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tiende en los numerosos y feraces valles formados por las cadenas de montañas que se dilatan desde los confines occidentales de la República hasta la península de Pária. La otra comprende las inmensas pampas en que se multiplican sin trabajo alguno del hombre. los ganados, paciendo la abundante yerba que los cubre y hallando por donde quiera el agua que la naturaleza ha esparcido allí en grandes y numerosas arterias. La tercera encierra los inmensos bosques situados más allá del Orinoco, en donde los conquistadores en su delirio de riqueza, situaban aquella tierra del Dorado, cuya fabulosa descripcion alentó la codicia y el valor de tantos aventureros, que desdichadamente finalizaron sus empresas, dejando numerosos compañeros sepultados en aquellas inmensas soledades.

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Descripcion de las zonas. Grande es, á la verdad, el espectáculo que presenta la naturaleza en todo este vasto territorio. La imponente magestad de las montañas que, ya cubiertas de espesos bosques, ya de parduscas rocas, ya coronadas de nieve, ya desnudas de verdura, elevan al cielo sus enhiestas cimas. La prodigiosa vegetacion que en perpétua primavera cubre los numerosos valles que fecundan infinitas vertientes. La verdadera pompa con que se arrebatan por sus campos al océano los caudalosos rios. El silencio majestuoso de los bosques, perturbado apénas por el susuro del viento, el canto de las aves ó el rugido de las fieras. La hermosura de los árboles, que ya en forma de abanico extendien sus hermosas ramas, ya cual si fuesen gigantescas. cúpulas, ya como aisladas torreones. La pintoresca variedad de plantas que cubren los campos cual riquísima alfombra de variado color, extendiéndose á las márgenes de los rios como si hubiesen recibido man

dato de la naturaleza para perfumar sus corrientes! Aquí se ven altísimas rocas, que parecen centinelas de la eternidad, cuya consigna es patentizar á los mortales la instabilidad de cosas humanas. Allá se ven grandes lajas cubiertas de misteriosos signos, trazados en tiempos desconocidos por una raza desgraciada que ha desaparecido con su primitiva historia. A otro lado, se dilatan los prolongados llanos, donde se ensancha el corazon, y el espíritu no puede dejar de ocuparse de la libertad á que convidan. Por todas partes discuren innumerables aves vestidas de riquísimos colores, que van á los bosques y á los prados á verter de sus arpados picos peregrinos cantares, remedando ya las dulzuras del placer (1), ya los arrebatos de la encantadora poesía (2), ya el entusiasmo del triunfo (3), ya las quejas y lamentos de un corazon desgarrado por el dolor (4), ya las agonias de un ser que tocando los linderos de la muerte produce lúgubre sonido al exhalar el postrimer aliento (5)!

Ah! quien es el que viajando por estas regiones en el estudio grandioso de la naturaleza, no ha sentido como recojerse su espíritu á profundas meditaciones; y olvidado del rumor del mundo, entregarse á la contemplacion de aquel hermoso cuadro, que le arrebata el pensamiento en busca de los grandes y recónditos designios de la Providencia? Solo el hombre allí con la naturaleza primitiva, aquella majestad de los bos

(1) Como el turpial (familia de los conirostros), el gonzalito, de Ir misma familia, y otros.

(2) Como el cardenal, el pico de plata y otros (familia de los dentirostros).

(3) Como el canario, el jilguero y otros.

(4) Como la viudita y otros.

(5) Como el ya-acabo y otros.

ques, aquella soledad de las pampas, la desmesurada altura de los árboles, la imponente forma de las montañas, todo parece anunciarle un alto misterio; y así, absorta el ánima ante aquel espectáculo, vuelve les ojos en busca de la gran causa que ha debido regular el Universo y le rinde sus alabanzas.

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Zona cultivada. El viajero que se detenga en la zona cultivada, gozará indudablemente en contemplarla. A donde quiere que vuelva la vista, algo tendrá que admirar. La vida frugal de los campesinos que, acabada la labor del dia, entonan al compas de sus guitarras y maracas el canto de su tristeza ó el placer de sus hogares. Los gigantescos troncos rendidos al hacha del labrador, las ricas plantaciones donde adiestradas manos recojen sazonados frutos, las cabañas deseminadas en torno de las humeantes oficinas 6 esparcidas por los valles y los montes, la majestad con que se precipitan de empinadas serranias los cristalinos torrentes, el susurro del viento que se ajita ya en los tupidos cafetales, ya donde en numerosa tropa ofrece el cacao su apreciado fruto, ya allí donde la esbelta caña, en apiñadas cepas yerge sus doradas espigas ó en las dilatadas plantaciones donde el maiz, el banano y diferentes cereales hallan apénas campo para rendir sus riquísimas cosechas!

¿Quien que se pasee por estos lugares (que apénas ocupan la centésima parte de las tierras propias para el cultivo en esta zona) no sentirá despertarse en su corazon el amor del trabajo, al tener la tierra por aliada, la libertad por compañera, la sencillez de la vida por costumbres, y el patrimonio de sus hijos sin grandes afanes del cuerpo y tribulaciones del ánimo? Allí todo convida al hombre á vivir tranquila y libramente.

Zona de los llanos. El que cruze por los llanos verá

en ellos una raza que se endurece á la fatiga, ya domando los fogosos potros, ya nadando en caudalosos rios, ya venciendo con ánimo fuerte y en singular combate á feroces tigres y gigantescos caimanes, ya, en fin, trayendo á su dominio al toro que altanero vive en las sabanas. No allí la mente se extravia en busca de la vana pompa para gozar de las dulzuras de una vida regalada. Ocúpala y la dirije el 'amor de la libertad; por eso, en los tiempos de la independencia patria, sus hijos opusieron siempre una barrera inespugnable á las huestes españolas.

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Zona de los bosques. El que penetre en las selvas virgenes del Orinoco, donde la planta humana aún no ha asentado su dominio, podrá admirar una prodigiosa variedad de árboles, cuyas preciosas maderas algun dia darán testimonio de la riqueza que encierran, cuando el silvido de las locomotoras turbe el silencio solemne que reina bajo su espeso follaje; y se detendrá, donde los bosques son ménos tupidos, á contemplar las aisladas rocas que de 15 y hasta 20 pies de alto se hallan diseminadas allí, y circundadas de infinitas plantas, que daran materia de grande estudio á los que cultiven las ciencias naturales. Las palmeras extienden sobre estas rocas sus lángidas hojas, y las trepadoras se afianzan en los pequeños arbustos que crecen á su rededor para coronarlos, como si la naturaleza les hubiese encomendado cubrir su desnudez.

Extension de las zonas. Esta zona mide segun Codazi una extension de 18,214 1. c. ; ó sea más de la mitad de todo el territorio. La de los pastos, 9,000 1. c., y la agrícola, 8,757.

MARES.

Bañan las costas de la República el mar de las Antillas, llamado tambien Caribe, y el Océano Atlántico. Sus costas (1) miden una longitud de 260 leguas; mas si se toman en cuenta las ensenadas, puertos, cabos, penínsulas y contornos de ellas, pueden aproximádamente valuarse en 522 1.

Golfos. - Hay en estas costas cinco golfos el de Maracaibo ó Venezuela que mide 540 l. c., de estension; el de Pária, ó golfo Triste, con 300; el Coro con 60; el de Cariaco que tiene 22, y el de Santafé que apénas mide dos 1. c. Forman el primero las penínsulas de la Goajira y Paraguaná y costas de Coro; el segundo está comprendido entre las costas meridionales de la península de Pária, las del este de la provincia de Cumaná, las del oeste de la isla de Trinidad, y las primeras bocas del Orinoco. Forman el tercero las costas de Coro y la península de Paraguaná; el cuarto se halla entre la península de Araya y las costas de Cumaná; y el quinto se forma en las mismas costas de este Estado (2).

Estrechos. Cuenta siete, á saber: 1° el que se forma á la entrada norte del golfo de Pária, entre el promontorio de este mismo nombre y la Trinidad, llamado Boca de Dragos; 20 el que da entrada á este mismo golfo entre el Delta del Orinoco y la punta de Ycacos en la nombrada isla; 3o y 4o los dos que se forman entre la isla de Margarita, las de Coche y Cubagua y la costa norte de la península de Araya; 5o el que se halla entre las islas (1) Codazzi.

(2) Al hacer la descripcion particular de los Estados haremos detenidamente la de estos golfos.

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