon eran confusas, inexactas y equívocas, las que se tenian de la memorable causa del Escorial, la de los antecedentes y consiguientes á la abdicacion del Sr. D. Cárlos IV, y se ignoraba finalmente el desenvolvimiento de aquella farsa, cuyo término vino á ser el de la exaltacion del desgraciado príncipe de Asturias á la corona de sus padres, y el principio de la gloriosa época de la libertad de los españoles.

En este estado, pues, de oscuridad llegaron á esta capital las órdenes y cédulas expedidas en la forma de estilo, para la proclamacion del jóven Soberano, y cuando en virtud de mis órdenes todo se disponia ya á ejecutarlo, con la solemnidad que siempre se ha acostumbrado, sorprendieron el acto nuevos oficios, nuevas órdenes y cédulas, recomendando eficazmente el reconocimiento del intruso regente Joaquín Murat, nombrado desde Boyona para lugar teniente General del reino por el

Rey padre, quien se decia haber reasumido el mando, que la fuerza Ꭹ la violencia habian arrancado de sus manos. Dió la última mano á este tejido de imposturas y falsedades la renuncia del sucesor en favor de su mismo padre, con otras tenebrosas operaciones propias del usurpador, cuya notoriedad escusaria la molestia de traerlas á consideracion, sino fuesen necesarias para hacer ver los embarazos en que puso esta maniobra á los gobernadores para tomar la mejor y la mas justa de las determinaciones. Porque aunque al traves de tan espesas nieblas, siempre se dejaba traslucir la desrazonable proscripcion del príncipe heredero; ella venia encubierta con el aparato de su propia renuncia, fundada en el bien de sus vasallos, auxiliada con las órdenes y cartas de nuestros mas acreditados Ministros del Superior Consejo de Indias y con reales cédulas.

No obstante lo cual, y que el dia 1o de Diciembre, señalado inmediatamente despues que se recibieron las primeras cédulas para la augusta ceremonia de la proclamacion de Fernando, era escaso tiempo para proporcionar las solemnidades, con que este fidelísimo Cabildo y pueblo se disponia á ejecutarla, segun es costumbre; convoqué inmediatamente para acuerdo extraordinario y seguidamente á una junta general en que hice presente las nuevas circunstancias gravísimas de que instruian los documentos recibidos por expreso de Buenos Aires en el dia anterior. Con vista de ellas se acordo unánimemente adelantar el acto, tanto en esta capital, como en todo el vireynato, y con efecto se señaló el 13 de Octubre para esta ciudad, sin embargo de que la estrechez del término no daba lugar á la precisa decencia, y al decoro con que en otras circunstancias debia ejecutarse. A este fin se libraron las mas estrechas y ejecutivas órdenes á los tribunales y cuerpos que debian concurrir á solemnizarlo, y se publicó en el mismo dia por bando, cuyos ejemplares se circularon para su cumplimiento á todas las autoridades y jefes del distrito.

Omítense los demas pasos consiguientes á esta resolucion, porque no conteniendo nada de particular, se haria sumamente molesta y enojosa su lectura. Pero lo que no puede, ni debe mi moderacion pasar en silencio, es el eficaz esfuerzo con que por un secreto impulso de mi corazon, arrostrando las dificultades de una ciega incertidumbre, alumbré á la junta el camino seguro que debia conducirnos al mas alto honor de proclamar y jurar al mejor Soberano del mundo, digno de serlo en España, el suspirado Fernando. Apartándome de aquellas lentas fórmulas á que son inclinados por educacion y por principio, los Ministros que forman los tribunales, les dí el hilo para salir del laberinto de contradictorias disposiciones en que nos hallamos sumergidos.

Esta intempestiva ocurrencia nos privó á todos de hacer una ostentosa demostracion de nuestra fidelidad, anticipándose casi dos meses al término que estaba prescripto para la jura; pero aunque careció de aquellos accidentes, ella se verificó en el corazon de estos habitantes el dia señalado de un modo mil veces mas augusto y mas sagrado, mas sincero y mas cordial que han visto los siglos, y de una manera que jamás podrán conseguir los déspotas, por grande que sea el poder de sus numerosos ejércitos, y por mas que se apure la elocuencia en ponderar los aplausos finjidos de la turba de los aduladores que los rodean. El paso se hacia dificil por las espaciosas calles de la carrera, segun era el concurso, y pude ohservar por mí mismo en los semblantes de los concurrentes, las lágrimas de ternura y de placer que acompañaron este acto religioso. Penetrado yo de los propios sentimientos, enajenado con la mas dulce satisfaccion, al ver los que animaban este generoso pueblo, no tengo dificultad en confesar que mezclé mis lágrimas con las suyas, reputando este dia memorable por el mas grande y venturoso de los de mi vida.

Varios oficios y cartas particulares que se recibieron despues de distintos gobiernos de América y de la propia Península, disiparon la oscuridad del horizonte para anunciarnos la heróica resolucion de que cada provinciá de por sí, y de un modo incomprensible, al mismo tiempo todas habiau formado para defender su independencia y vengar los ultrajes hechos por el ambicioso Bonaparte al Rey y á la Nacion Española. Todo lo cual ha comprobado el acierto y feliz desempeñc del mas delicado negocio, que con dificultad pueda presentarse en muchos años de mando en un gobierno. Mi constante adhesion y suma deferencia al Gobierno Supremo, representante de la soberanía, en todas las vicisitudes y alteraciones que ha sufrido, ha mantenido este reino en la mas asombrosa tranquilidad que el mundo admira, en medio de los embates que ha padecido y padece en los demás puntos de la América. Con esto solo habia Îlenado el objeto de mis altas obligaciones; pero mi ardiente fidelidad, interés y amor por la causa santa del Rey y de la Patria, me han impelido y determinado á llevar mis providencias mas adelante á donde la necesidad las ha exijido mas imperiosamente en tiempo de serenidad, y con doble razon en estos de trastorno y de calamidad, para refrenar la ambicion y el orgullo de algunos insensatos, que persuadidos de la impunidad de sus crímenes, en la desgracia de la España, han agusado el puñal para emplearlo en las entrañas de su misma madre, como se verá en el curso de esta exposicion.

PUBLICACION Y JURA DE LA CONSTITUCION.

Uno de los sucesos de mayor importancia y gravedad que pueden acontecer á una República, es el arreglo ó reforma de sus leyes. Todas las clases del Estado á su impulso, perciben sensiblemente sus efectos, y se conmueven por el órden y armonia que guardan entre sí las partes con el todo á quienes corresponde. Y cuando por esta razon ha sido mirado en todo evento, y en todos lugares este punto con la mas detenida circunspeccion y cuidado, para prevenir las resultas de una alteracion popular, puede inferirse los que debió originarme la publicacion y jura de nuestra sábia y liberal constitucion.

Por ella no solo se reponen á los antiguos españoles en sus primitivos derechos, sino que se les amplian con la mayor extension, siendo llamados al propio tiempo al ejercicio de unos y otros los desendientes de aquellos nacidos en estos dominios, Ꭹ los originarios de la España Americana, considerada ya como una parte integrante de la monarquía. Segun la misma la soberanía reside en la nacion, representada en Cortes por sus Diputados, y el nombramiento de estos corresponde á los ciudadanos, asi como la eleccion de sugetos para el gobierno económico interior, que es propio de los Cabildos.

Una teoria tan fácil y sencilla no es, sin embargo, alimento propio para el comun de los pueblos, que todo lo terjiversa y acomoda á su pequeña inteligencia, de que han nacido los absurdos mas graves, y que no solo el vulgo ignorante, sino personas en quienes se supone alguna ilustracion, hayan abrazado y sostenido aquí y en otras partes como un axioma, la paradoja de la soberania del pueblo.

Por estos principios generales, y el conocimiento particular del Estado de los gobiernos confinantes, no podia dejar de reputar grande y peligrosa la obra de establecer la Constitucion, mas con todo no debi decretar su cumplimiento el mismo dia de su recibo establecido, pues la junta preparatoria que dispone su peculiar reglamento para calcular la poblacion, base sobre la cual debian determinarse las personas y el número de los que debian de componer las asambleas primarias, y las de-. mas hasta la de los electores de partido, se ejecutó todo con la mayor celeridad aun en medio de las dificultades que oponia á la exactitud la falta de un censo general, y á la policia la diversidad de las castas.

Las solemnidades que precedieron á la publicacion y jura del nuevo Código, correspondieron perfectamente en todo á la grandeza de su objeto, y tanto por parte del Gobierno, como del Excmo. Cabildo y vecindario, se hicieron poderosos esfuerzos para hacerla decorosa y magnífica. En los dias sucesivos la juró el Virey en el Acuerdo, y las corporaciones en sus respectivos tribunales y oficinas, y por último los ciudadanos todos en sus parroquias respectivas con júbilo universal é inexplicable.

Para todos y cada uno de estos actos se publicaron los correspondientes bandos, y se pasaron los oficios, órdenes é instrucciones convenientes, con presencia de las que se recibieron de la Corte para el mismo efecto, las cuales se circularon á los Gobiernos de toda la comprehension de este mando para uniforme cumplimiento.

A las demostraciones de júbilo se siguieron despues las convocatorias para los actos positivos, con que se restituyen á los ciudadanos sus facultades y derechos, en dias y horas señaladas para elegir el nuevo Cabildo ó Ayuntamiento Constitucional y los Diputados que debian servir en la provincia y representarlos en las Cortes.

Las enemistades y los odios corrieron á rienda suelta, á la par con la rivalidad entre europeos y patricios. La intriga de los partidos se dejó conocer mas claramente en unas que otras parroquias; pero en todas ellas se logró al fin, concluir la diligencia sin los peligros que ordinariamente traen en sí semejantes actos populares.

No omití es verdad, providencia alguna de aquellas que por una prudente cautela estaba obligado á tomar con anticipacion, y tambien lo es que no tuve noticia de que se hubiesen cometido excesos, por los cuales debiesen ser corregidos sus autores, pues en tal caso, la prudencia se habria calificado de debilidad, é inducídoles á cometer violencias ó crímenes.

Finalmente me presenté en las últimas asambleas, y la fir

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