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con las miserias de una vida llena de peligros y trabajos, ya viendo su gente presa de una enfermedad, ya próxima á perecer de fatiga y escasez, ya á punto de no volver á salir de aquellos ignotos parajes por las amenazas y ataques de los indígenas; hasta que por fin tuvo á su vista una gran ciudad, cuya descripcion parece hecha mas que por boca de la verdad, por la de la fantasía. Volvióse de allí Urre, no sin haber hecho tentativa de llegar hasta la prodigiosa ciudad. Herido por una de los omaguas, que asi se llamaban los de aquella nacion indiana, tuvo que retirarse, y temeroso de emprender la conquista de tan populosa cindad con el corto número de hombres que tenia, decidió venir á Coro para formar una grande expedicion con que poder conquistarla, en la creencia de que era el Dorado. Despues de algunas peripecias y trabajos, llegó á Barquisiureto y tuvo allí noticia de que se hallaba cerca (en el Tocuyo), Carvajal con alguna gente

Mas dejemos aquí á Urre, y veamos qué ha sucedido en Coro. Labastidas, ha biendo sido nombrado obispo de Puerto Rico, dejó en su lug ar á Diego Boica; y aunque la Audencia de Santo Domingo habia aprobado este nombramiento, sin embargo, no pasados muchos meses, fué enviado como gobernador interino, Henrique Rembolt, factor de los Belzares y de su nacionalidad. Este, viendo el estado de miseria y abatimiento en que se hallaba la Colonia, y buscando que no fuera á disolverse, pues veía cona tos de ello, comisionó á Juan de Villegas y Diego de Losada para conseguir nuevos pobladores en Cubagua y Cumaná. En esta coyuntura, un tal Castillon, enviado de Santo Domingo, habia fundado dos poblaciones en Cumaná y Cubagua: Nueva Córdova en la una, y Nueva Cadiz en

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la otra, que luego se despoblaron conservando apenas algun comercio y movimiento, debido al tráfico de esclavos indígenas que, no obstante la prohibicion que habia para ello desde 1531, alli se hacia. 96 hombres sacaron de estos lugares, despues de haber tomado Villegas (por consejo de Castillon) posesion de Cubagua como comprendida en el territorio de la Gobernacion de Venezuela. Llegaron, pues, devuelta á Coro y la hallaron presa de la anarquía, Muerto Rembolt, los alcaldes de la ciudad se dividian el go bierno, haciendo cuanto querian, fuera de todo acuerdo Pero luego el licenciado Frias, enviado de Santo Domingo para evitar el desórden que reinaba, despachó á su teniente Juan de Carvajal mientras él se ocupaba en otros asuntos. Llegó Carvajal á Coro al comen, zar el año 1545. Era este sujeto de ánimo perverso y corazon depravado. Manejaba la perfidia como art ma predilecta y era alevoso por naturaleza; asi, con descarada impudencia cambió su título de teniente general por el de gobernador, usando para el efecto de una suplantacion en los despachos del Tribunal, En seguida, cogiendo toda la gente de armas que habia, se internó, acompañado de Villegas como segundo, á fundar la ciudad del Tocuyo. Allí le halló Urre, el cual se impuso detenidamente de toda la historia de su gobierno. Queria pues Carvajal que Urre se pusiese bajo de sus órdenes; al própio tiempo que este, sabiendo la farsa de su titulo, abo gaba que siendo él teniente general legitimamente nombrado, debian estar á su disposicion las armas y ejército. Estas peripecias trajeron tal discordia que ocasiones hubo de refriega en que, á no ser la generosidad é hidalguía del bondadoso Urre, este hubiera

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podido deshacerse de aquel criminal. Mas, al fin, deseoso de ir á Santo Domingo para poner de manifiesto los frutos de su larguísima excursion en busca del Dorado, 'desistió Urre de los derechos que creia tener y emprendió su viaje á la ciudad de Coro. Alcanzóle Carvajal en el camino en las montañas de aquel pais, y díóle muerte traidora y cruelmente, asi como á los que le acompañaban. De esta suerte terminaron los dias de aquel noble expedicionario, el mas generoso y menos avariento de cuantos habian eruzado las comarcas del Nuevo Mundo; despues de haber durante cuatro años, recorrido vastas regiones, sin que su espada quedara como la de sus antecesores y los que le siguieron, em→ papada temerariamente en la sangre de los indígenas ; y no obstante el haber sufrido grandes tribulaciones, peligros inauditos, trabajos sin cuento y de haber dilatado mas que ningun otro la esfera de sus excursiones.

La venganza y la crueldad, no satisfechas aún con este sacrificio en el corazon de Carvajal, le pedian nuevas víctimas; y asi, al llegar al Tocuyo, hizo ahorcar á los amigos de Urre, quedando rodeado solo de sus cómplices y de la lobreguez de su conciencia. Pero, no debía sobrevivir mucho á tantos crímenes; cerca estaba ya la hora de su expiacion. Fundada la ciudad del Tocuyo por él, en 7 de diciembre de 1545, fué á ella donde llegó Frias en 1546, no sin estar ya impuesto de la negra historia de su fundador. Cuando ya se ocupaba en concertar los medios para prenderle con toda seguridad, llegó el licenciado Juan Pérez de Tolosa, que habia sido nombrado gobernador y capitan general de Venezuela por Carlos V, quien, oyendo la voz del venerable Casas y el clamor de los colonos que gemian de

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miseria y opresion, déclaró terminado el arrendamiento que hiciera á los Belzares.

Era á Perez de Tolosa, hombre de ilustracion y de prudencia, á quien iba á corresponder aquel acto de justicia. Sabidas por él las fechorias de Carvajal, puso en obra, con toda cautela, el prenderle, y al fin lo consiguió; sometíóle á juicio, fué condenado á muerte y ejecutado en el mismo lugar en que hiciera gemir á tantos inocentes. Asi acabaron la dominacion de los Belzares en Venezuela y la de su último usurpador representante.

IV

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GOBIERNO DE TOLOSA. SU MUERTE. VILLEGAS COMO GOBERNADOR INTERINO. LCDO. VILLA CINDA.

LENCIA. GUTIERREZ DE LA PEÑA.

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FAJARDO. GUAICAIPURO.

CISCO.

FUNDACION DE VA

LCDO. PABLO COLLADO. FUNDACION DE SAN-FRAN

Dieziocho años contaban los Belzares en la explotacion de la provincia; y este tiempo fué, puede decirse, una larga consternacion que casi devo ró en su cuna á la naciente Colonia, que á no ser por la determinacion del Emperador, justa aunque tardia, hubiera desaparecido completamente.

Pensó luego Tolosa en mejorar la condicion de la provincia, sustituyendo al imperio de la arbitrariedad el de la ley; y en ello trabajó con fruto, restableciendo por este medio el sosiego y el órden. Envió mas tarde dos expediciones, al mando de Alonzo Pérez y Juan de Villegas, á quien habia hecho teniente general de la

provincia, no hallando contra él acusacion que mereciese castigo, á pesar de que hubiera estado en compañia de Carvajal. Dirijióse el uno, en febrero de 1547, por el rio del Tocuyo, y despues de recorrer toda la Cordillera occidental hasta la Sierra Nevada, internóse hasta el Apure en donde hubo de sufrir choques con los indígenas. Se encaminó luego á la Nueva Granada, y en el tránsito hasta el valle de Cúcuta, no dejó de experimentar nuevos ataques que le fueron costosos; y allí mismo se vió obligado á marcharse á toda priesa hasta el rio Zulia, acosado de los Indios del lugar, á quienes quiso someter en vano, pues le presentaron tenaz y valerosa resistencia. Grandes trabajos le esperaban alli; obligado por ellos, volvióse á Cúcuta, en donde, por buenas maneras, pudo conseguir algun bastimento, y despues de haber recorrido todas aquellas comarcas que rodean el lago de Maracaibo por su parte Sur, al pensar en volver al Tocuyo, se vió detenido por las aguas de una laguna que se unia al lago. Seis meses cumplidos pasó allí, con una constancia y resignacion digna de mejor éxito, hasta que tomando el mismo camino que trajera, no sin experimentar nuevos y desastrosos ataques de los Indios, llegó en 1550 habiendo empleado dos años en su expedicion y sacado de ella ningun fruto que no fueran los sufrimientos y trabajos de que habia sido victima.

Villegas, tomando otra direccion, salió en setiembre de 1547. Se encaminó por Barquisimeto hasta el lago de Tacarigua, de donde, pasando por Agua Caliente, llegó á Borburata, en cuyo lugar determinó fijar residencia y fundar una ciudad. Mas Tolosa, habiendo decidido irse á desempeñar unas comisiones de la Corte, encargó á Villegas del gobierno de la provincia, y ya en la Vela

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