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que anteriormente le he comunicado y cuya ejecucion le encargo. Por el Estado Mayor contesto sobre los demás artículos de víveres, etc., etc.

Adios amigo: mis ocupaciones extraordinarias en este momento, no me dejan ser más largo; pero siempre soy su afectísimo,

BOLIVAR.

Señor José Félix Blanco.

Angostura, Octubre 19 de 1817.

Mi querido Padre Blanco:

He recibido sus apreciables de 25 y de 26 del próximo pasado. La falta del Dr. Serrano queda suplida con el amigo Maiz, á quien en dias pasados dije á Ud. encargase de la Comandancia de Upata.

Quedo en cuenta de la operacion del domingo 5 del corriente, la que luego que se practique, se remitirá á Ud. toda la recluta á disposicion del General Urdaneta; que ha recibido ya las órdenes correspondientes sobre lo que debe hacer. Cuento con las 400 cargas café que l'd. ofrece enviarme al Puerto de San Joaquin, sin olvidar por esto al hospital ni á la línea.

Los 50 quintales de café serán muy útiles, pues sirven para pagar las mercancías que compremos á los extranjeros; pero es preciso tomarlo á un precio moderado y convenir en el modo y tiempo en que deba pagárseles. De manera que todos quedemos utilizados. Ya he dado la órden al señor Intendente para que se compren instrumentos de agricultura y se remitan á

Ud., é igualmente el alambique. Entiéndase pues con él y apúrelo.

Adios, mi querido Padre Blanco. Soy siempre su afectísimo amigo.

BOLIVAR.

Señor General J. F. Bermúdez.

Angostura, Octubre 4 de 1817.-79

Mi querido General y amigo:

La correspondencia oficial impondrá á Ud. del nuevo destino que he creido conveniente darle. Además de las poderosas razones que expongo á Ud. allí, me ha movido muy particularmente la de nuestra amistad antigua, y la de que Ud. se encargará con más gusto desde ahora, de la provincia que deba gobernar, en cuanto esté libre la República. Piar está aquí, y su causa se ha abierto y sigue con todas las formalidades hasta que se dé la sentencia. Tengo esperanzas de que tambien vendrá Mariño, que será juzgado del mismo modo. El General Cedeño me ofrece que lo cojerá como llegue ó haya llegado al Continente, así porque habia tomado sus medidas para que no se escapase, como porque habiéndose adherido á mí algunos de sus oficiales, se verá sin grande apoyo. Vea Ud. si son preciosos estos momentos para nosotros; pero nada de esto se lograría no yendo Ud. á encargarse de la operacion. Apresúrese Ud. pues, querido General, vuele á recoger este fruto que tal vez no da mucho tiempo.

En Maturin encontrará las tropas que estaban en Cumanacoa; y tambien hallará muchas comunicaciones mías previniéndole lo que se ha de hacer en el caso. El único inconveniente que se me presenta para que deje Ud. esa division, es la desercion que puede haber al saber la tropa la direccion de Ud.; pero este obstáculo se destruye guardando Ud. un profundo silencio. Sobre ésto, con todo el mundo, y asegurando á todos que su marcha es á esta capital á presidir el consejo de Piar. De este modo quedarán engañados, y evitaremos los disgustos que podrian resultar de su separacion.

Los Generales Zaraza y Monágas, reciben órdenes mías de esta fecha con respecto á la marcha de Ud. Al primero le prevengo envie ganados á Maturin, para que no le falten á Ud. los víveres; y al segundo le ordeno que coopere y obre de acuerdo con Ud. para asegurar más las empresas y operaciones que Ud. in

tente.

Adios, mi querido General, soy siempre de Ud. afectísimo amigo que lo ama de corazon,

BOLÍVAR.

Señor General José Francisco Bermúdez.

Angostura, Octubre 4 de 1817.

Mi querido General y amigo:

De la correspondencia oficial para Ud. de ayer, he dispuesto que se le dirija hoy un duplicado, que irá con esta carta. Se impondrá Ud. por aquella, que he

encontrado muy conveniente para el servicio y urgente para la seguridad del Gobierno, que Ud. marche á Maturin y que volando se encargue del mando de la Provincia de Cumaná, en donde acabará de conjurar los elementos de sedicion y de guerra civil, obras come Ud. sabe del General Piar. Desde que éste llegó á ésta, fué sometido á la autoridad competente y se abrió su causa que sentenciará el Consejo de guerra conforme á las leyes vigentes. Piar debió de haberse sometido, sin seguir armado, cuando vió de bulto que el pais ni el ejército seguian el crimen. Habia tal vez ameritado el perdon pacífico del Gobierno; le seguiria el General Mariño y quedando así sofocada la sedicion acaso hubiera caído un velo sobre todo.

Mi deseo particular, privado, es ahora que el Consejo pueda conciliar el rigor de la ley y el crédito del Gobierno con los merecimientos del reo. Escogeré para el Consejo de guerra, de éntre los Oficiales, Generales con las cualidades que quiera la ley, aquellos que yo sepa que no tienen motivos de resentimientos con Piar. Brion, su paisano y su más íntimo amigo, será el Presidente y en los demás vocales se encontrarán criaturas de aquel. Ojalá que si el Consejo aplica la pena mayor, me abra camino, camino claro para la conmutacion; y que el Ejército ó los cuerpos más cercanos y de la capital, por sus órganos naturales, la pidan sin separarse de la disciplina. Entonces la responsabilidad del perdon, si éste fuere indiscreto, lo compartiremos los que estamos levantando y sosteniendo el edificio de la República. Sofocada la sedicion, sometidos ó castigados de alguna manera los culpables, la vindicta pública estará satisfecha, se vigorizarán la disciplina y obediencia del Ejército; nuestros enemigos del extranjero no tacharán nuestra obra de falta de autoridad: y los malvados godos, se encontrarán sin base para ca

lumniarnos; no dirán que somos una hovda de bagabundos. ¿Qué más tengo que decirle? Lo demás que no es de una carta privada lo encontrará Ud. en la correspondencia oficial.

Vuelvo á recomendarle prontitud en encargarse del mando de Cumaná.

Adios, General y amigo.

Soy siempre su afectísimo amigo,

BOLIVAR.

Al señor Teniente Coronel James Boocke,

Angostura, Octubre 9 de 1817.

Señor.

Contestando á la apreciable carta de Ud. de hoy, me parece conveniente hacer á Ud. las siguientes obServaciones: La fianza que exije el Gobierno debe ser prestada por un sugeto residente en el pais y que tenga fondos en él. El señor Litle Page no podrá tener intervencion en el asunto del Regimiento por que este caballero tiene cuentas pendientes con el General Mariño, y yo no querria que se hiciese una mezcla de un asunto con otro. No embarcándose las mulas por cuenta y riesgo de Ud., el Gobierno lo hará por su cuenta y riesgo, como debe ser por todas razones. El señor Hudson no podrá hacer la recluta que Ud. le encarga, por muchas causas, y entre me ha informado que en Trinidad no existe un sólo soldado ingles licenciado. Por otra parte, Ud. me ha mostrado en la conversacion que hemos tenido ahora,

otras, porque se

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