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anuencia de Lozada, fueron tambien condenados al último suplicio y ejecutados por los años de 1569 en medio de un martirio tan cruel, que su descripcion haria estremecer al corazon mas empedernido.

Continuó Lozada tranquilamente despues de esta carniceria, hasta que fué depuesto por quejas presentadas contra él á Ponce de Leon, quien mandó en su lugar á su hijo Don Francisco. Quejoso Lozada y ofendido, retiróse al Tocuyo, y allí terminó sus dias casi al mismo tiempo que moria en Barquisimeto el gobernador.

VI

- FUNDACION DE MARACAIBO.

GARCI-GONZALEZ. DIEGO FERNANDEZ CERPA. SU TRISTE FIN. DIEGO DE MAZARIEGO. BÁRBARA MUERTE DADA AL CACIQUE TAMANACO. SORO

CAIMA PRISIONERO DA UN ALTO EJEMPLO DE HEROISMO.

Quedaron los alcaldes con las riendas del poder, y ciertamente que esta diversidad de autoridades y la situacion de la colonia habrian acarreado su completa ruina, á no haber aparecido un hombre que vino á prestar grandes servicios á la provincia, haciendo memorable su nombre : éste fué Garci-Gonzalez. Veamos como vino á dar á Venezuela.

La empresa de hallar el Dorado, aún agitaba muchos cerebros, y, entre todos, Don Pedro Malaver de Silva tenia tal fé en que lo hallaria siguiendo las señales de los Indios, que, con autorizacion de España, formó una expedicion de 600 hombres, entre los que no faltaba gente de noble estirpe, y con ellos emprendió su viaje. Llegó á Margarita en el mes de mayo de 1569, pasó de allí á Borburata, ya introducida la gan

grena de la discordia entre su gente, y luego á Valencia, de donde internándose al sur, hubo de sufrir grandes penalidades y miserias que le obligaron á retroceder en 1570 á Barquisimeto, despues de haber visto dispersarse su gente que á su salida de Valencia apenas contaba ya 140 hombres. De este Malaver, á quien mas tarde su temeraria empresa del Dorado le debia hacer perder la vida en costa lejana de su patria y en medio de horrorosó estrago (1), era sobrino Garci-Gonzalez, que, como capitan habia venido en su compañía. A este, pues, llamaron en su socorro los vecinos de Carácas y Caraballeda, porque los Indios no dejaban ya oportunidad propicia para ponerlos en duro aprieto, estando como lo estaban tan fatigados y llenos de disgusto, que, á no ser por la venida de Garci-Gonzalez abandonaran la ciudad.

En éfecto, reunió Garci-Gonzalez muchos de los que habian quedado dispersos de la expedicion de su tio, y fué á socorrerlos ganoso de hallar aventuras. Fué tan útil su ayuda, que Paracamoni, que era el mas temido de los caciques, muerto el señor de los Teques despues de haber recibido una herida de propia mano de Garci-Gonzalez en obstinada lucha, quedóse tranquilo muchos meses, hasta que personalmente pidió la paz; y otorgada que le fué, vivió los dias que le quedaban en completa obediencia. Nada tuvo que hacer despues

(1) A pesar del mal éxito que tuvo Malaver en su primera tentativa, volvió á Fspaña y formó una nueva expedicion, compuesta de 160 hombres. Tal era su esperanza de buen resultado, que esta vez trajo consigo dos hijas suyas, que (el infeliz sin saberlo) al traerlas las condenaba á muerte. Llegó, pues, en 1574 á las costas comprendidas entre las bocas del Amazonas y el Orinoco; y alli perecieron todos, ya bajo la diestra de los Indios, ya al rigor de un clima febril. Solo uno pudo escapar y á la vuelta de diez años de grandes tribulaciones apareció por Carora.

Garcia con los Indios, hasta la llegada de Juan Chaves nombrado por la Audiencia do Santo Domingo en vez de Ponce de Leon quien mandó por su lugar teniente en Santiago á D. Bartolomé Garcia.

No fué este tan afortunado como Garci-Gonzalez, pues por motivo de que los encomenderos quisieron obligar al trabajo á los Indios de Mamo, éstos se retiraron á las montañas en donde fueron inexpugnables, causando algunos daños á los españoles que quisieron asaltarlos. Con estos y otros triunfos que luego obtuvieron, bajados de aquellas eminencias, llegaron hasta las cercanias mismas de Carácas. Fué esta la ocasion en que un nuevo triunfo vino á esclarecer el buen nombre de Garci-Gonzalez, pues llamado por Garcia tuvo la fortuna de triunfar completamente de los Indios; quedando muerto en el campo, su principal jefe, con lo cual desalentados volvieron á someterse.

Entretanto, deseosos los españoles de poner la ciudad de Carácas en libre communicacion con Caravalleda, emprendieron la conquista de las tribus que poblaban aquella costa y que se habian conservado hasta entónces independientes. Mas tuvo funestos resultados cuanto emprendieron en esto, pues aquellos Indios dirijidos por Guaimacuare, de quien ya hemos hablado, causaron grande estrago en los españoles siempre que contra ellos se dirijian, habiéndose sometido en lo adelante, no al impulso de las armas sino del buen trato.

Volvamos entretanto los ojos al resto de la provincia y veamos el estado en que se encuentra. El capitan Alonzo Pacheco, nombrado desde 1568 por Ponce de Leon para colonizar las tierras visitadas por Alfinger, habia fundado el 20 de enero de 1571 á orillas del lago

de Maracaibo una ciudad que llamó Nueva Zamora (1), en recuerdo de su patria, despues de largas y penosas excursiones en todo aquel territorio, del cual puede decirse casí se hizo dueño.

Con menos fortuna corrieron las armas españolas al oriente de la provincia. La ciudad de Nueva Córdoba, á pesar de su bella y conveniente posicion, no solo no habia adelantado nada, sino que se hallaba reducida á unas cuantas familias presas de grande miseria. Y hubiera desaparecido por completo, á no ser por la llegada de Don Diego Fernandez de Cerpa, que con 400 hombres de flor, venia á conquistar la Guayana, segun negociacion que habia celebrado con la Corte en 1568. Aunque Nueva Córdoba pertenecia á la provincia, juzgó Cerpa estar comprendida en sus dominios, y como no halló oposicion, aseguróse mas de ella; lo que vino á ser muy en beneficio de la moribunda ciudad, pues trajo á ella 23 familias, y juntándolas á las allí existentes, cambió el sitio de la ciudad á fines del año de 1569 por otro mas elevado á orillas del mismo rio Manzanares, en donde actualmente se halla Cumaná. Hecho esto, púsose en marcha á su conquista, al frente de 400 hombres, entre los cuales habia muchos avezados á la guerra y que habian asistido en Europa á crudas batallas. Fundó á su paso una ciudad cerca de las orillas del Neveri, llamándola Santiago de los Caballeros, y en ella dejó las mugeres y los niños que con él venian. Mas, los Indios Cumanagotas, al ver aquel establecimiento, uniéronse con los vecinos y tramaron su ruina. Cerpa, entretanto, quizas confiando demasiado en sí mismo y sus compañeros, se internó hasta donde los Indios le esperaban, y allí pereció con casi toda su (1) Hoy Macaraibo.

gente á manos de ellos. Pocos pudieron escaparse, cubiertos de heridas, y llegados á la ciudad se apercibieron á la defensa. Pero cuerdamente se decidieron sus habitantes á abandonarla primero, antes que en ella. trabar lucha con tan numerosa y aguerrida gente. Así, se trasladaron á Cumaná, que con esta emigracion vino á engrandecerse hasta el punto de formar provincia separada. Tal era el estado del pais, cuando llegó á Coro Don Diego de Mazariego, que habia sido nombrado por las Cortes para suceder á Ponce de Leon. Era Don Diego hombre de bellas prendas; pero entrado ya en muchos años, no podia por si mismo atender á los crudos negocios de la colonia, y así valióse de otros, no solo para la administracion del gobierno, sino para llevar á cabo las empresas que le sugeria su mente. Nombró, pues, á Don Pedro Calderon, por su teniente en Santiago de Leon, y en Don Diego de Montes descargó el peso de los principales asuntos, confiándole lo que se relacionaba con el ramo de conquistas y poblacion, con el carácter de teniente general de la provincia.

Poco hicieron estos en favor de ella, cumpliendo sus respectivos encargos, á no ser la fundacion de San Juan Bautista del Portillo de Carora, entre Barquisimeto y el lago de Maracaibo, hecha de órden de Móntes por un tal Salamanca, en sitio nada adecuado para el efecto, y el sometimiento de los Mariches, efectuado con el asesinato del cacique Tamanaco, que despues de haber resistido como un hijo de la antigua Grecia, cayó prostrado en tierra y hecho prisionero.

La muerte que dieron los españoles á este esforzado Indio, merece que nos ocupemos en ella. Pedro Alonzo, á quien habia hecho Calderon jefe de una expedicion

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