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y sufriendo en la guerra cuantas calamidades pueden afligirlos, concederles la paz es decretarles un triunfo. no menos importante y no ménos deseable.-Ellos están en el caso del rico de Platon; ellos tienen todo que perder y nada que adquirir; y nosotros no teniendo nada que perder aspiramos á cuanto ellos poseen.— La lucha no nos ha dejado más que la vida, y esto es de ningun precio para hombres desesperados.-Esta euestion bien desenvuelta, es inmensa y presenta todas las consideraciones que pueden halagar á nuestros contrarios y á nosotros mismos.-Por tanto, nosotros no debemos ofrecer más que la paz en recompensa de la Independencia. Esta para nosotros nos trae todas las bendiciones del cielo, y la otra para los españoles es una fuente de inmensas prosperidades futuras.

Estas son mis ideas, que deseo que U., el Vicepresidente de Colombia y el Secretario de Estado, mediten profundamente y las empleen en la ocasion, sin esperarla, sino buscándola y proporcionándola de todos modos, porque los momentos presentes tienen un valor infinito, y solo Séneca sabia apreciar el mérito del tiempo.

Si por accidente se supiese ó se recibiesen noticias. de alguna negociacion diplomática, que se pongan alas al correo, se ofrezcan premios exorbitantes para que volando me lleguen oportunamente. Deseo que nada se haga sin mi conocimiento en esta materia. Nada es más fácil que dilatar las cosas, ofrecerles mi llegada por instantes y esperarme. Hace mucho al caso el personal en todas materias, y muy particularmente en las diplomáticas. En los negocios pacíficos como en los militarés, es muy importante ser veterano.

Los correos me matau con sus dilaciones. Al fin tendré que mandar pagar los postas especiales, pues que nos sirven mejor que los de Colombia.

Hace más de dos meses que han llegado fusiles á Angostura y todavia no lo sé de oficio y los estoy esperando por momentos, de Guasdualito, si es que han sabido hacer esto siquiera; Que bello Gobierno para la posma! Mi desesperacion en esta parte solo compite con mi indignacion por esos señores. Hágame Ud. el favor de deeirselos así.

Por la Secretaría de Guerra sabrá Ud. nuestro estado militar, que es tan brillante como se puede desear, aunque sin victorias decisivas aún.

El ejército tiene todo, víveres, dinero, salud y mucho espíritu.

No nos falta más que diez mil fusiles: mándelos Ud. en revancha de tan buenas noticias. No se deje Ud. poseer del aire que corre en Angostura, y en caso que sea necesario adoptar algun extremo, mas bien que sea el del furor y no el imperio de la apatía, que es el que ha reinado ahí hasta ahora, soberanamente; y despues ¡¡querrán gobernar, y despues intrigarán! y despues mandarán y despues harán morir como á Milcíades á los Libertadores de la Patria!!!!

Adios mi querido General, soy de Ud. de corazon, BOLIVAR.

Señor Coronel Mariano Montilla.

Cuartel General del Rosario de Cúcuta, á 21 de Julio de 1820.

Mi querido Coronel.

Estoy tan satisfecho de la buena conducta que Ud. ha tenido en esta campaña, que ya por mí, está Ud.

hecho General: voy á consultarlo á la diputacion del Congreso, que es quien tiene estas facultades, pues yo no soy más que el humilde siervo de los siervos del pueblo, y yo no me atrevo á traspasar mis facultades, porque no se me atribuyan miras usurpatriDe todos modos, reciba Ud. la enhorabuena.

ees.

Nada de lo que Ud. dice de la legion irlandesa lo he estrañado: todo lo temia de esos verdugos que si no los pagan no matan, y que son como aquellas cortesanas que no se rinden sino despues del cohecho. Así, he visto con placer la separacion de esos viles mercenarios, y por el contrario, veria con horror, que deshonrasen aún nuestras filas, despues de los excesos cometidos en Rio Hacha.

Siento infinito los males de Ud. y siento aún más no poderlo complacer enviándole su relevo. Cubrimos con cuatro hombres cien mil leguas cuadradas y todavia no tenemos fábricas de Generales. Sufra Ud. más y sufra hasta la muerte, que es el destino de los buenos patriotas. Permítame Ud. decirle que ningun campo conviene á Ud. tanto como el de Cartagena, donde Ud. padeció é hizo padecer á sus amigos y enemigos; ahora pues, liberte Ud. el pais que en en sus manos le tocó sucumbir. Porque le amo á Ud. cordialmente y porque cordialmente estoy reconciliado con Ud., le deseo á Ud. esta gloria. Yo no puedo ir á llenar las miras de Ud. como ya lo habria hecho con anticipacion, por que estoy esperando la Diputacion española que viene á tratar conmigo de armisticio y aun de paz. De un dia á otro debe llegar aquí. Sobre todo esto, vea Ud. lo que digo al Almirante, para que sirva á Ud. de regla; en inteligencia de que espero mucho de la política de Ud. con respecto á la plaza de Cartagena. Con esto he dicho todo y supongo que Ud. entiende lo que yo deseo que Ud. haga, tanto con los godos como con los patriotas de aquella inexpugnable ciudad.

Me lisongeo que Ud. aumentará mucho las fuerzas de su mando con todos los hombres útiles y sobre todo, con los esclavos de las provincias libres. Todas las tropas que habia en Antioquia y todas las que habia en Honda, deben incesantemente reunirse á Ud. y pasarán de mil hombres. He mandado un cuadro para un regimiento de caballería que debe montarse, volando, volando, volando.

La seguridad del Magdalena es el primer objeto de Ud.; el segundo, asegurar la ciudad de Santa Marta; y el tercero, bloquear á Cartagena. A estas tres miras debe Ud. subordinar sus operaciones y arreglarlas por el mismo órden, siempre en la misma proporcion y en la misma proporcion de interes. Así mismo debe Ud. cuidar en primer lugar las tropas de la Guardia que tiene Lara; en segundo, las de Córdova, y en tercero, las del pais que son las peores, porque son las más fáciles de desertarse. Siguiendo este órden atenderá Ud. de preferencia al aumento y conservacion de las tropas, sobre toda otra cosa; segundo, á la organizacion administrativa de la Hacienda; y tercero, á la organizacion civil y política del pais. Si algun faccioso llegare al territorio del mando de Ud., hágalo reembarcar para que no moleste ni embaraze el curso de los negocios públicos. El Canónigo es loco y debe tratarse como á tal.

Muy agradecido estoy de nuestro buen buen Almirante, y por lo mismo suplico á Ud. tenga por él la mayor condescendencia y miramiento posible; Ud. es el responsable de los encargos que con esta fecha se le confian. El es un excelente Jefe, pero los hijos del pais necesitan de sus paisanos para ser manejados como ellos desean serlo, y así, en Ud. deposito toda mi confianza, entregando al Almirante el tridente de Neptuno y el carro de Anfitrite la colombiana.

Anoche he recibido correo de Angostura y una carta de Tomas muy seria y muy jocosa. Tengo tanto que decir á Ud., que no sé como continuar; pues al mismo tiempo estoy obligado á despachar muchos correos á todas partes y contestar muchas comunicaciones todas interesantísimas y plausibles, pues, "Le jour de L'Amerique est à la fin venu.”

Adios, mi querido Coronel y amigo, mande Ud. á quien lo quiere ya de corazon,

BOLIVAR.

Al señor Coronel M. Montilla.

Cuartel General del Rosario.-Cúcuta, á 19 de Agosto

de 1820.

Mi querido amigo:

Recibí anoche la interesante correspondencia del 20 de Julio que trajo el oficial portador salido de Tubaco en esta comision. Todo me parece muy bien.

Es imposible que yo vaya por ahora á Cartagena porque estoy esperando de un momento á otro á Juan Toro y á Francisco Linarez, que vienen á tratar de paz conmigo, por órden del Gobierno español. Duarte y Cires han ido á Guayana con la misma comision. Luego que haya oido á los emisarios, veré si me puedo desprender de aquí y volveré allá.

Por Dios! organicen Uds. las rentas de las provin cias de Cartagena y Santa Marta y que se impongan 33 p á las mercancías que entren en el país. Irán

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