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pararon á resistir á las tropas que sabian se proponia el gobierno enviar sobre ellos bajo las órdenes del general SantaAnna. Con efecto, no bien se tuvo noticia de los primeros movimientos de los pronunciados tejanos, cuando se trató de enviar una fuerza que sofocase la insurreccion. Por desgracia la situacion en que se hallaba el erario no podia ser menos lisonjera para preparar todo lo necesario para la campaña. La administracion, durante el gobierno de Farias, nada habia hecho por el arreglo de la hacienda, y las cajas nacionales, desde la caida de Bustamante, se hallaban completamente exhaustas. Aunque hecho luego cargo del poder D. Antonio Lopez de Santa-Anna nombró ministro de hacienda á D. José Mariano Blasco, modelo de honrados y probos empleados, no fué posible poner inmediatamente remedio al desórden que habia habido en aquel importante ramo, y disgustado de las dificultades insuperables con que tropezaba para poder establecer un sistema fijo, renunció la cartera. En esas críticas circunstancias se nombró en su lugar, el 17 de Setiembre, á D. Vicente Segura, probo empleado que habia desempeñado por muchos años, con notoria honradez, el empleo de administrador general de rentas del Estado de Veracruz, y que admitió el nombramiento únicamente por compromiso. Viendo, como su antecesor, las dificultades insuperables con que era preciso luchar para cubrir todos los gastos de la manera conveniente que él juzgaba justa, renunció el 13 de Octubre, siendo nombrado en su lugar D. Antonio Vallejo, empleado de hacienda en las administraciones de

aduanas marítimas.

Nada puede dar una idea mas clara del estado aflictivo

que guardaba la hacienda y del crédito del gobierno en 1835, que los términos de cuatro autorizaciones que dió el congreso al gobierno para hacerse de dinero. La primera fué en 10 de Abril para que se hiciese de quinientos mil duros en metálico, no excediendo de cuarenta y cinco por ciento lo que recibiese en créditos; la segunda en 27 del mismo mes, para procurarse doscientos mil duros, con un interés que no excediese de cuatro por ciento al mes, con plazo de cuatro á seis meses; la tercera en 4 de Noviembre para un millon de duros, por cinco meses, al cuatro por ciento al mes; y la cuarta en 23 del mismo mes, para hacerse de quinientos mil duros del modo menos oneroso. Todas estas cantidades y otras considerables sumas que se pidieron á la Iglesia, las invirtió el general Santa-Anna en preparativos para la guerra de Tejas. Nunca habia habido gobernante en Méjico que mas recursos sacase ni en cuyas manos desapareciesen mas prontamente. En esos mismos momentos solo estaban pagados los militares en activo servicio y los empleados de las oficinas recaudadoras. Los demás empleados y militares, así como los magistrados y jubilados, solo recibian, de vez en cuando, alguna paga. Nunca el erario se habia visto en situacion mas angustiosa que en esos momentos.

Mientras el ministro de hacienda buscaba recursos para cubrir todas las necesidades del gobierno, el congreso expidió, el 15 de Diciembre, la ley de bases para la futura constitucion central, y á los Estados se les dió el nombre de <<Departamentos,» en lugar del de provincias, como querian algunos diputados. Entre tanto las cosas necesarias para llevar la guerra á los colonos sublevados se ha

bian dispuesto. Habiendo autorizado el congreso al general Santa-Anna para tomar el mando del ejército que debia operar en Tejas contra los pronunciados, salió de Méjico el mes de Diciembre de 1835, y se dirigió á San Luis Potosí. En esta ciudad hizo nuevos y onerosos contratos para la nacion, como las rentas de las salinas del Peñon Blanco, la contrata de las casas de moneda y otros que le proporcionaron crecidas sumas para la campaña; pero que aumentaron la penuria del erario nacional. Contando así con abundantes medios, se ocupó en disponer sus fuerzas para la lucha.

Cuando se ocupaba en hacer sus preparativos en aquella ciudad, recibió la noticia de haber capitulado el comandante general D. Martin Cos en San Antonio de Béjar, retirándose al Saltillo, y de hallarse los colonos en posesion de toda la provincia de Tejas. Los tejanos viéndose dueños de todo el territorio, nombraron presidente de la república tejana á Samuel Houston y vice-presidente á D. Lorenzo Zavala.

Santa-Anna activó sus disposiciones para abrir la campaña, y los colonos insurrectos, favorecidos por los Estados-Unidos, se preparaban á la lucha.

CAPITULO II.

Entra Santa-Anna con su ejército en la provincia de Tejas.-Muere de tifus el presidente interino Barragan.-Es elegido en su lugar D. José Justo Corro. -Abandonan los tejanos á Béjar y entran las tropas mejicanas.-Toman los mejicanos el fuerte del Alamo.-Fusilan á todos los prisioneros.-Varios triunfos alcanzados por el ejército mejicano.-Auxilios que daban los Estados-Unidos á los tejanos.-Falta de prudencia en el sistema de campaña observado por Santa-Anna.-Sale del cuartel general con una corta division á sorprender al enemigo.-Acampa Santa-Anna en la orilla de la laguna de San Jacinto.-Falta de vigilancia en su campamento.-Batalla de San Jacinto.Es derrotada la division de Santa-Anna y cae éste prisionero.-Débil conducta que observa estando prisionero.-Da órden al general Filisola para que se retire de Tejas y éste obedece indebidamente.-Se nombra á Bravo general en jefe para volver con un segundo ejército á Tejas.-Estado crítico del erario.-Renuncia Bravo el mando.- Justas razones que expuso para renunciar.-Nombra el gobierno en su lugar á Filisola.-Falta de recursos para emprender la campaña.-Es conducido Santa-Anna á los Estados-Unidos. -Reconoce España la independencia de Méjico.—Se publica la constitucion central llamada de las «Siete Leyes.»-Opinion de Santa María, respecto á la constitucion federal.-Vuelve Santa-Anna de los Estados-Unidos á Méjico. -Se va á vivir á su hacienda de Manga de Clavo.-Es nombrado presidente constitucional de la República D. Anastasio Bustamante.-Elige para ministros hombres muy honrados.-Se pronuncia en San Luis Potosí el coronel Ugarte.-Pone presos á 32 españoles pacíficos exigiendo por su libertad una

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