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Maturin con su batallon. Urdaneta asegura que á Mariño no le quedará mas que su guardia y se irá con ella á Güiria. Brion me participa la pronta arribada de Mac-Gregor con siete buques mayores cargados de armas y municiones, procedentes de Baltimore que viene á incorporarse con Brion y con nosotros. Una embarcacion Danesa ha venido á tratar con Brion sobre relaciones amicales y de Gobierno.

La expedicion Española consta de tres regimientos que tienen cuatro mil y pico de hombres, un escuadron de húsares y cien artilleros escogidos de todo el ejército español. Traen mil quintales de pólvora, artillería volante y muchos víveres como para seis meses, segun la declaracion del prisionero tomado por Urdaneta que especifica todo con mucha puntualidad. Dice que se dirige á Margarita.

Montilla escribe que iban á venir inmediatamente municiones por acá y que todavía no habian llegado ni una res ni una bestia. Monágas participa que no es Morillo el que está en el Chaparro sino Aldana sin añadir nada más. Esto es por ahora lo que sabemos de nuevo, lo más que supiere se lo escribiré á U. para que le sirva de gobierno en acelerar ó retardar la leva de tropas que de todos modos deben estar siempre organizas para el dia que sean necesarias.

Por aquí no hay novedad y esperamos con impaciencia el resultado del crucero de nuestras curiaras que quien sabe si nos traerá alguna presa como

desear.

es de

De oficio he escrito al padre Blanco ántes que marchase U. de Caroní para que se entienda con U. sobre las misiones. Auzoátegui me dijo que . habia convenido en entenderse con el P. Blanco y yo en esta virtud le escribí para que lo hiciese con Ud. Si esto no es así avísemelo Ud. para tomar la providencia que me parezca

conveniente. A mí me han asegurado que Ud. se ha quejado de esta providencia lo que he extrañado infinifc, pues sólo la he dado para complacer á Ud. Espero que Ud. me responda á esto con franqueza para yo saber lo cierto y tomar mis medidas en consecuencia. Adios, querido General, mande Ud. á su affmo. amigo,

BOLIVAR.

Sr. Comisionado general de las Misiones de Caroní.

San Félix, 17 de Junio de 1817.

Mi querido amigo:

He recibido los oficios de Ud. que me instruyen del estado de desarreglo en que se hallan las Misiones por el choque de autoridades, y por la oposicion de las órdenes entre sí. Este mal aunque es muy sensible se debe tolerar cuanto pueda ser para evitar todo disgusto y mayores perjuicios. Yo confío en el talento y en la prudencia de Ud. para que procure sobrellevar este asunto con toda la paciencia que sea dable, pues el bien de la patria así lo exije y nosotros nos hallamos en una situacion muy difícil, y no poco peligrosa; por cuya razon me parece que es necesario sufrir y llevar nuestros asuntos adelante hasta salir de los enemigos externos. Despues podremos arreglarlo todo y si no lo pudiéramos hacer por circunstancias, tendremos paciencia y nos someteremos al imperio de la necesidad.

Si á pesar de todo lo que llevo dicho á Ud. no podemos conseguir nada, y los males empeoran en lugar de mejorarse, le aconsejo á Ud. como amigo, se separe de su comision, y la deje Ud. á disposicion de quien la quiera tomar,

pues tener quebraderos de cabeza sin utilidad alguna, es necedad que no debe cometer un hombre de juicio.

Esto es cuanto puedo decir á Ud. por ahora, instándole de nuevo para que no deje de escribir con frecuencia. Soy de Ud. afectísimo amigo,

Ciudadano Pedro Briceño Méndez.

BOLIVAR.

Upata.

San Félix, Junio 19 de 1817.

Mi querido Briceño:

He recibido con mucho gusto la apreciable carta de Ud. del 16. Pero le aseguro á l'd. con franqueza, que no creí jamás que fuese Ud. tan tímido como parece ser por su carta. Me dice Ud. que le ahorre si puedo el sacrificio de no hablarme con franqueza. No es ciertamente porque Ud. me tema á mí por que con bastante libertad me dice Ud. su opinion: luego es por otro cualquier temor que yo no sé imaginar.

Vamos querido Briceño, tenga Ud. más confianza en su situacion. No se desespere por tan poca cosa, Ud. sin duda se ha imaginado que estamos en una situacion como la de Cartagena, Güiria ó Carúpano, donde las circunstancias me fueron desfavorables, y donde el espíritu de partido triunfó de la justicia y de la Patria. Si hasta ahora he sido moderado por prudencia no lo he sido por debilidad. No crea Ud. que las intrigas sean tan grandes que nos puedan destruir. Jamás he tenido una situacion más feliz ;

TOMO XXIX

apesar de quien diga lo que quiera. A mi voz obedecen tres mil hombres que harán lo que mande, defenderán la inocencia, y no permitirán facciones.

Créame Ud. Briceño, Ud. no debe temer nada. Ud. no está ni en Constantinopla, ni en Haití. Aquí no hay tiranos ni anarquía mientras yo respire con la espada en la

mano.

Si hasta ahora he sufrido algunos desórdenes no los tema Ud. más, que voy á conseguir extinguirlos y respire con libertad: hable Ud. con la misma franqueza, obre Ud. con firmeza y no tema Ud. más que lo que yo temo, mi querido Briceño.

Adios amigo,

BOLIVAR.

Señor Comisionado general de las Misiones.

San Félix, 19 de Junio de 1817.

Querido amigo.

Al fin he resuelto que Ud. se venga para evitarle nuevos compromisos con el General Piar, de lo que no pueden resultar beneficios sino muchos perjuicios á la patria. Yo creo que Ud. debe venirse inmediatamente no sea que se aumenten los males y Ud. tenga nuevos disgustos. El General Piar me dice que ya no podrá ser amigo de Ud., y que cree inútil su autoridad intermedia. Con esto ya Ud. ve que no debemos esperar más y por el contrario debemos evitar todo rompimiento. Repito á Ud. que se venga y aquí veremos lo que convenga hacer para destinarlo á Ud. honrosamente.

No soy más largo porque estoy sumamente ocupado, pero siempre soy su verdadero amigo.

BOLÍVAR.

Señor General Manuel Piar.

San Félix, 19 de Junio de 1817.

Mi querido General.

Acabo de recibir la apreciable carta de Ud. del 16 y en consecuencia de ella oficio ahora mismo y escribo en particular al Comisionado de las Misiones llamándolo, pues he resuelto eximirlo del encargo que tenia de órdenes de U. y mías. Con esto queda transigido todo compromiso con el Padre Blanco, servidor útil en cualquier otro puesto; y esto lo hago por complacer á Ud. hasta en una equivocaoion suya, que la padece cuando me dice que ya Blanco no podrá ser su amigo. Mayor es la equivocacion creyendo que él está animado de prevencion contia Ud. Yo conozco al Padre Blanco lo que no Ud. Es que éste suele ser inflexible hasta conmigo en las reglas.

En cuanto al General Arismendi tambien está Ud. equivocado, y no lo extraño, porque éste ha estado hasta ahora á alguna distancia para el exámen de sus procederes. Aquellas mulas á que se refiere y porque le hace Ud. cargos, pasaron el Pueblito como las que mandó el General Cedeño y como otras y otros animales, no han sino robadas. Por Dios, General! ¿Y qué dirán entónces nuestros enemigos y calumniadores? ¿No sabe Ud. que con las mulas, ganados y otros valores se han buscado en las colonias y se han proporcionado aquí mismo elementos de guerra que no teniamos y subsistencias y abrigos para los cuerpos ?

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