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reuniéndose en masa en la casa concejil del valle.

Agradecido el Ayuntamiento de San Sebastián de tanta atención, en correspondencia de tan antigua hermandad, hizo presente la obligación en que quedaba la ciudad, deseando que llegase ocasión de hacer conocer su gratitud, y como viesen que el fuego estaba dominado, se retiraron de la sala.

Inmediatamente pasó un Regidor al mesón donde estaban alojados, con objeto de pagar el gasto que hiciera aquella gente, á lo que se opusieron los capitulares, por tener esas órdenes del Ayuntamiento, en vista de lo cual se escribió á dicha corporación, dando las gracias por su benéfico acto.

Así bien se presentaron los jefes y oficiales de la guarnición de esta plaza, á dar cuenta de lo que estimaban la gratitud de la ciudad por el servicio que habían tenido ocasión de dispensar, y á manifestar que siendo éste de su obligación, no podían aceptar ningún género de regalo en su pago, en cuya opinión se mantuvieron á pesar de la insistencia del Ayuntamiento.

Se acordó también dar las gracias á Nuestra Señora del Coro por su intercesión manifiesta en apagar el incendio, con una rogativa con misa solemne y Te-Deum, mandando por bando que asistiesen los vecinos y moradores.

Sabido es que el 31 de Agosto de 1813, sufrió otro incendio general esta ciudad en el que sólo se salvaron 36 casas de la calle de la Trinidad, que hoy lleva el nombre de la calle del 31 de Agosto, en conmemoración de aquel infausto suceso.

EL AGUA EN SAN SEBASTIAN

Ahora que tanto preocupa al vecindario de San Sebastián la falta de agua, nos ha parecido oportuno desenterrar viejas noticias casi olvi dadas por la generación presente, y mostrarle los apuros que en todo tiempo han sufrido sus antepasados por carecer de tan esencial elemento para la vida, así como los diferentes proyectos que se han realizado para el abastecimiento de esta Ciudad.

Por el historiador Camino sabemos que el primer estudio para la conducción de aguas á esta Ciudad, se hizo el año 1566 del manantial de Olarain, el cual se suspendió después de realizar costosas obras de las que no queda ves. tigio alguno.

MORLANS

Se pensó después en traer los manantiales de Madrigal ó Morlans, y habiendo dado la prefe rencia á los de este último punto, se ejecutaron las debidas obras en 1609 y 1610 por el famoso fontanero Juan Terrier, que anteriormente

manifestó sus aptitudes en la fuente levantada en la Ciudadela de Pamplona.

El ímpetu de las aguas causó notables averías el año 1658, y para repararlas debidamente y sostener el acueducto, hubo que levantar altos y gruesos muros con arcos debajo para desagüe de la ría Urumea, que en las crecientes de mar atravesaba por ellos.

Durante la guerra de 1719 destrozaron los franceses gran parte de dichas obras, que fue ron nuevamente reconstruídas con gran coste bajo la dirección de D. Pedro Larrochet, fontanero de Burdeos, con instrucciones del gran Ingeniero en Jefe de los presidios de Guipúzcoa D. Felipe Crame, para que las aguas no se enturbiasen, y varias observaciones para mejorar el acueducto, del hidráulico D. Francisco Geney, profesor acreditado en París y Bayona, á pesar del poco éxito que alcanzaron sus proyectos en Pamplona.

El mismo Geney delineó la erección de las fuentes, la una en el muelle y la otra junto á la parroquia de San Vicente.

Se conocían también cuatro fuentes en el paseo de San Francisco, y la actual del Chofre, que recibió ese nombre por estar en terreno perteneciente á un tal Jofre de Yarza.

En 1610 se trató también de traer el agua de la Atalaya, tras el Castillo, rodeando el monte, pero no se llevó á cabo el proyecto.

El manantial de Morlans, que sufrió grandes averías en todos los sitios de la Plaza, porque el enemigo, interesado en privar de este elemento á los sitiados, obstruía el paso del agua destruyendo la obra, siguió igual suerte en 1813, y recompuesto nuevamente, se condujeron sus aguas á la fuente que en 1814 se estableció en la Plaza Vieja, cerca de la puerta de entrada.

El año 1835 fué otra vez cortado por los car. listas, derribando una parte del muro, y se tuvo que habilitar para el público el pozo del foso llamado también «de la huerta del General ».

Procedióse á su limpieza, se cubrió con una tejavana y se colocó una bomba. Estas obras, ejecutadas por D. Manuel Beldarraín y don Eugenio Hebert, costaron 11.819 reales, quedando autorizados para cubrir estos gastos, á cobrar dos maravedís por herrada de agua, excepto á los militares.

La cantidad de agua que daba este pozo se calculaba en cuarenta mil cuartillos, y no bastando ésta para el abastecimiento público, se autorizó á una empresa para que conduciéndola de la fuente del Chofre en barricas, la vendiera á domicilio, calculándose el caudal así traído en ocho mil cuartillos diarios.

Con esta cantidad y con la poca que determinado número de familias conducía de la fuente de Osasun-iturria, de la del castillo y de otro escasísimo manantial que al tiempo de re

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