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Las costumbres públicas ó el conjunto de inclinaciones y usos que forman el carácter distintivo de un pueblo, no son hijas de la casualidad ni del capricho. Proceden del clima, de la situacion geográfica, de la naturaleza de las producciones, de las leyes y de los gobiernos, ligándose de tal manera con estas diversas circunstancias, que es el nudo que las une indisoluble. Mas ó ménos arraigadas en la sociedad están ellas, segun provienen de las cualidades invariables que solo la naturaleza puede dar al suelo, ó de accidentes transitorios que son efecto de la voluntad ó del ingenio humano. Todo hecho físico de aplicacion general, determina pues una costumbre todo hecho moral constante ó que por intervalos fijos se repite en el seno de la sociedad, produce el mismo efecto; y este será general ó particular si se aplica al pueblo ó á algunas de sus clases; profundo ó somero, si es pequeña ó grande su influencia en la dicha de los pueblos. Así que, léjos de ser inexacto dividir las costumbres segun las diversas circunstancias físicas y morales de un pueblo, es de ese modo como únicamente deben considerarse, cuando se quiere estudiar su origen, fuerza y desarrollo. Tal ha sido hasta aquí nuestro método.

Cuánto importe semejante estudio al político y al legislador, puede colegirse de que si bien las costumbres se crean y modifican por las leyes primitivas, tambien, por una reaccion necesaria, se oponen ellas al establecimiento de las nuevas, segun que estas las contrarían mas ó ménos: esta lucha, larga siempre y en ocasiones sangrienta, no cesa hasta que, vencida ó vencedora, la costumbre se pliega á la lei, ó esta á la costumbre.

<<< Con leyes sabias han tenido siempre los hombres costumbres « insensatas » ha dicho Voltaire. Pero por mas que la India orien

tal, que él cita como ejemplo, fuese desde los tiempos remotos un pueblo comerciante, industrioso y culto por mas que Pitágoras viajase á él para instruirse, los usos bárbaros que ha conservado claramente demuestran una perturbacion en las leyes de la humanidad, inconciliable con un cierto grado de perfeccion en las instituciones morales..

Dos hechos al parecer contradictorios llaman desde luego la atencion en las antiguas costumbres venezolanas; es á saber, la perfecta identidad de ellas con las de España en las clases principales de la sociedad, y la falta total de recuerdos comunes.

Entre los antiguos pueblos que tuvieron colonias, pasaban á estas del pais materno las tradiciones, que perpetuadas de edad en edad mantenian constantemente un influjo favorable sobre las opiniones y sentimientos de los habitantes. Así sucedió, por ejemplo, á los fenicios y á los griegos en las colonias que fundaron, siendo de advertir que estos últimos jamas impusieron por la fuerza su culto ni sus leyes á las naciones vencidas; ántes mezclados con ellas, en muchas ocasiones adoptaron, á imitacion de los romanos, sus dioses, armas, usos y costumbres, dejando al tiempo y al enlaze de los intereses el cuidado de perfeccionar la union de uno y otro pueblo.

Los españoles, por el contrario, trasplantaron de la madre patria á la colonia los hombres y las cosas, y á la vuelta de pocos años el aspecto esterior de las poblaciones, la sociedad doméstica, la política, las creencias, las supersticiones del Nuevo-Mundo fueron con pocas escepciones las mismas que tenia en la época de la conquista una parte del antiguo. A pesar de esto los criollos apénas se acordaban de su orígen. Los nombres europeos impuestos á las ciudades no dispertaban en ellos ninguna memoria de la madre patria : la gloria de los antiguos héroes españoles, si por ventura resonaba una vez que otra en las montañas y selvas de América, se confundia en la imaginacion de las gentes con la de los períodos fabulosos de la historia las proezas de la conquista estaban olvidadas, Y tambien los hombres que desplegaron en ella tanto valor y tan pocas virtudes por fin, en medio de la mas perfecta igualdad en el idioma, en la legislacion y en los usos, se veia con asombro convertida la América en un gran pueblo sin tradiciones, sin vínculos filiales, sin apego á sus mayores, obediente solo por habito é

impotencia. ¿De qué provenia en Venezuela tan estraña novedad?

De la incomunicacion casi absoluta en que por mucho tiempo estuvo, como hemos visto, la colonia con todo el mundo y aun con la metrópoli; incomunicacion que produjo á un tiempo el efecto de conservar sin mezclas estranjeras las costumbres, y el de borrar los recuerdos españoles en el suelo de sus conquistas. Porque la igualdad del idioma y de las instituciones en paises separados por inmensas distancias, puede dar á unos y otros hasta cierto punto una gran semejanza en los hábitos y usos; pero la perfecta analogía entre los sentimientos y las opiniones, no pueden crearse y conservarse sino por medio de un comercio constante de ideas é inte

reses.

Otra causa de ello fué la falta de instruccion general, y mui particularmente la del cultivo de las bellas letras. En Venezuela no existió nunca una clase en donde se enseñaran la historia de España y su literatura, y aun á fines del siglo XVIII, cuando el comercio y la educacion pública habian recibido mayor ensanche, las primeras ideas de los naturales acerca de las humanidades las aprendieron en libros estranjeros. Los nombres de Racine, Corneille, Voltaire y otros insignes autores franceses fueron conocidos y ensalzados primero que los de Lope de Vega, Calderon, Garcilaso, Granada, Leon, Mariana y tantos otros príncipes de la literatura casteIlana. Ningun lazo de union y afecto entre dos pueblos será jamas tan fuerte como el del cultivo de las mismas artes y del mismo idioma. Hace comunes el historiador los grandes hechos patrios y los fija con el encanto del estilo en la memoria : en sus libros se aprenden los ejemplos de virtud y de heroismo: ellos nos enseñan á amar la nacion que los produjo, y á poco de haberlos meditado nos embebemos en sus principios, en sus sentimientos y pasiones. ¡ Cuánto no nos hace gozar el poeta! Con él reimos ó lloramos, con él perfeccionamos el entendimiento, con él hallamos consuelo en las desgracias de la vida. Mucho debe faltar en el alma y en la inteligencia del hombre desgraciado que al leer el rico tesoro de la poesía española en todos sus ramos, no ame, aun sin conocerlos, los sitios que inspiraron sus dulces armonías, los usos y costumbres que fueron, por decirlo así, nacimiento del raudal copiosísimo de su gracejo, y el cielo que inspiró, y el pueblo que pro lujo tantos, tan

fecundos y sublimes vates. Así el gobierno español, cuando privó a sus colonias de estos estudios, renunció neciamente á una de las mas grandes simpatías que debian unir los pueblos de sus dominios, en beneficio general y de sí mismo.

Si estos motivos hicieron olvidar en América los recuerdos de la madre patria, otros igualmente desgraciados la privaron de tradiciones propias. Las generaciones indígenas estinguidas en su suelo, pasarou sin dejar huella de su existencia. Las pinturas geroglíficas, las esculturas y ruinas antiguas de Méjico, Guatemala y el Perú, claramente manifiestan que en aquellos paises vivió una raza de hombres mui adelantada en la carrera de la civilizacion. Pero ¿ qué pueblo construyó aquellos monumentos? ¿ de dónde vino? ¿qué vicisitudes lo hicieron desaparecer completamente de la tierra, siendo así que en América no se halló una nacion que pudiera haberlo subyugado y destruido? Los europeos no han encontrado jamas una sola tribų indígena con tradiciones acerca de tan grandes sucesos de ellas carecian tambien las naciones indianas mas civilizadas; y aun en el suelo de estas mismas se perdió pronto la memoria de su propia existencia y la de su conquista. Ninguna tradicion americana remonta á mas de un siglo, y los indígenas, aunque conservaron su idioma y su carácter nacional, perdieron con la introduccion del cristianismo, el régimen de las misiones y otras circunstancias, sus recuerdos históricos y religiosos. Por otra parte los colonos de raza europea no tuvieron relaciones con el pueblo conquistado este, mantenido en tutela y despreciado, continuó siendo estranjero para la nueva sociedad. Por lo que hace á sí mismos, miraron con igual indiferencia las membranzas del pais de su orígen y las de aquel en que nacieron su historia monótona, tan diversa de los cuadros amenos y variados de las colonias antiguas, no era conocida ; y en sus dulces y enervadores climas, donde la igualdad de las estaciones hace imperceptible el camino de la vida, gozaron y olvidaron sin dedicar un pensamiento al porvenir, ni una mirada á los pasados tiempos. Por esto y por no haber tenido un vecino poderoso y sabio que le serviese de maestro, ni existencia política, ni parte alguna en las agitaciones del mundo, vino á componerse Venezuela de criollos indolentes, de indios embrutecidos y de otras clases, cuyos únicos recuerdos se ligaban con una cadena de sufrimientos á la servidumbre.

Las producciones del suelo, y principalmente la naturaleza de

las plantas alimenticias, tienen un influjo notable en el estado de la sociedad, en los progresos de la cultura y en el carácter de los hombres.

En el antiguo mundo lucha el hombre sin cesar con una tierra estenuada todos los descubrimientos de las ciencias, los mas delicados procederes de las artes, la observacion constante, el ingenio, el trabajo, se aplican sin descanso al grande objeto de hacerla productiva, sustituyendo á sus gastados elementos, otros que la renueven y conserven. Allí es pequeña su estension para el númeró de hombres que la habitan, y la industria, utilizándose de sus partes mas ingratas, no ha dejado sin aplicacion el mas pequeño espacio de ella. El trigo, la cebada, el centeno y otros cereales cubren alternativamente los campos en perpetua rotacion, y si dan al paisaje un aspecto monótono y uniforme, promueven entre los habitadores mayor actividad y puntos de contacto.

Al contrario en la zona tórrida, donde destituido el hombre de necesidades y cuidados, vivè feliz en suaves climas al abrigo de una tierra feraz que le ofrece cosechas tempranas y abundantes. Bastan cortos terrenos para la subsistencia de un gran número de familias, y escasa industria al cultivo de plantas generosas, que crecen y prosperan sin el trabajo del hombre: vírgen allí la naturaleza, no necesita de los ausilios de la ciencia para dar al cultivador frutos opimos, y á la sombra del plátano pasa el hombre la vida dormitando, como el salvaje del Orinoco al dulce murmurio de sus palmas. Esta es la causa de que en América provincias mui pobladas parecian casi desiertas las habitaciones yacian desparramadas por los bosques cerca de las ciudades estaba la tierra cubierta de selvas, y las plantas espontáneas predominaban por do quiera sobre la cultivadas. Tales circunstancias, así modificaban la apariencia física del pais, como el carácter de las gentes, dando á uno y otro particular fisonomía. El suelo agreste é inculto se ostentaba en toda la pompa y majestad del tiempo primitivo: aquí se veia el bosque no talado, allí la selva umbría, las llanuras inmensas, lá sierra, el valle, con todos sus primores; naturaleza colosal en sus formas, sublime en su abandono, digna de razas mas felizes. Estas cultivaban una porcion pequenísima del campo á la falda de las cordilleras: cada familia proletaria ó un grupo reducido de ellas, separada de las otras por distancias considerables que hacian mayores los pésimos caminos y la falta de puentes. Así una poblacion de suyo li

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