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á esta tierra ciento é ochenta hombres que trajo en su compañìa, pasa la cantidad de 60,000 pesos de oro.

Así mismo despacharé con el ayuda de Dios, é siendo él servido, el verano que viene, porque al presente no puedo por la falta de naos que en esta tierra hay, á descubrir é aclarar la navegacion del estrecho de Magallanes. Yo me hallé este verano pasado ciento é cincuenta leguas dél, caminando entre una cordillera que viene desde el Perú, é va prolongando todo este reino, yendo á la continua á quince y veinte leguas é menos de la mar, y esta traviesa y la corta el estrecho; é caminando por entre la costa é la cordillera adelante de la ciudad de Valdivia, que está asentada en cuarenta grados, y en el mejor puerto de mar é rio que jamás se ha visto, di la vuelta del estrecho hasta cuarenta é dos grados, no pude pasar de allí á causa de salir de la cordillera grande un rio muy caudaloso de anchor de mas de una milla, é así me subi el rio arriba derecho á la sierra, y en ella hallé un lago de donde procedia el rio, que al parecer de todos los que allí iban conmigo, tenia hasta cuarenta leguas de bajo. De allí dí la vuelta á la ciudad de Valdivia, porque se venia el invierno, é por despachar á V. M. al capitan Alderete, vine á esta ciudad de Santiago. De aquí he proveido dos capitanes, el uno que pase la cordillera por las espaldas desta ciudad de Santiago, é traiga á servidumbre á los naturales que desotra parte están.

È por la parte de la ciudad de la Serena entra el capitan Francisco de Aguirre, muy verdadero é leal vasallo de V. M., el cual tengo allí puesto por teniente, para que así mismo con su dilgencia é prudencia traiga los demás naturales, porque aquella tierra está vista por el capitan Francisco de Villagra, é por allí me trajo el socorro cuando le envié al Perú, como á V. M. tengo escrito, y escribo en esta. Es tierra en parte poblada y en parte inhabitada; trabajaré lo posible por traer aquellos naturales á la obediencia de V. M., como he hecho los demás, aunque un Juan Nuñez de Prado despobló la ciudad del

Barco, que el dicho Villagra habia favorecido en nombre de V. M., é dejado debajo de mi proteccion, atento à que de aquí podria ser proveida é no de otra parte, é segun han escrito se fué al Perú, ahorcando á un alcalde que defendia su perpetuacion, porque conocia lo que importaba para una tal jornada estar alli poblado; porque mi intento no es otro, todo el tiempo que Dios me diere de vida, sino gastarla en servicio de V. M., como hasta aquí lo he hecho.

Por la noticia que de los naturales he habido, é por lo que oigo decir y relatar á astrólogos y cosmógrafos, me persuado. estoy en paraje donde el servicio de nuestro Dios puede ser muy acrecentado; é visto lo uno é lo otro, hallo por mi cuenta, que donde mas V. M. el dia de hoy puede ser servido, es en que se navegue el estrecho de Magallanes; por tres causas, dejadas las demás que se podian dar, la primera porque toda esta tierra é mar del sur la tenia V. M. en España, é ninguno se atreverá á hacer cosa que no deba; la segunda, que toma muy á la mano toda la contratacion de la especería; é la tercera, porque se podrá descubrir é poblar esotra parte del estrecho, que segun estoy informado, es tierra muy bien poblada; y porque en lo demás no es razon yo dar parecer, mas de advertir á V. M. de lo que acá se me alcanza, y entiendo como hombre que tiene la cosa entre las manos, no la doy; é por servir tambien en esto á V. M., como ha hecho en lo demás el capitan Gerónimo de Alderete, va con determinacion de hacer este servicio, é meter la primera bandera de V. M. por el estrecho, de lo cual estos vecinos recibirán muy gran contentamiento, é V. M. muy señalado servicio; para todo lo cual, y para lo tocante á mis cosas, suplico muy humildemente á V. M., otra y muchas veces, sea servido mandar que se le dé todo favor y ayuda, para que un tan calificado servicio como este se haga á V. M., haciéndole las mercedes conforme á los por él hechos en lo pasado, é por los que nuevamente quiere emprender, é porque, como dicho es, él sabrá dar razon de todo lo que se le pidiere, é lleva la rela

cion de toda la tierra, aunque la descripcion no puede ir agora, atento que traigo, así por la tierra adentro como por la costa, cosmógrafos que la pongan en perfeccion, para la enviar á V. M., é no está acabada; enviarla he con los primeros navíos que partan.

Así mismo lleva el capitan Alderete el oro que de los reales quintos se ha habido despues acá, que se envió lo que habia en la real caja de V. M. con un capitan dicho Estevan de Soxa, dirijido al presidente Gasca, que no le halló en los Reyes, porque era partido á España, é lo dejó allí á los oficiales de V. M.; é como al presente no se saca oro sino desta ciudad de Santiago é la Serena, atento que no consiento se saque tan presto en las demás que tengo pobladas, á causa de asentar y cimentar bien los naturales, é que los vecinos se perpetuen en hacer sus casas é darse á sembrar y criar, por ennoblecer la tierra para su perpetuacion, es poco lo que lleva; como se comience à sacar en todas las que hasta el presente tengo pobladas, se dará gran fruto y ayuda á V. M. para sus necesidades y gastos, pues los que hace son tan santos, buenos y provechosos para el servicio de nuestro Dios, é sustencion de la cristiandad y de la iglesia romana é pastor universal, que reside é tiene la silla de san Pedro como vicario de Cristo.

En lo que yo he tenido especial cuidado, trabajado y hecho último de potencia despues que á esta tierra vine, es en el tratamiento de los naturales para su conservacion é doctrina, certificando á V. M. ha llevado en este caso la ventaja esta tierra, á todas las que han sido descubiertas, conquistadas é poladas hasta el dia de hoy en Indias, como lo podrá V. M. mandar entender no solamente del mensagero, pero de las demás personas que destas partes han ido hasta hoy, é fueren de aquí adelante en nuestras Españas.

A la conversion de los naturales á nuestra santa fé é creencia, ha mucho ayudado con su doctrina é predicacion el bachiller en teología Rodrigo Gonzalez, clérigo presbitero, hermano de

D. Diego de Carmona, dean de la santa iglesia de Sevilla, como últimamente escribí á V. M. con Alonso de Aguilera. En mi carta suplicaba de parte de todos los vasallos de V. M. é mia, que le conocemos é tenemos esperimentado su buena y honesta vida, fuese servido V. M. de nos lo nombrar por nuestro prelado en esta gobernacion; lo mismo suplicamos agora, pues las causas é razones que hay para la ascencion de su persona á esta dignidad, siendo V. M. servido de nos hacer esta merced á todos, están acá muy notorias.

Las provisiones que V. M. ha mandado se enderecen á mí sobre los casados que están en estas provincias, para que vayan ó envien por sus mugeres; é la que habla sobre la órden que se ha de tener en los pleitos de indios, é todas las demás que á mi poder vinieren, serán por mí obedecidas y cumplidas conforme á como en ellas se relatare, é mas me pareciere convenir al servicio de V. M., paz é quietud de sus vasallos, é desta tierra é naturales, é de su perpetuacion, que todo esto es mi principal interés, y el deseo que tengo de cuentar en todo á bien servir es el que he significado y significo siempre por mis cartas á V. M., cuya sacratisima persona por muchos años guarde Nuestro Señor con acrecentamiento de mayores reinos y monarquía de la cristiandad. Desta ciudad de Santiago, á 26 de octubre de 1552 años. Sacratísimo César.-El mas humilde súbdito é vasallo de V. M. que sus sacratísimos piés é manos besa. PEDRO DE VALDIVIA.

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XIII.

Carta del Cabildo á la real Audiencia de Lima, dándole noticia de la muerte de Valdivia (1).

En cabildo celebrado el 26 de febrero de 1554, con motivo de la muerte del gobernador Pedro de Valdivia, comisionó el Cabildo á Gaspar Orense, dándole su poder con dicha fecha, para pedir en Lima gobernador, á cuyo fin escribió el Cabildo carta á aquella real Audiencia, cuyo tenor es el siguiente:

Muy poderosos SS. : - Cumpliendo con la obligacion que como leales súbditos y vasallos de S. M. tenemos de dar cuenta á V. A. de todo lo que en esta tierra se ofreciere, lo ponemos aqui en efecto, dando cuenta de lo que hasta hoy en ella ha sucedido, para que V. A. provea lo que convenga; y es, que al fin del mes de diciembre del año pasado de 4553, el gobernador Pedro de Valdivia, á quien V. A. tenia encomendada la administracion y gobierno desta tierra, habiendo tenido nueva que los naturales de la provincia de Arauco y Tucapel habian muerto tres capitanes y se habian alzado, salió de la ciudad de la Concepcion con número de hasta treinta de á caballo para ir á castigar y allanar aquella tierra, y caminando su jornada se le juntaron mas cantidad de gente, por manera que todos casi eran cincuenta hombres y todos á caballo, con los cuales fué á donde estaban alzados los naturales, y llegó á donde ellos estaban y empezó á pelear con ellos, donde tuvieron una gran batalla; y aunque el gobernador y los que con él estaban todos pelearon valerosamente, no les bastó sus fuerzas é ánimos, ni la soberbia

(1) Sacado del primer libro becerro del Cabildo de Santiago.

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