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RESUMEN

DE LA

HISTORIA DE VENEZUELA.

CAPÍTULO PRIMERO.

Estado de la geografía y de la navegacion antes que le ocurriese à Colon el pensamiento de hacer rumbo al occidente para descubrir nuevas tierras.- Quién era Colon; su educacion, sus ideas acerca de otras regiones distintas de las conocidas.- Razones que le determinan á intentar el descubrimiento. Propone á varios monarcas su proyecto. Acéptalo España y parte Colon el 5 de agosto de 1492.-Descubre el Nuevo-Mundo en la noche del 11 al 12 de octubre.

En la mejor y mas grande parte de la tierra unida y firme que se llama impropiamente todavía Nuevo-Mundo, existen hoi varias naciones soberanas é independientes que constituyeron en lo antiguo la porcion mas considerable del vasto imperio ultramarino de España. Méjico y el Perú, Buenos-Aires y Chile, Guatemala, las comarcas situadas en el ecuador, el Nuevo reino de Granada y las tierras que baña el mar Caribe, eran de este número. Territorios inmensos, ricos, bellos, que hace cuatro siglos, ignorados de las gentes del orbe antiguo y habitados por una raza de hombres diferentes, yacian en un estado semibárbaro, sin relacion alguna con el resto del mundo.

Guiados por el inmortal Cristóbal Colon, descubriéronlos y visitáronlos por la primera vez los castellanos en el siglo XV, cuando eran en verdad mui cortas las ideas de los hombres en punto á geografía, escasa la ciencia astronómica y mui imperfecto el arte admi

HIST. ANT.

rable de la navegacion, en el que solo contados adelantos se habian hecho desde la caida de la potencia romana. Despues de este gran suceso que cambió la faz del mundo, sustituyendo el poder y la ignorancia de los bárbaros del norte, al dominio, á la ciencia y á la corrupcion del pueblo rei, apagóse por mucho tiempo en el mundo antiguo la luz del saber y gimió la humanidad bajo el triple yugo de la ignorancia, de la supersticion y el despotismo. Mal podian dedicarse entónces á empresas de comun provecho reyes poco seguros sobre sus tronos, en continua guerra con vasallos poderosos que les disputaban la autoridad, ni pueblos infelizes cuya suerte era vivir oprimidos por unos y por otros. Y entre todas, la que mas descuidada debió ser en aquel tiempo infausto, fué la ciencia esploradora de la tierra, la que nos enseña sus diversos accidentes, situacion, habitadores y costumbres; porque esta ciencia cuya perfeccion depende de la de otras muchas, progresa á la par del comercio marítimo, casi nulo entónces. Pereció la grandeza romana; diez siglos trascurrieron y mui poco se habia adelantado en geografía. Allá en el IX se descubrió la Groélandia; doscientos años despues contribuyeron las cruzadas al progreso de la civilizacion en Europa y se adquirieron por su medio noticias mas estensas y exactas del occidente y mediodía del Asia. Guiados de una noble curiosidad y sin mas recursos que los propios, hicieron viajes dilatados á lejanas y desconocidas regiones, algunos hombres valerosos, entre los cuales se distinguen el judío español Ben Jonah en el siglo XII, en los XIII y XIV el veneciano Marco Polo, el inglés Juan de Mandeville, el fraile franciscano Oserico de Pordeno, Pegoletti, Bouldeselle y otros muchos.

Á grandes distancias de la tierra se hicieron en el siglo XV varias espediciones atrevidas sobre el Océano Atlántico. Las contrataciones con los pueblos bárbaros del África y sus islas en que se adquirian á poca costa esclavos, frutos y metales preciosos, dieron particular esplendor á la ciudad de Sevilla, plaza principal de aquel comercio; y un ardor nunca visto de empresas marítimas puso en movimiento la poblacion costanera de la Andalucía. Debiéronse estos bienes al zelo con que los reyes de Castilla promovieron á principios del mismo siglo la conquista y poblacion europea de las islas Canarias, visitadas desde el anterior por varios navegantes nacionales y estranjeros.

Pero mayores beneficios produjo aun aquella medida, escitando

la emulacion de los portugueses, quienes siguiendo la misma carrera que sus vecinos, mui en breve oscurecieron el brillo de sus empresas, perfeccionaron en gran manera el arte de la navegacion, y dando ensanche y vuelo al comercio marítimo, llegaron á ser poderosos y temidos de todas las naciones. Limitáronse, empero, sus espediciones á las costas del continente antiguo, si bien fué suya la feliz idea de doblar el cabo meridional del África en busca de los mares indianos y de aquellas famosas islas de la especería, cuyo lucrativo comercio habia sido desde los tiempos mas remotos, la riqueza de unos pueblos y la envidia de otros. Idea grande, fecundísima en resultados y cuya arriesgada ejecucion inmortalizó algun tiempo despues á Vasco de Gama.

Ni fué la realizacion de estas famosas espediciones el único mérito de los portugueses, ni la manera única como contribuyeron en beneficio de los descubrimientos marítimos en el Océano. Luego que los navegantes sevillanos comunicaron á sus comarcanos estranjeros del Algarbe los conocimientos que tenian acerca de los mares y costas del África hasta el cabo Bojador, formó el príncipe Henrique de Portugal el plan de mayores descubrimientos meridionales. Los mas esperimentados marinos creian entónces que aquel cabo era el término de lo navegable, y postreras de las tierras aquellas que se estendian de la otra parte, sesenta leguas mas allá de la costa descubierta; ó cuando no, tenian por cierto que eran inhabitables para el hombre, á causa del sol que tostaba y hacía estéril la zona tórrida, ya poco distante. Pues á pesar de estas preocupaciones, apoyadas en la ciencia del tiempo, el sabio y heróico príncipe Henrique concibió y llevó á cabo el proyecto de descubrir tierras, partiendo de ese mismo punto que se tenia por término del camino. Veinte Y tres años de su vida los empleó lleno de zelo y constancia en promover sin fruto tan ardua empresa, hasta que por último bajeles y capitanes suyos descubrieron casualmente las islas de Porto-Santo y la Madera. Reanimanse con el venturoso hallazgo las muertas esperanzas, redóblanse los esfuerzos y se vence por fin el temeroso cabo en 1455. Desvanecidas así las antiguas preocupaciones, osaron ya los marinos engolfarse léjos de las costas, y aprovechándose el príncipe del entusiasmo que infundió el suceso, dispuso nuevas espediciones con naves mayores y mas fuertes, que pudiesen surcar los mares tempestuosos de aquella peligrosa carrera. Murió el príncipe en 4460, cargado de años y de gloria, despues

de haber logrado ver descubierta la costa de África hasta SierraLeona, y convertidas en colonias portuguesas las islas de Madera, las de Cabo-Verde y las Azóres. No alcanzó empero la dicha que con tanto esmero y solicitud buscó su ingenio, la de doblar la estremidad meridional del África y dejar asegurada á su patria la contratacion directa con las tierras de oriente.

Á imitacion de su benéfico tio, persistió constante en la demanda el rei Don Juan II, quien á su advenimiento al trono halló reconocida la costa de Guinea hasta mas allá del ecuador, y mui avanzada la probabilidad de rodear el continente. En su tiempo, en su reino y por el honor y galardones que dispensó á las letras, se inventó la aplicacion del astrolabio á la navegacion, para observar la altura meridiana del sol sobre el horizonte; se calcularon las declinaciones diarias de este astro y se redujeron á tablas. Ya á fines del siglo XIII se habia aplicado á la náutica la propiedad que tiene el iman ó calamita de dirigir uno de sus polos constantemente al norte. De ahí el utilísimo invento de la brújula ó aguja de marear, á que se deben los progresos de la navegacion y de la geografía en los últimos tiempos. Con ella pudieron los navegantes abandonar las costas que ántes no se atrevian á perder de vista, y pudo formarse el designio de buscar nuevas tierras á gran distancia de las ya conocidas; pues por su medio se facilitó el conocimiento del lugar donde se hallaban las naves sobre la inmensidad de las aguas. Guiados los pilotos por la aguja y poseedores del astrolabio, no temieron arrostrar los peligros del Océano.

Á vista de tan notable progreso, enciéndense en espíritu y valor los ánimos, vuelve á vivir la desmayada esperanza, los viajes ultramarinos se multiplican. Descúbrese el estremo austral del África. ¡Cuántos objetos nuevos y estraños escitan entónces la atencion y confunden la presuntuosa ignorancia de los sabios de aquel tiempo! Desengañados de grandes errores, fórmanse mas estensos designios y se toma el especial empeño de doblar el cabo final del Africa, con el objeto de navegar á la India y ocupar su riquísimo comercio. Revivieron entónces con crédito de verdaderas algunas ficciones antiguas sobre tierras incógnitas: dióse asenso á relaciones que antes se habian juzgado fabulosas. Recordóse que un filósofo antiguo habia anunciado á Alejandro Magno la existencia de otros mundos recordóse á Platon y su Atlántida con pueblos numerosos y felizes. Los escritores antiguos y sus aserciones de tierras

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vistas ó imaginadas en la mar grande, se consultaron y creyeron. Aquella famosa isla que segun Aristóteles fué hallada por los cartagineses en los tiempos remotos á mucha distancia del continente, y que quisieron poblar, llevados de su amenidad y su riqueza, se dibujó en las cartas con el nombre de Antilla. Fenómenos ópticos observados en algunos lugares sobre la superficie de las aguas, se tomaron por tierras verdaderas. Provino de aquí el que los geógrafos de aquella época, ignorantes y crédulos, trazasen en los mapas islas y continentes á su antojo, dando con ello motivo á que se formasen multitud de espediciones inútiles ó desgraciadas para descubrir los límites occidentales del Océano, fiados los marinos en la engañosa luz de aquellas cartas.

La enorme distancia que media entre los términos orientales del continente antigao y las islas africanas, descubiertas por españoles y portugueses, hizo creer que en el piélago que ocupa aquel espacio, se ocultaban muchas y mui grandes tierras. Un estremo de esa distancia, es á saber, el remate oriental del Asia desde la península de Malaca hasta la de Corea, era en verdad conocido por las relaciones de Marco Polo; quien refiriéndose á los pilotos chinos, comunicó tambien algunas noticias, aunque vagas, de las islas del archipiélago asiático. Pero de allí en adelante hasta las Fortunadas, donde fijó Tolomeo el límite occidental del antiguo mundo, no habia sino aguas nunca vistas ni esploradas por el hombre. Las cartas imperfectas, las tradiciones oscuras, las noticias ora diminutas ora exageradas por la ignorancia ó mala fe, no eran suficientes para justificar el empeño de intentar aventuras en el Océano. En otro tiempo las buscaron sin fruto algunas naciones; peligros y desastres solamente habian hallado en ellas los españoles y portugueses. Así que, desanimados los marinos, desistian ya de la empresa de internarse en los mares, cuando presentándose un ingenio estraordinario en la escena del mundo, indicó mejor método y camino á los descubrimientos y los hizo portentosos, poniendo al género humano en posesion del patrimonio que le destinó la Providencia.

Este hombre estraordinario fué el genoves Cristóbal Colombo, ó Colon, como se llamó en España, y como hoi le nombra la historia; sugeto doctísimo en la náutica y dotado de grande espíritu y valor. Dedicado desde la edad temprana al estudio de las letras, continuólo en la universidad de Pavía, volviendo á su patria á la edad de catorce años con las nociones suficientes para abrazar la profesion náu

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