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zones, nacidos para los grandes pensamientos y los grandes sacrificios. La tiniebla de sangre y servidumbre que la diestra conquistadora habia esparcido sobre los virgenes campos de la América meridional, se veia rasgada por una chispa que saliendo de los altares de la libertad iba á ser la precursora de los heróicos hechos con que la América conquistaria su independencia, en las horas sombrias de nueva y desastrosa lucha.

II

REVOLUCION DE GUAL Y ESPAÑA.

Corria el año de 1797, y en la cárcel de La Guaira habia tres presos de Estado, condenados á reclusion perpetua por planes revolucionarios (1). Allí, en el silencio de su prision, aquellos hombres pudieron tramar los planes de un movimiento que debia asegurar la independencia patria bajo la forma de la República. Su elocuencia habia ablandado á sus carceleros, y la voz de la libertad se propagó del seno de una prision á los diversos círculos sociales, hallando prosélitos en dondequiera.

Mas cuando se acercaba el momento en que los revolucionarios deberian ver completada la obra de sus asíduos trabajos, la boca de la delacion abrió sus maldecidos labios, y la revolucion fué descubierta y sufocada en su cuna el 13 de julio de este mismo año. Setenta y dos personas fueron acusadas, y de ellas 7 condenadas al último suplicio, otras á galeras y las demas á prision.

(1) Cortés, Campomanes y Picornel eran los dos principales.

Don Manuel Gual (hijo de Don Mateo Gual, que en 1743 habia defendido heróicamente La Guaira contra el almirante inglés Knowels) y Don José Maria España, ex-corregidor del pueblo de Macuto, eran los jefes de la revolucion, que oportunamente lograron escaparse. Mas no tarde España pereció en el cadalso, arrastrado de sus enemigos y sirviendo de escarnio á sus verdugos. Gual murió súbitamente en la isla de Trinidad.

Así terminó la primera tentativa de independencia hecha en Venezuela; así desapareció la primera esperanza de un pueblo que amaba en silencio las dulzuras de la libertad; y tal fué el primer sacrificio hecho en holocausto de la Soberania nacional.

III

MIRANDA, SU PRIMERA TENTATIVA.

Más tarde, el general Francisco Miranda (1), despues de haber sufrido muchas contrariedades y tentado muchos esfuerzos, vino á ayudar al espíritu revolucionario que el cadalso de España no habia sino encen

(1) El general Francisco Miranda, nació en la ciudad de Carácas. Habiendo pasado á España, allí obtuvo el grado de capitan de ejército. Militó en el ejército español que cooperó á la libertad de las colonias inglesas de América. Terminada la guerra en estas colonias, se retiró del servicio, pasó á Europa. Visitó la Inglaterra, la Prusia, el Austria, la Italia, la Grecia y la Turquía. Luego pasó á Rusia y allí fué acogido por la emperatriz con las mas vivas demostraciones de distincion. De allí seguió á Francia, cuando ya asomaba el grandioso crepúsculo de la revolucion: allí aceptó el mando de uno de los ejércitos. Llegados luego las dias espantosos de Robespierre, Miranda fué lanzado como tantos otros esclarecídos varones en sombría mazmorra, y estuvo á canto de ser gui

dido aún más. Desembarcó en Coro, con una expedicion que formara en los Estados Unidos á la que el almirante Cochrane protegió desde Trinidad. El 2 de agosto de 1806, el general Miranda se habia posesionado de la Vela de Coro, no obstante la resistencia que le hicieron no ménos de 500 españoles y 700 Indios; al dia siguiente entró en la ciudad de Coro, distante de allí cosa de 5 millas.

Mas poco adelantó con esto la causa de la patria; porque Miranda, apesar de haber traido 500 hombres, no creyó poder continuar la guerra sin la ayuda de los Ingleses, que segun los rumores de paz europea que circulaban, no iban á poderle socorrer mas; y así, se retiró á Trinidad, dejando á los españoles en tranquila posesion de su colonia.

Luego, cuando invadió Napoleon á España y las provincias del reino formaron juntas revestidas del poder supremo, entre las cuales la de Sevilla tomó el título de Suprema y gubernativa de España y de las Indias; ésta envió á América sus delegados para afianzar su autoridad, mientras que la Regencia que Ferllotinado. << Despues de la muerte de Robespierre, aún podia haberse hecho uno de los jefes en la revolucion. » Ofreciéronle un mando en el ejército y se negó á aceptarlo. Pensando en la emancipacion de su pa's, pasó á Inglaterra en busca de una proteccion eficaz. Diferentes contratiempos perturbaron sus empresas, aunque no fué mal acogido por el gobierno inglés. Disgustado de estos contratiempos, fué á los Estados Unidos, llamado de ciudadanos que allí se hallaban expatriados de Venezuela y el Nuevo Reino de Granada; y allí al fin pudo conseguir de un comerciante de Nueva York, que armase un'navío en el cual se proponia pasar con 200 voluntarios á Santo Domingo á unirse con otro buque llamado el Emperador. Sin embargo, nuevos contratiempos estorbaron á Miranda el llevar á cabo sus propósitos como quisiera. Mas á pesar de todo, se dirigío á la costa de Venezuela adonde llegó en agosto de 1806. En el curso de la historia veremos la suerte que le cupo en adelante,

nando VII dejara en Madrid á su salida para Bayona, enviaba tambien diputados, con un objeto semejante. En presencia de estos sucesos y de las disposiciones. tomadas en Bayona en 1808, veamos qué hace Venezuela

IV

NIEGASE VENEZUELA Á RECONOCER Á BONAPARTE.
19 DE ABRIL DE 1810.

Todos los demas gobiernos de las colonias de América, si se eceptúa el de Méjico, estaban dispuestos á reconocer á Bonaparte, segun el decreto firmado por el Consejo de Indias. Solamente los hijos de Costafirme se opusieron á este decreto, dando públicas demostraciones de sus sentimientos contrarios á Napoleon.

Sucedió, pues, que pocos meses más tarde, muchas personas notables de Caracás, presentaron al capitan general una representacion en que se le proponia que formase una junta, como lo habian hecho las demas provincias españolas; pero no pudieron de esta manera lograr su objeto. Esto por una parte, y por otra el haber sabido la dispersion de la junta central de España y el consolidamiento necesario de la Regencia, hicieron tomar á los habitantes de Carácas una medida definitiva. Así, nombraron diputados; y éstos, unidos al Concejo municipal, se encargaron del gobierno el 19 de abril de 1810.

El Capitan general y los miembros de su audiencia fueron enviados fuera del pais, y Fernando el VII proclamado como el legítimo rey de España y de las Indias.

El ejemplo de Carácas fué seguido por todas las ciudades, ménos Coro y Maracaibo; reconociendo unas á la Junta central, otras á la de Carácas. Entretanto, don Fernando Miyares, gobernador de Maracaibo, maltrataba á los enviados de la junta de Carácas, y más tarde, el comandante de Coro, Ceballos, los prendia y enviaba á Puerto Rico..

V

LA ESPAÑA DESAPRUEBA LO HECHO EN CARÁCAS EL 19 DE ABRIL. REUNESE EL PRIMERO CONGRESO DE VENEZUELA EN CARACAS. PROCLAMACION DE LA INDEPENDENCIA, 5 DE JULIO DE 1811.

La Regencia de España, correspondiendo injustamente á tal manifestacion, declaró todos los puertos que poseia el gobierno de Carácas en estado de guerra; y con objeto de someter á Venezuela al antiguo estado, mandó á Don N. Costa Varrina. A esta sazon, el gobernador de Maracaibo habia sido nombrado Capitan general de Venezuela; y una y otra cosa dieron mucho que pensar á la Junta suprema de Carácas, que decidió mandar tropas que pudieran contrarestar las tentativas de Miyares.

El marques del Toro encabezó aquellas tropas, y con ellas y con mucha gente más que en el tránsito se le reunia, entró en el departamento de Coro el 10 de noviembre de 1818, que poco despues desocupó sin haber hecho cosa de utilidad para la causa que defendia.

Despues de esta retirada continuaron las cosas en Venezuela sin que nada notable viniera á mejorar la posicion del gobierno, hasta que el 2 de marzo de 1811,

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