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plan de operaciones en esa ocasion, á deducirlo de los sucesos y movimientos que presenciamos, puede colegirse con seguridad que lo dividió en dos partes: la primera, evadir un combate que el juzgaba desigual no tenia la seguridad del triunfo, dejando exprofeso que la fuerza de Canterac se uniese á la situada en el Callao, por que pasados algunos dias este mismo conoceria su error, pero ya no seria tiempo de correjirlo, pues las ventajas se habrian convertido en nuestro favor: y la segunda que, colocado en la peligrosa disyuntiva de sufrir un sitio ó emprender una nueva retirada á la Sierra, cuantos dias pasasc en irresolución, eran otras tautas ventajas que reportábamos, por la diminucion de sus provisiones y aniquilamiento de sus caballos.-Dicho y hecho, como reza el proloquio vulgar-Cuando á los ocho dias el general enemigo apreció su posicion, hizo dos otras tentativas de ataque sobre nuestro ejército pero fueron desdeñadas como la primera.

Entonces no quedandole otro recurso que una retirada á todo trance, por cuanto si permanecia por mas tiempo seria inevitable su completo descalabro; el 18 à alta noche la realizó por Boca Negra, (desagüe del rio Rimaj en el mar), dirijiendo su columna á la cordillera por la quebrada de Canta, no sin que nuestro ejército se presentara á picarle la retaguardia.

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Esta mal calculada empresa realista dió á las armas de la Patria uno de esos incruentos triunfos que la opinion vulgar no supo valorar entonces, quizá por

no haber sentido el estruendo del cañion ó visto los cadáveres y heridos que inmortalizan los campos de batalla-Pero que fué un triunfo de bastante importancia por su trascendencia, nadie se atreverá á desconocer desde que los hechos dicen bien alto, que el poder español perdió en esa época el único punto de apoyo con que contaba en la costa, dejando libre por este acontecimiento el puerto principal del reino; manantial el mas positivo de las rentas del Estado que empezaba á crearse.

Pero no es esto solo-La impotencia que indujo al jeneral Canterac á dar la espalda á su adversario debilitó, como cra consiguiente, ese espíritu orgulloso con que sus soldados se habian presentado quince dias antes-Y como es de suponer la desmoralizacion en casos de esa naturaleza, perdió gran parte de su fuerza entre dispersos y pasados á nuestras filas, contandose en estos, compañias enteras con sus oficiales, armamento y municiones. Mas lo que puso el sello á ese triduo de desastres que aflijio al ejército realista, fué la rendicion de los castillos del Callao el dia 21, segun capitulacion ajustada con el general La Mar.

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Y para que no se juzgue que es una exajeracion apasionada de mi parte, veanse los términos con que los mismos escritores españoles la han trazadoTorrente en el tomo 3o páj. 185 de su Historia, dice: 66 ...parece sin embargo, que no llegó á firmarse di"cha entrega (la capitulacion de los castillos) hasta que se supo la horrorosa desercion de mas de 800

"hombres que sufrió la division Canterac, y entre ellos "32 oficiales, algunos de los cuales fueron vistos en "la capital por los mismos negociadores”—Y Camba que fué testigo presencial, en el tomo 1 páj. 429 de sus Memorias, agrega: "En consecuencia mar"chó el 19 de setiembre á Macas, el 20 al pueblo "de Puruchuco y el 21 á Huamantanga, continuando "de tal modo la desercion en oficiales y tropa, que en "estas tres jornadas perdieron los españoles casi la "mitad de su infanteria y algunos caballos. El cuerpo "de dragones del Perú que mandaba el teniente coronel Camba, tuvo 7 oficiales y 35 individuos de tropa "desertados desde el valle de Caraballo á Huamantanga."

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Yo habria deseado ver documentos oficiales de uno y otro lado para formar un paralelo de las pérdidas y ganancias en la partida, pero no siendo posible obtenerlos de la nuestra, por cuanto el general San Martin creo que ni vestijio ha dejado siquiera de sus combinaciones ó designios como ya lo he insinuado, tengo que sujetarme á los de la á los de la contraparte-Bajo de este concepto, para completar el cuadro de datos del suceso que vengo describiendo, hai que tomar en consideracion el parte que segun Camba dirijió el general Canterac al virei Laserna, y el mismo que intercala por fragmentos en la narracion de sus Memorias.

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Asi pues, en la páj. 418 del citado tomo 1 acomoda un período de el, que dice-"Aseguro á V. E. que " las tropas mas aguerridas y mas maniobreras no han

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" ejecutado ni ejecutarán jamás con mas gallardia, órden y precision, los citados movimientos al frente del ejér"cito contrario"-Y en ese florido estilo sigue describiendo todas las evoluciones y pasos que hiciera en los diez dias que permaneció en el Callao; mas al terminar la nota, porque necesariamente tenia que suceder, las ilusiones desaparecen sustituidas por lo verisimil, y con esa ingenuidad propia de los documentos oficiales, añade en la páj. 427:—

"Desde ese dia (18 de setiembre) me vi precisado "á abandonar la idea de volver al Callao, y me decidi ❝á alejarme cuanto antes de las inmediaciones de Lima; 66 pues la mas inaudita y escandalosa desercion de mas "de 30 oficiales y 500 soldados de diferentes cuerpos "de todas armas iba á exponer á un grande contraste "las fuerzas de mi mando. A la vista de aquel pueblo "recordaron estos infumes los vicios en que habian vivi"do en él encenagados, y que tantos males ha traido á la "disciplina de este ejército: compararon cobardes tan “abominables placeres con los trabajos que al repasar los “Andes podrían tener, y se abandonaron al mas detes"table crímen, olvidando el honor y constancia que siem

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pre ha distinguido á los soldados españoles" 2.

No me ocuparé de los comentarios á que da lugar el suceso y sus accesorios; ya por que no entran en el plan que me he propuesto; sea que el lector sin

(2) Véase, Historia de la Revolu ion Ilispano-Americana: por don Mariano Torrente, tomo 3o páj. 175 á 185 y Memorias para la Historia de las Armas Españolas en el Perú, por el General D. Andrés Ga cia Camba, tomo 1o, páj. 416 á 429

gran dificultad puede deducirlos, ó en fin, porque alargarian demasiado la esposicion de un acontecimiento que he tocado solo como insidencia. Pasaremos pues adelante. ⠀⠀

El tercero de los hechos indicados al principio, tuvo lugar en esos mismos dias de confusion y de zozobra, en que el gobierno, el ejército y el pueblo todo, estaban envueltos en una voragine de sobresaltos y ansiedades que habian producido la presencia del ejército realista. El fué perpetrado por lord Cochrane en el puerto de Ancon, y para ejecutarlo abandonó el bloqueo del Callao. Aunque el capítulo 8 de sus Memorias páj. 184 á 201, edicion de Lima, es dedicado puramente á este hecho, añadiré sin embargo, algunos pormenores que el no contiene, por cuanto este es el origen de mi ida á Guayaquil, á ser testigo de lo que me he propuesto referir en el presente opúsculo.

Asi que se tuvo en Lima la primera noticia de la invasion del ejército real, ordenó el gobierno se despachasen al puerto de Ancon los fondos de la tesoreria jeneral, los del tribunal del consulado (que era una especie de banco de hipoteca o de descuentos), el gran monetario de oro y plata de la casa de moneda, como tambien las pastas de uno y otro metal que hubiese en depósito, cualquiera que fuera su procedencia, para ser asegurados á bordo en precaucion de todo lance eventual ó fortuito que llegasé á suceder.

Mas, con este depósito acaeció lo que el mismo

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