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reducido á representar el triste papel de demandante importuno en aquella corte, que al principio le escarneció como visionario, y que despues le admirara como descubridor de un mundo.

Consumióse, en efecto, pidiendo vanamente reparacion y justicia; y ya anciano, gastado el cuerpo por las enfermedades, adolorida el alma con los sufrimientos, murió en Valladolid el 26 de mayo de 1506, á los 70 años de su edad, segun las mas fundadas conjeturas, mostrando al dejar la vida aquella piedad y entereza que habian brillado siempre en todas sus acciones. Sus restos mortales fueron trasladados de España á Santo Domingo en 1556, junto con lós de su hijo Don Diego, que habia fallecido en 1526. Ajustada la paz de Basilea entre la España y la Francia el año de 1795, se convino en que la primera cediese á la segunda en propiedad la parte que aun conservaba en la isla Española ; y con este motivo las cenizas del almirante fueron trasladadas á la ciudad de la Habana, donde todavía existen.

Si el mérito de los hombres se estima por la importancia y utilidad de las empresas que vencieron, ningun mérito es comparable al de Colon las naciones europeas le deben el mas grande elemento de su poder y de sus riquezas: la España, en particular, su mas bello título de gloria: las ciencias sus progresos. Si desatendiendo el resultado, no se quiere hacer entrar en el avalúo del mérito mas que el trabajo de la obra, ninguno fué mas grande que el empleado por Colon en su memorable descubrimiento: todo era preciso vencerlo, porque todo se le oponia; la ciencia, los hombres, el Océano. Justa por tanto y agradecida la posteridad, ha colocado su nombre en el corto catálogo de los bienhechores del género humano.

Colon tenia un ingenio vasto, fuerte, osado, y toda la instruccion que podia ofrecer su tiempo en las materias relativas á su profesion de navegante. Su sensibilidad era tan viva en el corazon como en la inteligencia; si bien la moderaban constantemente un juicio recto y el dominio que su razon ejercia sobre sus pasiones ardientes y profundas. Su alma abriga ba la ambicion de la gloria, Ý tenia, como los nobles pechos ; el orgullo de las buenas acciones. Fué mui aficionado á las bellas letras, y hacia versos latinos. Versadísimo en la sagrada escritura, é imbuido en la idea de recuperar los Santos Lugares, recogió en un libro las profecías relativas al asunto, 'queriendo persuadir que el descubrimiento de las ludias

estaba anunciado en ellas, y que por su medio la España iba á tener la gloria de una nueva Cruzada. Ilusiones hijas de su fantasía poética, y de la religion que se unia á todas sus acciones y pensamientos. La historia le representa de genio grave, ceremonioso y reservado, pero lleno de cortesanía como modelo de costumbres demésticas y de virtudes cívicas; en sus afectos, constante; en sus enemistades, generoso.

No faltan manchas en su vida que por desgracia es flaco é imperfecto el hombre, lleno de caprichos y contradicciones. Hablando de él en su historia general de Indias el santo obispo de Chiapa, dice con referencia á su triste muerte y sus tribulaciones : « Esto no « fué, sin juicio y beneplácito divino... Quien bien quisiere ad« vertir é considerar lo que la historia con verdad hasta aquí ha << contado de los agravios, guerras é injusticias, cautiverios y opreasiones, despojos de señoríos, estados y tierras, privacion de propia y natural libertad, y de infinitas vidas que á reyes y á señores « naturales, y á chicos y á grandes en esta isla (la Española) y « tambien en Veragua, hizo y consintió hacer absurda y desorde« nadamente el almirante.... podrá sentir, que todos estos infor«tunios y adversidades, angustias y penalidades, fueron de aquellas « culpas el pago y el castigo. » El defensor de los indios, á quien, como dice Argensola, el fervor calentaba el ingenio », fué mas que severo, cruel aquí con la memoria de Colon. Los hechos en que funda su tremendo fallo son exactos; pero no pueden con estricta justicia atribuirse al carácter de Colon las faltas y los errores que fueron hijos del espíritu é ignorancia de aquellos tiempos desapacibles y rudos. Cásas, como todos los hombres imbuidos de una sola idea, condenaba sin remision, y á vezes con sobrada lijereza, cuanto se oponia al sistema que se habia formado, y era el objeto esclusivo de sus meditaciones y trabajos. Conviniendo pues con él en la verdad de los hechos; pero separando lo que es del hombre de lo que pertenece a las circunstancias; lo que sale del corazon de lo que emana de una falsa política; los vicios del alma del error de las opiniones, debemos concluir que Colon era á un tiempo grande por el ingenio, por el valor y la virtud.

CAPÍTULO VI.

Murió Colon sin conocer la importancia y estension de su descubrimiento. Américo Vespucci logra imponer su nombre al Nuevo-Mundo. - Quién era aquel hombre. Fábulas propagadas sobre algunos descubridores de

las Indias occidentales, anteriores á Colon.- Descubrimiento de los escandinavos. Los hermanos venecianos Zeni. — Mérito y utilidad de la jornada de Colon. Sus resultados. - España y su conquista de América,― América y su civilizacion antigua. - Empieza la historia propiamente dicha de Venezuela.

Murió Colon sin comprender su descubrimiento y creyendo solo haber abierto un nuevo camino al comercio de la India, ó visto regiones del Oriente, desconocidas hasta entónces. Él, que se entregaba con tanta facilidad á los arranques de su imaginacion poética, y que veia en Veragua el Quersoneso de oro, la Ofir de Salomon en la Española, en la tierra firme el Paraiso él, que creia haber oido distintamente en varias ocasiones una voz de lo alto, que le consolaba y le fortalecia ¡ qué no habria pensado y dicho si, conociendo la grandeza y novedad de su descubrimiento, hubiera meditado sobre sus importantes consecuencias! Mas un mundo nuevo, de inmensa estension, separado como una isla de todas las tierras conocidas, era una idea tan grande, tan nueva, que no pudo formarse ni en la cabeza del mismo que lo habia descubierto; cabeza por otra parte llena de entusiasmo y vigor, pensadora y profunda.

Muchos viajes y prolijas observaciones fueron necesarias para que esta gran verdad quedase demostrada; pero unos y otras se hicieron algunos años despues de la muerte de aquel grande hombre, privado así por la fortuna de la única satisfaccion que hubiera podido consolarle de la injusticia y de la ingratitud de sus contemporáneos. Porque al imaginarse los bienes que aquel nuevo mundo iba á derramar sobre el antiguo; los imperios que en él debian formarse; la gloria de su nombre conservada en las mas remotas generaciones, habria olvidado su pobreza, y lijeras bubiera considerado las injurias recibidas al compararlas con ideas tan halagüeñas y sublimes.

Pero estas injusticias que llenaron de amargura su vida, tambien persiguieron su memoria, y la posteridad, que hubiera debido repararlas, ha sancionado de edad en edad la mas grande y mas inicua de todas ellas, dando al mundo que descubrió, el nombre de un oscuro aventurero. Y no fué siquiera el de uno de tantos valerosos castellanos como acompañaron á Colon en sus primeras jornadas, sino el de un hombre á quien nada debe la humanidad, el de aquel Amérrigo Vespucci, compañero de Ojeda en su viaje de 1499.

Nació aquel hombre en Florencia, de familia noble pero poco rica, y recibió una educacion esmerada bajo la direccion de su propio tio Jorge Antonio Vespucci, docto religioso de San Marcos. La época de su llegada á España es incierta, y las noticias que se tienen acerca de su residencia en aquel reino, no comienzan sino el año de 1496. Documentos conservados en los archivos reales demuestran que era factor de la casa de Juanoto Berardi, rico negociante florentino, residente en Sevilla: el cual habia hecho un asiento con los soberanos de España para preparar armamentos destinados al servicio de los paises nuevamente descubiertos. Muerto Berardi en 1495, quedó Vespucci encargado de los negocios de la casa y entendiendo por tanto en los armamentos ofrecidos, uno de los cuales salió de España á principios de 1496.

Ocupado en estos asuntos, tuvo necesariamente conocimiento y trato con el almirante; cuanto mas que Berardi era apoderado y agente de este en la corte, y con frecuencia debió verle Amérrigo en su casa. De la novedad de los sucesos que entónces se pasaban, del entusiasmo de Colon, y acaso de sus consejos, se originó la resolucion que tomó, como ya hemos visto, el florentino, de estudiar la geografía y la náutica, á fin de lanzarse en la nueva carrera abierta al saber y á la ciencia. Mas léjos de ser cierto, como lo han escrito algunos estranjeros, que Vespucci pasase á Indias en los primeros viajes de Colon, por los años de 4492 y 1495, no se vuelve á hallar mencion de él en los archivos generales del reino, hasta el de 1499 en que hizo su viaje al Nuevo-Mundo como compañero de Ojeda. Y esta es la única noticia de que hubiese navegado mientras estuvo en España, ignorándose en qué clase fué embarcado para esta espedicion.

De ella volvió, como ya sabemos, á mediados del año 1500. En el de 1501 abandonó repentinamente la España, y entró al servicio

de Portugal; y como las noticias auténticas que hai de él en el primero de estos reinos no continuan sin interrupcion sino desde 4505, es claro que solo pudo residir en el segundo desde 1501 hasta 1504. En todo este tiempo anduvo con los portugueses, como lo comprueban hasta cierto punto varios documentos de los cuales resulta que si navegó por cuenta de ellos al Brasil, fué como individuo subalterno de la tripulacion de algun bajel; y tanto por esto, cuanto porque aquella region habia sido vista ya en 1500 por otros navegantes, no puede considerársele como su descubridor.

En 1505 volvió á España llamado por el rei Don Fernando de Aragon, para que, como entendido y práctico de los negocios de Portugal, le informase de las ideas y proyectos del gobierno de aquel reino, en punto á espediciones para las costas del NuevoMundo, y de sus progresos en las Indias orientales. Este servicio y otros de no mucha importancia, le valieron grandes recompensas, entre las cuales son notables su carta de naturaleza en los reinos de España y el nombramiento de piloto mayor de la corona en 1508. Entonces se estableció en Sevilla para ejercer las obligaciones y encargos de su nuevo oficio, y en aquella ciudad murió el 22 de febrero de 1512, sin haber vuelto á navegar desde que en 1505 pasó segunda vez á España.

Es pues evidente que Américo no fué á Paria, sino despues que Colon la hubo descubierto, y lo que es mas, siguiendo paso á past las huellas de este grande hombre y sus indicaciones; pues debemos recordar que los pilotos que fueron en la espedicion de Ojeda, tenian á la vista y consultaban constantemente la carta de aquella region, que Colon habia formado, y que con ellos iban algunos hombres de mar que habian acompañado en su viaje al almirante.

En cuanto al viaje de Américo al Brasil, motivos hai para ponerlo en duda; y motivos poderosos. Ninguna noticia de semejante viaje se encuentra en los archivos generales de Portugal, donde se han hecho varias vezes con este objeto indagaciones prolijas ninguna mencion se hace de su nombre en las historias portuguesas, generalmente mui fieles en la relacion de los sucesos de aquel tiempo y en recordar el nombre, el rango y los servicios de los marinos nacionales y estranjeros. Pero atribuyendo este silencio estraordinario á causas tambien estraordinarias, y dando por sentado que Vespucci hizo un viaje al Brasil, ya hemos visto que esto

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