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consagró su vida. al bien del prójimo, segun ella lo entendía, con una abnegacion de que el mundo da pocos ejemplos.

Los rasgos de buena elocuencia son frecuentes en esta oracion fúnebre. Movida la devota heroina por sentimientos de profunda lástima hacia las almas estraviadas, se decide á realizar la idea de fundar una casa de arrepentimiento y de mejora por medio de los ejercicios ascéticos, y saliendo con este propósito desde la provincia de Santiago se lanza por el vasto territorio argentino en busca de lugar propicio para alzar los cimientos de su obra. Ciega de compasion y de lástima, no mira las dificultades ni los riesgos, y cuando ya la ha mostrado el orador dispuesta á acometer una empresa casi imposible, dirige á la intrépida cazadora de almas y con un movimiento verdaderamente oratorio, precipitando las palabras al andar de los pensamientos que se agolpan, la apostrofa de esta manera: "Qué es lo que piensas muger estraordinaria? A dónde vas? Deten el paso, aguar"da un poco; mira el tamaño de la empresa que te inspira "la caridad. Tendrás que trepar cuestas asperísimas, que "vadear rios caudalosos, que transitar campañas desiertas y "dilatadas, arenales, páramos, bosques abrigo de asesinos. 'La hambre, la sed, la desnudez, los elementos desatados, "saldrán muchas veces á aniquilar tu cuerpo, á consternar "tu ánimo..."

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Pero esto no es mas que la enumeracion de dificultades materiales y por consiguente el mérito literario de este pasage no pasa del que puede darse á una descripcion bien hecha. Pero enseguida entra el orador á tomar en cuenta otro género de obstáculos, aquellos que han de sobrevenir de la opinión pública, del celo mismo de las personas ilustradas aunque piadosas; y en este otro pasage de su discurso es en donde puede juzgarse de la sabiduria del orador y de la naturalidad con que afluian á su boca las espresiones mas adecuadas á espresar pensamientos que si se presentan al espíritu es difícil condensarlos en una forma clara. “Si vences aquellos obstáculos otros mayores probarán tu resolucion

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y tu constancia. Prelados celosos, gefes vijilantes, sacer"dotes instruidos, á pesar de sus luces y piadosas intenciones, "dudaran de las tuyas, que la devocion estremada suele ser "el escollo de tu sexo: que una piedad singular ha sido ya "el juguete de la soberbia, de la ilusion, del descrédito de "la virtud; que el interes y la hipocrecia se disfrazaron mas de una vez con el exterior de la religion. Estas reflexiones, "ni siempre erradas ni siempre infalibles, pero frecuente"mente arriesgadas serán las primeras que ocurran á tu aproximacion, á vista de tu trage, á la noticia de tu pensamiento. Los nombres de ilusa, de imprudente, de soberbia, "de intrusa en el ministerio de salvar á tus prójimos serán puestos en los labios del vulgo; y vulgo hay en los cuerpos mas distinguidos."

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Este fragmento de pájina arrancado á un modesto cuaderno escrito sin la intencion talvez de que viese la luz pública, es una vislumbre de la inteligencia del autor, y sin embargo, puede por él deducirse en algo la claridad de razon, la libertad de juicio, el espíritu religioso sin mala liga, que habian grangeado el R. P. Perdriel el crédito que le elevó á las distinciones referidas antes. Este fuerte varon, al agobiarse bajo el peso de la humildad de su hábito para tratar un asunto estéril, deja entrever el temple de sus armas, como aquel personage fabuloso que avasallado á los pies de una reina de Lidia conservaba aun la clava al alcance de su diestra.

Hemos subrayado intencionalmente algunas espresiones; pero sin esta precaucion no pasaria desapercibdo el rasgo último, por el cual se infiere que el hombre de la democracia próxima á llegar, se ocultaba bajo el sayal, pues que no estaba dispuesto á respetar á ciegas y sin examen la autoridad, cuando sus fallos adolecieran de les errores del vulgo.

Las cincuenta páginas que tenemos á la vista son como un grano de oro hallado sin quererlo al remover la tierra con el objeto de reanimar una planta que desfallece porque ya no halla en la atmósfera elementos con que nutrirse. Pero

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el angel de guarda de la literatura patria está siempre en vijilia para salvar de la muerte (que es olvido) los nombres y las producciones de los escritores antiguos, con los cuales hemos de completar la corona de nuestras glorias, y convencer á los que no quieren creerlo de que la alcurnia de nuestras letras arraiga su tronco en épocas muy apartadas de los presentes dias.

Coloquemos, pues, al referido P. F. Julian Perdriel al lado de sus colegas Rodriguez, Garcia, Montero, Funes, etc. que ya nos eran conocidos, y saludémosle como á uno de los maestros en la buena oratoria sagrada de la Repúbilca Argentina. Ojalá alguna vez le pudieramos conocer como historiador!

Octubre 1863.

J. M. G.

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Ni los sueños del poeta Que balsámicos hechizan, Mas el corazón erizan Cual venenosa saeta.

Ni de corte rigorosa
(Idolo de alma plebeya)
La glacial prosopopeya
Llamada majestuosa.

Todo cuanto al hombre afana

Me es objeto de desdeño,
Cual de Ixion la nube vana,
O de inane sombra el sueño.

Que una sola prenda quiero, Que diz que el amor se llama, Y vale mas que el dinero, Y vale mas que la fama:

Vale mas que la oración

Que al cielo el alma arrebata,
Pues en efusión beata,

Baja el cielo al corazon

De alma escogida entre mil, Amor es sacra demencia, Pues sin amor la existencia, Es pesadilla febril.

Es el foco de heroismo Que radiante vuelve al hombre, Es el misterioso nombre

Que fecundára el abismo.

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