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moderados y discretos al lado de atros que antes y despues de este elegante escritor se han estampado contra los indios, presentándolos tan degradados y embrutecidos como las bestias. ¿Qué mas? Algunos han llegado al estremo de despojarlos del mas bello atributo de la humanidad, negándoles el poder de la inteligencia. En la orgullosa y culta Europa dudaron mucho tiempo los sabios si serian racionales unos hombres que formaban sociedades, que tenian idiomas y costumbres, creencias, instituciones y gobiernos. Al paso que tal decian unos escritores, otros siguiendo contrario plan y no ménos exagerado, pintaban á los indígenas de América, no solo mui adelantados en la carrera de la civilizacion, sino dotados de espíritu é inteligencia mui superiores á los que en realidad poseian. Opiniones tan opuestas acaso provenian, ménos de la pasion, que del silencio de la historia en los puntos mas necesarios al conocimiento de la situacion intelectual, moral y política de los habitantes del Nuevo-Mundo en la época de su descubrimiento. Mejor examinada en los tiempos modernos, casi se puede asentar acerca de ella un juicio exacto que desmentirá igualmente los elogios exagerados y las injustas invectivas.

No hai un punto racional de comparacion entre la civilizacion de los pueblos americanos cuando fueron subyugados por los españoles y así la que tuvieron los de Grecia y Roma en sus épocas brillantes, como la que hoi gozan los de Europa, herederos del saber y cultura de estos últimos. Mas con todo eso, las instituciones políticas y religiosas, las artes y las costumbres de varias comarcas del Nuevo-> Mundo, dan á conocer que el estado en que fueron halladas era á pesar de su imperfeccion, mucho mas avanzado de lo que generalmente se ha pensado. Y tanto, que varios sabios modernos de primera nota han creido hallar evidentes analogías entre esta civilizacion y la de los antiguos egipcios, etruscos y tibetanos. Tres hombres estraordinarios dieron leyes, creencias y costumbres á otras tantas naciones de América, en una época mui anterior á su descu-> brimiento; y estos hombres, á un tiempo legisladores y sacerdotes,. salieron del oriente, segun las tradiciones, y eran de diferente raza que los indígenas. Ellos reunieron las tribus ántes desparramadas y confusas, enseñaron la agricultura y las artes necesarias á la vida social; despues de lo cual estableciendo un sistema religioso y político entre aquellas gentes bárbaras y rudas, echaron los fundamentos del poder y policía de los mejicanos, de los peruanos y los muiscas.

Que estos pueblos aplicaron su inteligencia con buen éxito á muchas artes complicadas, lo prueba el testimonio irrefragable de sus monumentos. Los mejicanos y otros pueblos aztecas construyeron grandes pirámides, á semejanza de las de Egipto. En sus tiempos mas felizes los griegos y los romanos, como lo observa Humboldt, esperimentaban grandes dificultades para procurarse su papirus, á tiempo que era mui comun el papel de pita ó magüey entre las naciones de aquella raza y algunas otras americanas. Los tres pueblos de que hemos hablado tenian templos, ciudades fortificadas, vastos y hermosos edificios destinados á usos públicos, y adornados de bajos relieves y de estatuas. No pueden dejar de admirarse los puentes atrevidos que suspendieron sobre los torrentes mas anchos é impetuosos, los caminos trazados en medio de las cordilleras Y sobre las cumbres de altísimas montañas; caminos usados constantemente por los españoles, y que sus descendientes conservan aun en la mayor parte de la América del Sur. Conocieron varios pueblos americanos, y sobre todo los de Méjico, la pintura geroglífica. Los peruanos carecian como estos y los muiscas de alfabeto, é ignoraban ademas el uso de la escritura simbólica; pero suplian su falta y la de los números con el medio ingenioso de los quipos ó ramales de cuerdas anudados, con diversos nudos y varios colores, de que se servian principalmente para conservar la memoria de los tiempos pasados. Tanto los peruanos como los mejicanos y los muiscas tenian calendarios astronómicos y almanaques de astrología mui complicados; los cuales en el sentir de algunos sabios modernos indican que en una época mas ó ménos remota existieron relaciones estrechas y frecuentes entre los paises americanos y los del Asia. Manifiéstalo tambien así el sistema político y religioso de esos tres pueblos, el notable desarrollo de su sistema. feudal, la division de sus habitantes en castas, sus conventos de hombres y mujeres, sus congregacioues religiosas, sus ritos, sus creencias y tradiciones. Ademas de estas naciones, habian alcanzado en América un estado social bastante culto las de Guatemala y Mechoacan, y los habitantes de las repúblicas de Tlascala, de Cholula y de Huetxocingo. Hácia la mitad del siglo XVI los religio os Marcos de Niza y Francisco Coronado encontraron en las comarcas de Cibola y de Quivira, pueblos mui avanzados en la civilizacion. Estos mismos viajeros, y despues de ellos otros religiosos europeos, conocieron á los Moqui, tribu indígena que vivia en las riberas del

Yaquesila, y cuya ciudad principal tenia plazas públicas, habitaciones de varios pisos y un inmenso gentío. Hanse visto en la segunda mitad del siglo XVIII algunas naciones americanas que moraban en las costas del noroueste, las cuales andaban vestidas, tenian casas elevadas y hermosas, adornadas con esculturas y estatuas de madera, templos, monumentos en honor de los difuntos, pinturas, instrumentos de música y barquichuelos construidos con mu→ cho arte y primor. Colon dejó escrito, que habia encontrado en las costas de Veragua indios tan pacíficos como los anteriores, pero con mas ideas de las artes necesarias á la vida. Dijo que iban vestidos, que tejian grandes sábanas de algodon y las pintaban con mucha habilidad de diversos colores permanentes; y tambien que conocian el cobre y que se servian de él para muchos usos. «Hachas «de este metal (estas son sus palabras), otras cosas labradas, « fundidas, soldadas hube, y fraguas con todo su aparejo de pla«tero y los crisoles. » Oigamos ahora á Balbi. « Los natches, dice « este célèbre geógrafo, otras naciones que moraban al norte del « Ecuador y las que al sur de esta línea, como las araucanas y algunas mas, presentan géneros diversos de civilizacion, que pa«recen haberse desarrollado sin sentir la influencia de los mejica«nos, quiches, muiscas y peruanos. Y aun los araucanos, tan dife«rentes de estos pueblos, recuerdan, segun la observacion del sa

bio Walckenaer, las costumbres y las virtudes de los tiempos « heróicos de la Grecia. Tribus enteramente salvajes ó poco menos, << recorren hoi muchas comarcas habitadas no hace mucho por « hombres mas cultos, cuyos monumentos aquí y allí esparci« dos, ofrecen al filósofo testimonios de la existencia de otros fo«cos de civilizacion, de una naturaleza diferente. »

Acaso se objetará la imperfeccion del estado doméstico entre los .americanos, la degradacion de la mujer, los sangrientos sacrificios que hacian á sus dioses y á los manes de sus muertos, en fin, la antropofagia. Mas respecto de esta es preciso observar que los pueblos "de mas adelantada civilizacion en América la vieron destruida por sus legisladores. Y en cuanto á las otras circunstancias indicadas, tambien las tuvieron pueblos fuertes de la antigüedad, mui distantes del estado salvaje que se atribuye á los americanos: á mas de que el uso de sacrificar víctimas humanas en honor de los difuntos, se ha hallado seguido generalmente en un pueblo actual mui avanzado en la cultura y en la práctica de las artes. Los americanos

no carecian de virtudes públicas y privadas, propias de su estado y condicion: si se resistian á inquirir la utilidad de los usos estranjeros y á imitarlos, no era porque fuesen incapazes de comprender. los; sino mas bien porque contentos con su suerte, no querian trocarla por otra que estaba en oposicion con sus ideas, creencias y costumbres. Próvida y sabia la naturaleza, no ha escluido la dicha de ninguna situacion por mas penosa que á primera vista parezca; y así el indio indolente, insubordinado y sin prevision, no podia pasar sin morir de disgusto á la actividad, á los cuidados y á la dependencia del europeo. En suma, el estado social de los indígenas de América era mui imperfecto. Acaso no podian decirse cultos sus pueblos mas adelantados; bien podian llamarse salvajes los demas. Pero todo bien considerado, los indios no carecian de la capazidad necesaria para gozar de la civilizacion y adelantarla por sí solos, aunque algunas tribus apareciesen sumidas en aquel estado primitivo de barbarie, en que los hombres se diferencian poco de los brutos. Por grados iguales han pasado los pueblos europeos antes de alcanzar su actual prosperidad, sin que los romanos, que con razon llamaban bárbaros á sus ascendientes, les negasen por eso los bellos atributos de la razón humana.

Precisamente los naturales del Nuevo-Mundo mas incultos y groseros eran los que habitaban el pais llamado por los españoles capitanía general de Venezuela. Algunas figuras simbólicas que se ven en las rocas graníticas del bajo Orinoco, en las riberas del Casiquiare y entre las fuentes del Esequivo y del rio Branco, son las únicas reliquias de civilizacion indígena que conserva el pais. Y esas, no pudiendo pertenecer á las hordas bárbaras que andan errantes hace siglos en aquellas soledades, deben atribuirse, como otras muchas halladas en América, á una nacion desconocida que habia dejado de existir muchos años antes de la conquista española.

La historia de esta tierra de Venezuela, la primera que en el gran continente descubrió Colon, es la que va á ocuparnos en el discurso de este libro. Y para darle principio, describiremos brevemente, cual conviene á nuestro plan y escaso tiempo, los viajes que á ella hicieron los europeos, luego que el inmortal genoves les hubo abierto, por decirlo así, sus puertas, con el descubrimiento de Paria (6).

CAPÍTULO VII.

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De Vicente Yañez y de
Nuevo viaje de Guerra.

Viaje de Per Alonso Niño y de Cristóbal Guerra. su sobrino Arias Pérez. De Diego de Lepe. — Viaje de Rodrigo de Bastidas. - Otro de Ojeda. — Establecimientos españoles en Venezuela. Asesinan los indios de Cumaná á dos misioneros dominicos. Propone el Padre Bartolomé de las Casas la continuacion del tráfico de esclavos africanos en América. Tentativas del mismo para llevar á las islas agricultores europeos. Plan que propone al gobierno para poblar en Costa-firme.

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· Su resultado.

Ya hemos dicho que siguiendo las huellas de Colon, muchos marinos españoles se lanzaron en la carrera de los viajes ultramarinos. Hiciéronlo con tanto ardor y felizidad, que en pocos años quedaron esploradas todas las costas del nuevo continente, reconocidas y visitadas sus islas adyacentes. A estos viajes se siguieron las espediciones de conquista y establecimientos coloniales, de que resultó quedar definitivamente España en posesion pacífica de la mayor parte de la tierra nueva ; á la cual, una vez aniquiladas ó sometidas las razas indígenas, impuso sus propias leyes, usos y costumbres, y la dividió en porciones mas ó ménos vastas para facilitar su gobierno y sujecion. Pero no es nuestro plan escribir la historia general de estas colonias, sino trazar en escala reducidísima la de una sola de ellas; y para ello, dejando á un lado todo lo que sea estraño á nuestro intento, diremos brevemente cómo adquirió- España el dominio de Venezuela y cómo lo perdió despues.

El viaje de Ojeda, que ya referimos, no produjo grandes resultados, pues ni hubo en él utilidad para los navegantes, ni quedó hecho asiento alguno de españoles en las tierras esploradas; y acaso hubiera desanimado para nuevas espediciones, si dos meses antes que la suya no se hubiera concluido otra con mas lucro y presteza.

Era Per Alonso Niño piloto acreditado en la carrera de Indias, y habia sido compañero de Colon en los viajes de Cuba y de Paria. Instruido y osado, aspiró tambien á descubrir y rescatar por su cuenta; y obtenido el permiso, se asoció á Cristóbal Guerra y aun le cedió la capitanía de la empresa: no porque fuese este mejor marino, sino porque era rico, y habia hecho los gastos del arma

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