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exponen los especuladores mercantiles, tan fuera de razon fuera exigir el resarcimiento de las pérdidas por la guerra á cualesquiera de los gobiernos comprometidos en ella, como seria insensata la pretension de que el valor de un bajel inglés que naufragase en las costas de Colombia ó el Perú, fuese reembolsada á los propietarios por el país cuyas playas bañara el mar en que tal catástrofe hubiese acaecido: pero no siendo necesario aducir este argumento poderoso, el abajo firmado se ceñirá únicamente á advertir al señor Walter Cope que la responsabilidad que por su sola protesta quisiere hacer recaer sobre las autoridades militares de esta Plaza y el Gobierno de que ellas dependen, no se apoya felizmente ni en el derecho de las naciones ni en los principios de la justicia universal. Será permitido tambien al infrascrito recordar al señor Cónsul que las propiedades de sus compatriotás, el tráfico exterior de este puerto, y todos los objetos qué puedan mirar con interés los comerciantes ingleses, no han sufrido el menor ataque ni embarazo durante la ocupacion de Guayaquil por las armas del Perú, ni le experimentarán tampoco en adelante. Por consecuencia el que suscribe no puede adivinar cual sea el fin que se haya propuesto el señor Cónsul al dirigir su protesta: los súbditos de S. M. B. no han sentido ni sentirán en las negociaciones comerciales los daños de que habrá querido el señor Cónsul precaverlos: y es bien claro que pérdidas negativas no deben reintegrarse por persona alguna, Es satisfactorio al Comandante General que suscribe protestar con este motivo al señor Cónsul de S. M. la distinguida consideracion con que se ofrece su muy atento servidor-José Prieto.

BOLIVIA..

ACTA QUE SE CELEBRÓ EN LA RECEPCION DEL GRAN MARISCAL CIUDADANO PRESIDENTE DE BOLIVIA ANDRÉS SANTA-CRUZ.

En la ciudad de la Paz de Ayacucho, en 24 dias del mes de Mayo de 1829-reunidas en la casa del Gobierdo las corporaciones de ella, á saber: el señor General Prefecto con el señor Intendente y Comisarios de Policía, el. Illmo.,señor Obispo

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electo con el Venerable Deán y Cabildo, crecido número de eclesiásticos, la Córte Superior de Justicia y jueces de letras, el señor Comandante General del Ejército 'con los señores'gefes y oficiales de él, y lo mas notable del vecindario, acompañaron á S. E. él Gran Mariscal' Presidente, hasta la iglesia de San Francisco en que 'célebrándose 'una Misa solemne, despues del Evangelio, subió S. E. al presbiterio, y á presencia de dichas corporaciones y del mismo pueblo que llenaba la iglesia, prestó el juramento siguiente: "Ministros respetables "de la moral y del dogma, militares, ciudadanos de todas "clases de la República: al tiempo de encargarme de la ad"ministracion del Estado, yo juro ante el Dios del Universo, respetar y proteger nuestra religion santa, católica, apostó"lica y romana, sostener el órden público por las leyes que "existan, conservar la integridad y la independencia nacional, bajo la forma republicana representativa, y trabajar "constantemente por el bien y prosperidad de la Nacion. "Dios me ayude si así lo hiciere; y sí nó, él me lo‘demande, y la patria declare mi responsabilidad." Concluida la Misa, regresaron todos al Palacio en donde felicitando á S. E. ý á Bolivia por su 'advenimiento y aceptacion del Gobierno, le prestaron obediencia los gefes de cada ramo, por medio de alocuciones que le dirigieron llenas del mayor entusiasmo, manifestando cada uno por sí, el placer con que reconocian á S. E. el Gran Mariscal ANDRÉS SANTA-CRUZ, por Presidente del Estado, en fuerza del voto general, uniforme y directo que ha emitido la Nacion entera; llamándolo para su direccion en las circunstancias dificiles y peligrosas que han cercado á la República, y en fuerza del sagrado compromiso con que ante el Eterno, y á la faz dél pueblo, ha protestado regir la Nacion, en los términos que indica la fórmula arriba escrita. En consecuencia de ello, y á fin de que un acto tan solemne tenga la autenticidad y valor que se requiere, para que la Nacion Boliviana quede satisfecha de hallarse ya cumplidas sus ánsías, y se cérciore de hallarse S. E. ligado por medio del sagrado juramento á regir el Estado, y labrar su felicidad, como tambien para que en todos los pueblos de él, se le reconozca, respete y'obedezca como legítimo Presidente de la República, nombrado y llamado por todas las clases y pueblos que la componen, firmaron esta acta, S. E. el Presidente, el señor General Prefecto, el Illmo, señor Obispo electo, el señor Comandante General del Ejército, el señor Presidente de la Córte de Justicia, 'el señor Presidente del Cabildo Eclesiástico, el señor Intendente de Policía, como representantes de los ; cuerpos á que pertenecen, en el dia de la fecha.-Andrés Santa-Cruz.-Francisco López, General Prefecto del Departamen

to.-Mariano Armaza, Comandante en Gefe del Ejército.-J. María, Obispo electo de la Paz.-Eusebio Gutierrez, Presidente de la Córte Superior de Justicia.-Agustin Fernandez de Córdova, Arcediano Presidente del Cabildo Eclesiástico.Dámaso Bilbao, Intendente de Policia.

EL GRAN MARISCAL ANDRÉS SANTA-CRUZ, PRESIDENTE DE

BOLIVIA.

Considerando:

Que para reparar los males que ha causado la discordia, y fijar la paz que necesita Bolivia, es indispensable, como un deber esencial del Gobierno, sofocar todo resentimiento por justo que parezca, destruyendo las causas que lo produjeron, y hasta las desconfianzas;

Decreto:

1o Se concede una amnistia absoluta hasta el 19 de Mayo de 1829, para todo boliviano culpado, culpable, ó sospechoso de los errores y extravíos políticos á que fueron consiguientes los desórdenes que ha experimentado la República; los cuales quedan entregados al olvido bajo un velo impenetrable.

29 Se prohibe en consecuencia toda acusacion, inculpacion, y hasta la simple indicacion de los partidos que se consideran como un delito que tiende á la desorganizacion del Estado.

3o Todos los bolivianos que por resultado de los acontecimientos políticos se hayan ausentado del país, podrán volver á Bolivia, bajo las formales garantías que el Gobierno les ofrece en el presente decreto.

49 El Gobierno no quiere delatores, y los tribunales de justicia no admitirán demanda alguna verbal, ni por escrito, que contenga acusaciones ó expresiones contrarias al espíritu de este decreto.

5o La contravencion del artículo anterior producirá sobre los tribunales una responsabilidad igual á la de haber fallado contra ley expresa y terminante.

69 En la provision de los destinos vacantes, ó que vacasen en lo sucesivo, no se tendrán en consideracion sino la probidad y las aptitudes personales.

79 Para hacer efectivas las garantías sociales, el Gobierno tomará todas las providencias que aseguren la tranquilidad pública: pero al mismo tiempo, será inexorable con los que en adelante faltasen al respeto de la ley, y al espíritu del órden. 8o El Ministro General queda encargado del cumplimiento de este decreto, y que se imprima, publique y circule. Dado en la Paz, á 24 de Mayo de 1829.--Andrés SantaCruz.-El Ministro General-J. María Lara.

Paz, á 26 de Mayo de 1829.

Recibido el anterior supremo decreto: publíquese por bando; y circúlese á quienes corresponda.-Francisco López.-J. Antonio Paredes, Secretario.

GUAYAQUIL.

República Peruana.-Ejército Nacional.-General en Gefe.— Cuartel General en Piura, á 24 de Junio de 1829.

Señor Ministro de Estado del Despacho de Guerra.

Señor Ministro:

La cópia que á esta comunicacion es inclusa, manifiesta la acta de la junta de guerra extraordinaria celebrada en ia plaza de Guayaquil á virtud de haberla convocado el señor general de division D. Mariano Necochea con motivo del acontecimiento del 7 del corriente. En ella consta haber resuelto los gefes adherirse como lo han verificado á las disposiciones de la Nacion y del Ejército en cuanto á la variacion del Gobierno de la República. US. se servirá instruir de su contenido á S. E. el Gefe Supremo, como igualmente de que habiendo dimitido el expresado general Necochea el mando que ejercia de aquel Departamento en la misma junta, he nombrado con fecha de ayer al de brigada D. Blas Cerdeña quien con las instrucciones necesarias marchará el dia de hoy para su indicado destino.

Dios guarde á US.-A. Gamarra.

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En la ciudad de Guayaquil, á los catorce dias del mes de Julio de 1829 años. El señor General Comandante General del Departamento D. Mariano Necochea, con motivo de las noticias traidas por el capitan de la corbeta "Pichincha” Rafael Valdez, y repetidas por el sargento mayor D. Joaquin Torrico (ambos procedentes de Piura) sobre la cesacion del Presidente de la República en el mando supremo y la alarma que, segun la indicacion de algunos gefes de cuerpo, se advertia consiguiente á la espectativa en que se hallaban, siempre peligrosa en semejantes circunstancias, no teniendo documento alguno oficial sobre lo acaecido, y deseando tomar una medida prudente para salvar la moral de esta division que se hallaba al frente del enemigo, mandó se reuniesen en junta extraordinaria de guerra los señores coronel de ingenieros D. Clemente Althaus, Gefe del E. M. D. José María Prieto, Coronel Comandante General de infantería D. Miguel Benavides, Coronel Comandante de artillería D. José Maria Guerrero, comandante del regimiento de Dragones D. Manuel Vargas, comandante del número 10 D. Anselmo Quirós, el de igual clase ayudante del E. M. D. Manuel Porras, comandante de Húsares de Junin D. Melchor Valle, teniente coronel encargado del E. M. D. Juan José Arrieta, comandante del batallon Ayacucho D. Juan Pablo Fernandini, y los sargentos mayores de artillería D. José Antonio Barrrenechea, ayudante del E. M. D. Juan Antonio Carvallo, de Húsares D. Pascual Saco, de ingenieros D. Bernardo Soffia, del número 10 D. José Antonio Boloña, de Dragones D. Baltazar Caravedo, del batallon Ayacucho D. Francisco Moreira, de caballería": D. Camilo Carrillo, sirviendo de Secretario el que era de la Comandancia General teniente coronel D. Francisco del Valle-Riestra. Entablada la junta de guerra, el señor Comandante General que la presidia les hizo presentes las razones'' arriba dichas, pidiéndoles una resolucion conveniente á la situacion del momento: abierta la discusion, se consideraron los peligros á que estaba expuesta la division por la incertie dumbre en que se hallaba sobre el partido que deberia adopou tarse, de cuya situacion se podria abusar, ya por los enemigos, ya por los desafectos; la imposibilidad de reponer en el mando á S. E. el Presidente en razon de hallarse ya fuera del territorio y de la localidad que ocupaba la division, finalmen

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