Coleccion de poesiasRius, 1881 - 350 páginas |
Otras ediciones - Ver todas
Términos y frases comunes
abismo aguas aire alcanza alegría alma América amigo amor ardiente arroja áun aurora azul bella blanca bosques brazos brillo brisas busca camino campo canto cielo colores contemplar corazon CORO corona corre cruz debe Deja destino dice divino dolor dulce eleva entónces esclava esperanza estrella eterno feliz fiero flor frente fuego galo gloria grito guerra hermosa hijos historia hojas huella humana inmortal José lanza laureles levanta libertad libre llama llanto llega llena lleva llora lucha medio mente mirada montañas monte morir muerte mundo nacer niño noble noche nombre nubes nuevo ojos palmas parece paso patria pecho pensamiento placer planta Plata poder poeta polvo profundo pueblo puro quiera rayo recuerdo rosa sangre santa seno siente sombra sublime suelo tambien tarde templo tierra tiranos torrente tumba vago valor vano velo venas verdad victoria viene viento virtud vista vive vuelo
Pasajes populares
Página 326 - Del precipicio altísimo: mil olas, Cual pensamiento rápidas pasando, Chocan, y se enfurecen, Y otras mil y otras mil ya las alcanzan, Y entre espuma y fragor desaparecen.
Página 119 - Como torbellino hiende el espacio veloz. El fiero ímpetu no enfrena del bruto que arroja espuma; vaga al viento su melena y con ligereza suma pasa en ademán atroz. ¿Dónde va? ¿De dónde viene? ¿De qué su gozo proviene? ¿Por qué grita, corre, vuela, clavando al bruto la espuela, sin mirar alrededor?
Página 115 - Era la tarde, y la hora En que el sol la cresta dora De los Andes. El desierto Inconmensurable, abierto Y misterioso a sus pies Se extiende, triste el semblante, Solitario y taciturno Como el mar, cuando un instante, Al crepúsculo nocturno, Pone rienda a su altivez.
Página 115 - Gira en vano, reconcentra Su inmensidad, y no encuentra La vista, en su vivo anhelo, Do fijar su fugaz vuelo, Como el pájaro en el mar. Doquier campos y heredades, Del ave y bruto guaridas, Doquier cielo y soledades, De Dios sólo conocidas, Que Él sólo puede sondar.
Página 120 - Así el bárbaro hace ultraje al indomable coraje que abatió su alevosía; y su rencor todavía mira con torpe placer las cabezas que cortaron sus inhumanos cuchillos, exclamando: « — Ya pagaron del cristiano los caudillos el feudo a nuestro poder. Ya los ranchos do vivieron presa de las llamas fueron, y muerde el polvo abatida su pujanza tan erguida.
Página 273 - Mañana solo, cuando ya de nuevo por el oriente tu corona brille, tu primer rayo dorará mi tumba, mi tumba libre. Sobre ella el cóndor bajará del cielo; sobre ella el cóndor que en las cumbres vive pondrá sus huevos y armará su nido, ignoto y libre.
Página 329 - Al sostenerla en mis amantes brazos... ¡Delirios de virtud!... ¡Ay! desterrado, Sin patria, sin amores, Sólo miro ante mí llanto y dolores. ¡ Niágara poderoso ! Oye mi última voz : en pocos años Ya devorado habrá la tumba fría A tu débil cantor. ¡ Duren mis versos Cual tu gloria inmortal ! Pueda piadoso Al contemplar tu faz algún viajero Dar un suspiro a la memoria mía.
Página 273 - EN BOCA DEL ULTIMO INCA Ya de los blancos el cañón huyendo, hoy a la falda del Pichincha vine, como el sol vago, como el sol ardiente, como el sol libre.
Página 127 - De las entrañas de América dos raudales se desatan: el Paraná, faz de perlas, y el Uruguay, faz de nácar. Los dos entre bosques corren, o entre floridas barrancas, como dos grandes espejos entre marcos de esmeraldas.
Página 327 - ... atizar la infanda guerra, y desolar frenéticos la tierra. Vilos y el pecho se inflamó a su vista en grave indignación. Por otra parte vi mentidos filósofos que osaban escrutar tus misterios, ultrajarte, y de impiedad al lamentable abismo a los míseros hombres arrastraban. Por eso...