clamaron en las revoluciones sucesivas, habia sido siempre la conservacion de la religion; pero ahora se dirigieron contra su disciplina é instituciones tres géneros de ataque: el primero, contra la jurisdiccion de la iglesia, mandando proveer los curatos en la forma que lo hacian los vireyes en uso del patronato, (1) y anulando la provision de prebendas que se habia hecho canónicamente: (2) el segundo, contra sus rentas y bienes, dejando el pago de los diezmos á solo la conciencia de los causantes sin obligacion alguna civil, (3) y tratando de apoderarse de todos los bienes eclesiásticos y de fundaciones piadosas; (4) y el tercero, contra los institutos monásticos, creyendo destruirlos del todo con suprimir la coaccion civil del cumplimiento de los votos, declarando libres para abandonar los conventos ó permanecer en ellos, á todos los individuos de ambos sexos ligados con profesion religiosa.» (5)

<«<Los obispos y cabildos eclesiásticos resistieron decididamente el primero de estos ataques, y aunque amenazados con multas, pérdida de temporalidades y extrañamiento, se resolvieron á sufrirlo todo antes que renunciar á sus principios y faltar á sus deberes. En cuanto al segundo, los inventores de este plan anti-religioso, se prometian

(1) Ley de 17 de Diciembre de 1833, y de 22 de Abril de 34.

(2) Id. de 3 de Noviembre de id.

(3) Id. de 27 de Octubre de id.

(4) Dictámen de la comision de la cámara de diputados. (5) Ley de 6 de Noviembre de 1833.

que suprimida la coaccion civil, cesaria del todo el pago de los diezmos, y que con esto el esplendor del culto público en las catedrales, habria de acabarse, y los individuos de los cabildos eclesiásticos quedarian sin rentas; mas si bien muchos propietarios de fincas rústicas cesaron de pagar aquella contribucion ó disminuyeron considerablemente su cuota, los mas la continuaron satisfaciendo en todo ó en parte, y de aquí resultó que, sin causar el mal que se trataba de hacer á la iglesia, se perjudicó á los agricultores, estableciendo entre ellos una notable desigualdad, y se causó un desfalco muy considerable en las rentas públicas, que dejaron de percibir la parte que les tocaba de los mismos diezmos. Por lo que hace à los bieá nes eclesiásticos, hubieran sin duda desaparecido sin el cambio que en las cosas hubo, siendo lo mas notable que el mismo Lic. D. Juan José Espinosa de los Monteros. que como hemos visto, tuvo con Iturbide tanta parte en la formacion del plan de Iguala, cuyo objeto era preservar estos bienes de la ruina de que estaban amenazados, pasando de un salto de la monarquía al extremo sansculotismo, fuese el que redactó el dictámen de la comision. de la cámara de diputados y el proyecto de decreto para la usurpacion de los propios bienes. De nada se prometian los autores de las reformas un resultado tan seguro y estrepitoso, como de la libertad concedida á los frailes y á las monjas para dejar los claustros, y suponiendo que muchos individuos y hasta los prelados habian de aprovecharse de esta franquicia, estaba prevenido en el decreto el modo de ocurrir á su falta: todo sin embargo quedó sin notable alteracion, y en muchos conventos de monjas

respondieron á la invitacion de abandonarlos, renovando los votos que las obligaban á la clausura.»

>>El gran golpe dirigido contra la religion, fué la exclusion completa del clero de la enseñanza pública, habiéndose establecido una direccion de ésta, (1) y los reglamentos en que se fijó el órden de los estudios, quedando suprimida la Universidad, (2) y sujetos al nuevo plan todos los colegios y aun hasta cierto punto los seminarios conciliares. El excluir la influencia eclesiástica de la instruccion de la juventud, habia sido objeto muy preferente para los filósofos del siglo anterior y uno de las mas poderosos motivos de la extincion de los jesuitas, pues bien conocian que éstos habian sido el grande antemural de que la divina providencia se sirvió para contener el protestantismo, lo que habian logrado especialmente por medio de la educacion de la juventud de que se habian apoderado, para formarla desde su principio en máximas y opiniones religiosas. Para la dotacion del nuevo cuerpo de enseñanza, que era no poco costoso por los sueldos de los directores y nuevas cátedras establecidas, se aplicaron diversos fondos, y entre otros, los bienes del duque de Terranova y del hospital de Jesús, que fueron nuevamente ocupados y que habian ido siguiendo las vicisitudes políticas en odio de su origen, que sin embargo debia hacerlos tan respetables para la raza española, que no tiene

(1) Ley de 19 y 24 de Octubre de 1833.

(2) A la capilla de la Universidad, se le abrió puerta á la plazuela del Volador, y se alquiló para poner en ella una pulquería.

TOMO XII.

otro título para existir en el país que el que estos bienes tuvieron en su principio.»

ocupar

1833. El general D. Antonio Lopez de SantaAnna, despues de haber pasado tres meses en campaña, y de haber hecho desaparecer á los principales jefes de la revolucion que habian proclamado religion y fueros, regresó á Méjico durante el mes de Octubre, y volvió á la silla presidencial. Aunque un escritor muy respetable cree que Santa-Anna no estaba por las reformas religiosas que se empeñaba en llevar á cabo D. Valentin Gomez Farias, yo no puedo participar en eso de su opinion. Si no hubiese participado de esas ideas, se habria opuesto á ellas desempeñando el elevado cargo de presidente, pues hasta Junio no habia habido ningun pronunciamiento que le obligase á salir á campaña. Permanecer retirado de la presidencia; dejar que en ella estuviese el vice-presidente obrando conforme a sus principios avanzados; oir las quejas de la sociedad respecto de las medidas que tomaba relativas à la iglesia; ver que se pronunciaban reclamando el respeto á las creencias católicas que profesaba el país; y lejos de atender á esos clamores ir á combatir á los sublevados dejando al vice-presidente llevar adelante sus planes, todo esto no se puede hacer sino cuando se participa de las mismas ideas de aquel á quien se ha dejado ocupando el lugar de uno mismo. El general Santa-Anna deseaba, en mi humilde concepto, lo que D. Valentin Farias intentaba; pero anhelaba saber la manera con que serian recibidas por la sociedad las disposiciones relativas à la religion, y, por lo mismo, dejó que desarollase el plan el vice-presidente, para que sobre es

te cayese la odiosidad del público, en caso de que encontrase acentuada oposicion.

El general Santa-Anna, despues de haber permanecido por espacio de muy pocos dias ocupando la silla presidencial, volvió á dejar la presidencia á D. Valentin Gomez Farias en el mes de Diciembre, retirándose á su hacienda de Manga de Clavo, pretestando enfermedades. Esto viene á corroborar la idea de que no desaprobaba las medidas del vice-presidente, y que esperaba ver si no encontraban una seria y alarmante oposicion en la sociedad. D. Valentin Gomez Farias continuó desarrollando su programa innovador, con firme resolucion de llevarlo á su completo término, sin detenerse á escuchar el clamor levantado por sus gobernados contra las providencias que tomaba. En los sucesos que entonces se estaban verificando y en el papel que cada uno de los poderes hacia, se estaba representando, como ha dicho un escritor de aquella época, una parodia de la revolucion francesa, en la que el congreso quiso desempeñar el papel de la Convencion, dejando Santa-Anna al vice-presidente Farias la parte de Robespierre, haciendo recaer sobre él toda la odiosidad de las medidas que mas chocaban con las de la sociedad.

1834. El descontento de la inmensa mayoría del país habia ido creciendo rápidamente; pero el congreso y el vice-presidente Farias empezaron el año de 1834 con mayor empeño de dar cima á la obra comenzada, tratando de imponer sus ideas al país que las rechazaba. En diversos Estados se habian dado decretos altamente alarmantes para los católicos, que entonces lo formaban la nacion entera; se prohibió á los indios sus reuniones para