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LOPE DE AGUirre. SUS EXCURSIONES. SU TRÁJICO Fin. GUAICAIPURO Y TEREPAIMA ATACAN Á RODRIGUEZ. MUERTE VUELTA DE FAJARDO.

() DE RODRIGUEZ Y DE LOS SUYOS.

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VENIDA DEL LICENCIADO - RETIRADA DE FAJARDO.

CASTIGO QUE HUBO SU ASESINO.

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EM

DERROTA Y MUERTE DE NARVAEZ.
BERNALDEZ. PRISION DE COLLADO.
- SU TRISTE FIN.
PRESAS INFRUCTUOSAS DE BERNALDEZ.PEDRO PONCE DE LEON.
DIEGO DE LOSADA. FUNDACION DE CARÁCAS. NUESTRA
SEÑORA DE CARABALLEDA. PRISION Y MUERTE DE GUAICAI-
PURO. DEPOSICION DE LOSADA. SU MUERTE.

Corria el año de 1560, cuando Rodriguez fundaba á San Francisco; mas dejando aquí á este capitan, volvamos los ojos á otra parte para ver el mas extraño suceso de cuantos registra la historia de esta conquista.

Lope de Aguirre, hombre de alma depravada y de corazon endurecido en la práctica de las crueldades, de quien puede decirse, que no tuvo una virtud conocida, despues de haber traicionado al general Pedro de Úrsúa, á cuyas órdenes venia en busca del Dorado, y de haberle dado muerte en una insurreccion concertada por él, cuando] ya habian caminado 700 leguas del rio Marañon; despues de haber reconocido á su cómplice Guzman por cabo de la hueste y haberle dado el título de rey del Perú, desconociendo así la legítima autoridad; despues de haber asesinado á este mismo Guzman, por ser cosa á él imposible ver sobre sí mando alguno, hízose jefe de aquella gavilla de salteadores, comenzando, para vergüenza de la humanidad que lo produjo, una nueva carrera de crímenes cuyo solo

recuerdo llena de amarga afliccion el espíritu ménos sensible. 150 hombres era el total de su fuerza, pues aunque Ursúa, á su salida del Perú, tenia 400, Aguirre apenas pudo conservar estos; con ellos pues, atravesando el Atlántico, llegó á Margarita, en donde correspondió á la acojida mas hospitalaria con prender al gobernador Villadrando (que habia ido al puerto de su llegada, noticioso de la riqueza que, segun habia hecho circular Aguirre, traia consigo), saquear las cajas reales y llevar al pueblo la mayor consternacion, asolando los campos y entregando á la rapiña de sus cómplices los lugares de aquellos colonos.

Habiéndosele desertado uno de sus buques, por influencia de Frai Francisco de Montesinos, que predicaba en Macarapana las doctrinas evangélicas, lleno de furor puso en obra nuevos horrores. Agarrotó al gobernador y á algunos vecinos, y dejándose llevar del impetu de su ira que rayaba en frenesí, puso profundo espanto y amargo luto en todos cuantos tuvieron la desdicha de encontrarse á su paso devastador. Aqui, degollaba unos; allí, hacia subir al patibulo á un sacerdote cristiano que no se creia autorizado para perdonarle sus grandes pecados, y por todas partes se mbraba de cadáveres el suelo infortunado en que hacia pasagero asiento. Siguió luego á Borburata, con el intento de atravesar por el interior de Venezuela y recorrer todas las regiones que se extienden hasta el Perú, adonde se proponia volver. Luego que supo que Fajardo estaba en Costa firme, ganoso de ponerle mano, pasó á Valencia y de allí á Barquisimeto, no sin dejar marcado su paso con sangre y con ceniza. Mensajero del crimen, su aliento arrasaba los pueblos y cada huella de su planta era una losa mortuoria. Veámosle en Barquisi

meto llega el 22 de octubre de 1561. El ruido de las salvas anuncia su venida, y el saqueo mas horrible la confirma. Mas, ¿qué sucede, que el rostro del asesino se torna mustio y silencioso? habrá el remordimiento tocado á las puertas de su conciencia? Nó, es que Paredes y Peña, á quienes el gobernador habia confiado la expedicion que formara para detener á Aguirre en su tarea destructora, rodeaban ya la ciudad, y los soldados de aquel, que hasta entónces habian sido sus fieles instrumentos y espontáneos cómplices, le dejaban solo, porque habiendo hallado en las casas de Barquisimeto, durante el saqueo, cédulas de perdon para los que le abandon asen, aprovecharon esta coyuntura para hacerlo, bien fuése por temor de las fuerzas contrarias, bien por un fanatismo que rayaba en arrepentimiento. Al fin, llegó para Aguirre el supremo momento de su vida, en que debia pisar la última grada del crímen. Solo un hombre le acompañaba ya, hombre fiel, que protestándole su amistad en los dias de sus funestos triunfos, tuvo el valor necesario para no abandonarle en las horas postreras de su sangrienta peregrinacion. Llamábase este hombre Anton Llamosas. Viéndose Aguirre perdido sin remedio, concertó en su mente el último y mas horroroso de sus crímenes y lo puso en obra con harto deshonor de la raza que habia podido nutrir tal monstruo. Tenia una hija, y temeroso de que cayese en deshonra con su sola memoria, que traeria sobre la infeliz infamantes calificativos, la quitó la vida á puñaladas con inaudita ferocidad. Pocos momentos despues, era él tambien cadáver á manos de sus mismos marañones, quedando así sellado con su própia sangre ese drama horrible á que habia dado comienzo en las

márgenes del Amazonas para desdicha suya y de tantos pueblos que vieron sobre si su acero exterminador. Acabó, pues, sus dias vertiginosos Lope de Aguirre, el 27 de octubre de 1561, y los pueblos se han encargado de conservar en la tradicion su memoria, mezclándola en fábulas sombrias ó en cantares sujeridos por fantásticas imaginaciones. Entretanto, volvamos á Rodriguez, á quien abandonamos en presencia de Aguirre: veamos que hace : sabe que Lope ha desembarcado en Borburata y colije que es necesario aprestarse á la lucha y marcha á Valencia con seis compañeros solamente; mas en la montaña de Lagunetas es sorprendido por Terepaima Guaicaipuro y gran número de Indios. Supremos fueron los esfuerzos que este intrépido militar hizo por salvarse con los suyos; y aunque pudo sostenerse hasta la noche al abrigo del terreno y sus peñascos, á la mañana siguiente hubo de comenzar de nuevo aquella lucha que ya los extenuaba. 'Alto ejemplo de heroicidad dió este puñado de hombres sobre aquella tierra que debia ser la postrera que pisaran. Agobiados de casancio y acribillados de heridas, aun de rodillas, luchan: la sed los devora y aún se defienden, la muerte cae sobre ellos y muriendo la arrojan á la frente de sus contrarios.

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Así terminó Rodriguez, uno de los mas intrépidos capitanes que en aquellos tiempos pisaron las arenas del nuevo mundo, á manos de los mismos que vertieran la sangre de sus hijos.

No contentos con este triunfo los caciques, pensaron que era llegado el momento de completar su obra cayendo sobre el Collado y San Francisco. A la sazon, Fajardo habia llegado de Margarita; y aunque puso en obra disuadir á los caciques de su empresa, por

medios conciliativos, no pudo conseguirlo. Pidió entónces auxilio al Gobernador, quien envió á un capitan inexperto, llamado Luis Narvaez, que con 100 hombres de los que pertencieron á Aguirre, salió de Barquisimeto en enero de 1562. Conducia este hombre su expedicion, como si estuviese en la mas completa paz y en tierra de amigos. Los soldados sin órden, y las armas sobre béstias de carga. Tal confianza le costó la vida; pues no lejos del punto en que muriera Rodriguez, fué atacado por los Indios de Guaracarima y los arbacos que, comenzada la pelea, vinieron á decidir de su éxito. Desorganizados como estaban los Españoles, apenas pudieron en su sorpresa, mal defenderse y perecierion todos, ménos tres que se escaparon, entre los cuales, uno pudo por milagro conservar la vida despues de haberse despeñado por un alto precipicio que aún conserva su nombre en memoria suya.

Circunstancias graves impidieron un tanto á Collado enviar nuevos refuerzos, pues acusado este ante la Audiencia de Santo Domingo, el Licenciado Bernáldez recibió órden de pasar á Venezuela como Gobernador y de remitir preso á Collado, si creia justas las acusaciones contra él levantadas. Llegó pues en agosto de 1562, yjuzgando culpable á su antecesor, le remitió preso á España, encargándose del gobierno.

Entretanto, Fajardo se hallaba en el mayor aprieto; pues aunque habia abandonado á San Francisco para poder conservar al Collado, aun alli le apremiaba Guaicaipuro. Apenas pudo sostenerse un tanto por el eficaz auxilio que su aliado el cacique Guaimacuare la prestara. Pero habiendo Guaicaipuro conseguido que este le dejase, entrando á su amistad, y

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