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1829. Una rúbrica.-José Manuel Salas.-José Ignacio Moreno.-Mariano Estévan de La-Llosa.-Antonio Camilo Vergara. -Pedro de la Quintana.-Marcelino Hurtado.-F. Cipriano Giyenet.

Lima, 20 de Setiembre de 1829.

Presentado á la muy honorable Junta, fué aprobado en su totalidad, ordenando se remita en cópia á la Cámara del Senado para los fines á que haya lugar.-Una rúbrica-Manuel de la Cruz Bustos, Presidente.-Una rúbrica-Bernardo Herrera, Secretario.

Excmo. Señor:

El Congreso Constitucional acaba de nombrarme Presidente de la República por una gran mayoría de sus espontáneos sufragios. Desnudo de merecimientos para ocupar tan elevado destino, y sin otra aspiracion que la de continuar sirviendo á mi patria con la misma lealtad que he trabajado para verla independiente, libre y feliz, sus representantes han querido remunerarme el cumplimiento de esta obligacion, colmándome de honra y de bondades.

Ellas me son doblemente satisfactorias por imponerme el grato deber de dirigirme á V. E. para comunicarle mi nombramiento y mis ardientes deseos de estrechar las relaciones fraternales que subsisten entre Bolivia y el Perú.

Con tales sentimientos, y, formando los votos mas sinceros por la prosperidad de esa República, saludo á V. E. con la efusion del mas puro afecto.

Dada en la casa del Gobierno en Lima, á primero de Setiembre de mil ochocientos veintinueve.-Agustin Gamarra. -El Ministro de Relaciones Exteriores- Mariano Alvarez.

Excmo. Señor Presidente de la República de Bolivia.

ANDRÉS SANTA-CRUZ, GRAN MARISCAL DE LA REPÚBLICA BOLIVIA.

A nuestro grande y buen amigo el Presidente de la República Peruana.

Grande y buen amigo:

Cuando el Congreso os ha nombrado Presidente de la República, es porque os conoce capaz de hacer su felicidad y su dicha. Quiera el cielo que, correspondiendo á sus deseos, la labreis completa é inmarcesible.

Los lazos del Perú con Bolivia se estrecharán tanto, cuauto vos querrais; pues lo exigen sus intereses recíprocos. Ni podrá haber placer mayor para nosotros que hacer á un mismo tiempo la prosperidad de los dos pueblos que nos han encomendado sus destinos. Yo os felicito por vuestra colocacion; y felicitaré al Gobierno por la nueva era de prosperidad que parece se abre bajo los auspicios de una paz sólida. Yo os saludo, grande y buen amigo, con la alta consideracion y respetos que son debidos á vuestra persona.

Dado en el Palacio de Gobierno en Potosí, á doce de Octubre de mil ochocientos veintinueve-décimo nono de la independencia.-Andrés Santa-Cruz.-El Ministro de Relaciones Exteriores-Mariano Enrique Calvo.

EDITORIAL DE "LA PRENSA PERUANA" NÚM. 41, DEL SÁBADO 21 DE NOVIEMBRE DE 1829.

El Excmo. Señor Gran Mariscal, Presidente de la República, D. Agustin Gamarra, vá á entrar en Lima el 25 del corriente, mas colmado de honor, despues de terminar la guerra de Colombia, que lo que en Roma entró Públio Scipion, despues de terminar la de Cartago. Este ilustre general habia conquistado la Africa; perdiendo, empero, muchos millares de romanos. Aquel, sin perder un peruano, acaba de hacer

una conquista todavia mas grande; la de la paz. Su triunfo era ménos solemne; pero mas satisfactorio. No entrará, precedido de cautivos y carros de despojos; entrará, sí, acompañado de bendiciones y de vivas: y, en vez de una corona de laurel salpicado con sangre que exite una admiracion mezclada de terror, traerá ceñidas, las sienes con una rama de oliva que exitará una ternura mezclada de gratitud; y hará que todos le rindan el homenaje mas puro en las efusiones de su corazon. Empero, si á Scipion nada fuéle mas grato que el sobre-nombre de Africano, á él nada serále mas que el de PACIFICADOR DEL PERÚ. Este título honorífico encierra, además del reconocimiento, las esperanzas de los pueblos. Porque ¡qué no debemos prometernos de quien nos dió la paz, la base fundamental de los Estados, la alma conservadora de los imperios y repúblicas; la paz sin la cual no hay órden ni armonía, ni concierto; la paz, madre fecunda de la industria, y de la agricultura y del comercio; la paz, en fin, én cuya ausencia se disuelven las sociedades políticas, y que sola es capaz de animar, con su divino soplo, las artes y las ciencias!!! La mano benefactora que ha podido cerrarnos las puertas de Jano, podrá tambien abrirnos las fuentes de la opulencia: y la que echó los cimientos de la prosperidad nacional, levantará el edificio. El general Gamarra viene á ponerse á la frente de la administracion de la República, para hacerla convalecer, cuanto antes, de las profundas heridas que él mismo le acaba de curar, á la frente del Ejército, poniendo fin á una guerra de las mas temerarias que se emprendieron jamás: y todo debemos esperarlo de sus virtudes, de sus luces, de su génio, y de ese amor á la patria por cuya independencia y libertad no ha dejado peligro que no arrostre, ni sacrificio que no haga. Ya desterró de entre nosotros al fiero despotismo. Ya nos devolvió el sosiego que nos habia robado la ambicion. Y ahora va á llevarnos hasta el grado á que llevarnos quiso la misma naturaleza, cuando en nuestro suelo derramó, con una mano tan pródiga, todos los elementos que componen la gloria de las naciones. ¡Loa perdurable al CONQUISTADOR DE LA PAZ que, trabajando en nuestra gloria, trabaja, sin pensarlo, en la suya propia! Sí: él va ganando la inmortalidad, haciéndonos dichosos. Él vivirá por siempre en la República con una vida mas gloriosa que los conquistadores de los pueblos. No vivirá en inscripciones ni en estátuas, monumentos arrogantes verdaderamente, pero, al mismo tiempo, tan frágiles como la débil mano que los forma. El tiempo destruye los metales; y borra los caracteres grabados en los mármoles. Su memoria se trasmitirá por conductos mas sólidos. La generacion actual enseñará á sus hijos á pronunciar con entusiasmo y con respeto

religioso el nombre ilustre del autor de su felicidad. Esos hijos harán lo mismo con los suyos. Y este recuerdo delicioso, conservado de edad en edad, se perpetuará en cada casa y en todos los siglos.

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EDITORIAL DE "LA PRENSA PERUANA" NÚM. 44, DEL MIÉRCOLES 2 DE DICIEMBRE DE 1829.

Ayer, á las doce del dia, fué recibido en su carácter público de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Colombia cerca de este Gobierno, el señor General de Brigada Tomás Cipriano Mosquera. Presentado que fué á S. E. el Presidente de la República, por el Ministro de Relaciones Exteriores, dijo:

Señor:

El Libertador Presidente de Colombia me ha honrado con el agradable encargo de corresponder la mision con que el Supremo Gobierno del Perú quiso testificarle el solemne deseo de convenir en una paz sólida, para restablecer la buena inteligencia y armonía que desgraciadamente se habia interrumpido, durante un largo período

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Desde el memorable 22 de Setiembre han desaparecido para siempre las dolorosas quejas á que dieron lugar circunstancias aciagas, las cuales debemos ya relegar á un perpetuo olvido, para no manchar el pensamiento con su infausta memoria. Mas séame permitido asegurar á V. E. que el Libertador no dudó alcanzar el bien apreciable de la paz, desde que fué instruido que el Perú habia recuperado sus derechos, y elegido á V. E. para que lo administrase en sus conflictos. Esta manifestacion ha sido hecha antes de ahora: y, al placer que tengo en reproducirla, solo me resta acompañarla de los fervientes votos del Libertador que son por una paz perpétua, por la estabilidad de los Gobiernos, por la prosperidad del Perú y la sábia administracion de V. E.

La carta que tengo el honor de entregar á V. E., y por la cual me acredita el Libertador Presidente cerca de V. E. en

la clase de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario, contiene un testimonio de lo que acabo de exponer, y de su ardiente anhelo por la sincera reconciliacion que ha tenido ugar desde la ratificacion del tratado de paz.

Normando mi conducta por las francas y leales intenciones del Libertador, tengo la esperanza de llenar mi mision, terminando satisfactoriamente los negocios de que estoy encargado. Seré ciertamente bien dichoso, si alcanzare á contribuir con mis esfuerzos al mantenimiento de nuestra amistad; y, si me fuere posible hacerla todavia mas perfecta entre las dos anciones, habré cumplido los votos de Colombia.

S. E. el Presidente contestó:

Señor Ministro Plenipotenciario:

Colombia y el Perú, que se habian puesto en estado de despedazarse por causas harto notorias, han recobrado su amistad de un modo franco y sincero. La paz, esa diosa á quien tributa homenaje todo el mundo, ha fijado su mansion en nuestros pueblos para siempre.

Nuestras relaciones, tan íntimas y fraternales, serán perpetuadas por toda la inmensidad de los tiempos. Nuestros Ejércitos, que ahora pocos dias iban á derramar sangre á torrentes con general escándalo, ya son hoy la columna del órden interior y el respeto del enemigo comun.

Ya se han vuelto á repetir los ósculos marciales con que estrecharon sus afectos en los campos sagrados de Pichincha, Junin y Ayacucho. Ya en fin quedan emplazados otra vez para marchar á los campos de la gloria solo en defensa de nuestra adorada independencia.

Vos sois, señor Ministro, el digno encargado de Colombia para repetir los actos de tierna amistad que empezaron en Guayaquil. Decid pues al Libertador Presidente de vuestra República que el pueblo peruano, idólatra de su libertad, sabe apreciar á todos los que le han ayudado á conquistarla; y que, siendo él el caudillo de sus glorias, ha quedado inscrito su nombre con letras indelebles en el templo de la gratitud.

En cuanto á vos, señor Ministro, no puedo dejar de manifestaros la distinguida consideracion con que el Gobierno reTOMO IX. HISTORIA-35

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