Antología de poetas hispano-americanos publicada por la Real academia española ...: Cuba. Santo Domingo. Puerto Rico. Venezuela

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Marcelino Menéndez y Pelayo
Tipografia de la "Revista de archivos", 1927
 

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Página 30 - Al despeñarse el huracán furioso, Al retumbar sobre mi frente el rayo, Palpitando gocé...
Página 31 - ¿Por qué no miro Alrededor de tu caverna inmensa Las palmas ¡ay! las palmas deliciosas, Que en las llanuras de mi ardiente patria Nacen del sol a la sonrisa, y crecen, Y al soplo de las brisas del Océano, Bajo un cielo purísimo se mecen?
Página cl - Tú das la caña hermosa, de do la miel se acendra, por quien desdeña el mundo los panales. Tú en urnas de coral cuajas la almendra que en la espumante jicara rebosa; bulle carmín viviente en tus nopales, que afrenta fuera al múrice de Tiro; y de tu añil la tinta generosa émula es de la lumbre del zafiro.
Página 301 - Tú vistes de jazmines el arbusto sabeo, y el perfume le das que en los festines la fiebre insana templará a Lieo. Para tus hijos la procera palma su vario feudo cría y el ananás sazona su ambrosía; su blanco pan la yuca; sus rubias pomas la patata educa; y el algodón despliega al aura leve las rosas de oro y el vellón de nieve.
Página 300 - Tú das la caña hermosa, De do la miel se acendra, Por quien desdeña el mundo los panales : Tú en urnas de coral cuajas la almendra Que en la espumante jicara rebosa : Bulle carmín viviente en tus nopales, Que afrenta fuera al múrice de Tiro...
Página 18 - Su brillo desfalleciendo fue; la blanca luna y de Venus la estrella solitaria en el cielo desierto se veían. ¡Crepúsculo feliz! Hora más bella que la alma noche o el brillante día, ¡cuánto es dulce tu paz al alma mía!
Página 19 - Corre el tiempo veloz, arrebatando años y siglos como el norte fiero precipita ante sí la muchedumbre de las olas del mar. Pueblos y reyes, viste hervir a tus pies, que combatían cual hora combatimos y llamaban eternas sus ciudades, y creían fatigar a la tierra con su gloria. Fueron: de ellos no resta ni memoria.
Página 107 - Te amé, no te amo ya: piénselo, al menos. ¡Nunca, si fuere error, la verdad mire! Que tantos años de amarguras llenos Trague el olvido; el corazón respire. Lo has destrozado sin piedad: mi orgullo Una vez y otra vez pisaste insano... Mas nunca el labio exhalará un murmullo Para acusar tu proceder tirano. De graves faltas vengador terrible, Dócil llenaste tu misión; ¿lo ignoras?
Página 18 - ... mil estrellas y mil... ¡Oh! ¡yo os saludo fuentes de luz, que de la noche umbría ilumináis el velo, y sois del firmamento poesía! Al paso que la luna declinaba, y al ocaso fulgente descendía con lentitud, la sombra se extendía del Popocatepec, y semejaba fantasma colosal. El arco oscuro a mí llegó, cubrióme, y su grandeza fué mayor y mayor, hasta que al cabo en sombra universal veló la tierra. Volví los ojos al volcán sublime, que velado en vapores transparentes, sus inmensos contornos...
Página 17 - ¡Cuánto es bella la tierra que habitaban los aztecas valientes! En su seno en una estrecha zona concentrados, con asombro se ven todos los climas que hay desde el polo al ecuador. Sus llanos cubren a par de las doradas mieses las cañas deliciosas. El naranjo y la pina y el plátano sonante, hijos del suelo equinoccial, se mezclan a la frondosa vid, al pino agreste y de Minerva al árbol majestuoso.

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