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servirá por lo ménos á conducir las tropas de Cumaná y á llevar á Carácas cuadros y armas con que formar cuerpos en aquella ciudad.-Y últimamente Ud. tendrá entendido que si no se obra con una actividad indecible, somos nosotros los que tomamos á Carácas.

Con esta amenaza concluyo mis instrucciones, que debe Ud. tenerlas por tales, hasta que llegue el Ministro de Guerra que las dará con más detalles. Este Señor se ha quedado por la espalda y yo me he adelantado con Diego, con el ánimo de prepararlo todo para la llegada de los comisionados españoles á Sau Fernando.

Nuestro Ejército es muy numeroso y las fuerzas del enemigo están muy desmoralizadas, en número de 869 mil hombres. Tenemos fundamentos para esperar que el enemigo sufra una gran defeccion. Sólo el Batallon de Castilla ó el de Navarra que ha ido á relevarlo no más guarnecerá á Carácas. y la costa.

Incluyo á Ud. estos pliegos que aleancé aquí con la buena noticia de la toma de Lima.

Siento mucho los males de Ud. y los de su pobre familia, á la cual le hará de mi parte las más finas expresiones.

Todas estas órdenes mándelas Ud. expedir por duplicado y triplicado, sin esperar las instrucciones oficiales.

Adios mi querido General; maude Ud. á su afectísimo que le ama de corazón,

BOLIVAR.

Barinas, Abril 12 de 1821.

Al Excmo. señor don Miguel de La Torre, General en jefe del ejército español espedicionario de Costa Firme.

Mi estimado general y amigo:

He tenido la mayor satisfaccion al recibir ayer aquí su apreciable carta del 28 de Marzo y nota de San Cárlos de 7 del corriente.

No puedo ménos que sentirme reconocido por los actos de generosidad con que están marcadas estas comunicaciones, tanto con respecto á nuestros prisioneros como por el bando con respecto á aquellos que no lo son. Una conducta tan liberal es el rasgo más característico de la mutacion gloriosa de nuestros principios.

Aseguro á Ud., mi querido General, que si alguna vez el corazon ha influido en las deliberaciones políticas, una de las más notables es esta. Tengo la mayor repugnancia en combatir contra mis nuevos amigos, y estoy pronto á hacer nuevos sacrificios por no llamarme enemigo dei General La Torre. Pero tambien es nece-sario que Uds. los hagan menores para que nuestra ruina no sea completa. Yo probaré á Ud., que si no tomamos mejores posiciones vamos á perecer de peste y miseria; y además mostraré á Ud. documentos los más convincentes de la necesidad que tenemos de romper las hostilidades. Las condiciones para un nuevo armisticio son las siguientes:

1 una disminucion igual de tropas:

2a la ocupacion por nuestras armas de Coro, Carora, Tocuyo, Quibor y Guanare con toda la ribera izquierda de la Portuguesa.

3 La evacuacion de Cumaná por las tropas españolas.

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De resto daremos todas las seguridades necesarias para que durante el armisticio Udes. gocen de un pleno

reposo.

Las nuevas posesiones que pedimos, vamos á tomarlas en toda probabilidad al abrirse la campaña; por consiguiente Uds. no harán mas que ceder lo que la fuerza debe arrancarles; quizá Ud. me responderá que la victoria será la que decida de la verdad de este acerto; pero yo responderé que si la victoria es el juez de esta contienda, entónces nuestras recíprocas pretensiones serán diferentes, y que cuando la paz puede arreglarlo todo, no es prudente aventurar la suerte de un pueblo que ambos llamamos nuestro.

Esta es la última prueba de amistad, mi querido General, que puedo dar á Ud., y de los sentimientos cordiales con que soy de Ud.,

Su más afectísimo amigo,

Q. B. S. M.,

BOLIVAR.

Al General en Jefe del Ejército expedicionario de Costa

Firme.

Barinas, Abril 20 de 1821.

Mi estimado General y amigo:

Tuve anoche la satisfaccion de recibir la respuesta de Ud. del 16, declarando inadmisibles las bases que

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indiqué en la mía del 12, para la prorrogacion del armisticio y refiriéndose á las que expuse á mis comisionados los señores Revenga y Echeverría en Caráças. Es bien difícil, por no decir imposible, que se concibiera de un modo satisfactorio, pretensiones tan distantes entre sí, cuando no se examinan con interes los contrarios y se cierra la puerta á toda composicion. Siento tan vivamente como Ud. la sangre que va á derramarse tal vez inútilmente, miéntras no tengamos el resultado definitivo de nuestra mision á Madrid; pero si Ud. se refiere á la suerte de la guerra, la de estas provincias por falta de poderes para transar las diferencias, no me queda eleccion entre combatir ó perecer como he dicho á Ud. en mis notas de Boconó y de Payara.

De todos modos debe Ud. estar cierto que los sentimientos de estimacion y afecto que Ud. me ha inspirado, tendrán siempre en mi corazón un lugar muy

eminente.

Si he dirigido nuevamente Edecanes al Cuartel General de Ud., ha sido porque la importancia de los pliegos, así lo exigen; pero puede Ud. estar seguro de que no irán más en adelante.

Suplico á Ud. que si alguno de estos Edecanes se ha conducido de un modo indigno del encargo, tenga Ud. la bondad de manifestarme sus faltas para corregirlas y para prevenirlas en lo sucesivo.

Por mi parte, siempre he tenido una, verdadera satisfaccion en ver los oficiales del ejército espedicionario y los veré con el mismo gusto siempre que Ud. . quiera dirigírmelos.

Bien sensible me es que las dificultades de nuesras posiciones respectivas nos impidan volver á tener un segundo dia de Santa Ana; más es de esperar que

algun dia habremos de renovar aquellos agradables sentimientos.

Soy con los más sinceros sentimientos de consideracion y amistad,

De Ud. afectísimo servidor y amigo,

Q. B. S. M.

BOLIVAR.

Mi querido Peñalver.

Barinas, Abril 21 de 1821.

¡Figúrese Ud. lo que yo habré sentido el cúmulo de males que Ud. ha padecido desde que no nos vemos!! La muerte de su querida esposa, la miseria de toda su familia, sus enfermedades, y los disgustos de todo género que Ud. ha sufrido durante tantos años. Aseguro á Ud., mi querido amigo, que en medio del tumulto de mi vida militar he logrado conservar alguna sensibilidad para compadecer á Ud., y que nada sufra Ud. que no sufra yo. Ahora mismo enviaría á Ud. algun auxilio si me quedase algun dinero del que tomé en Santa Fé cuando entramos en aquella capital; pero hace hace mucho tiempo que no me queda maravedí porque los tomé para auxiliar á mi familia y las de varios Generales y compañeros de armas y el resto lo ha disipado Don Domingo Ascaño. Por esta por otras muchas, no tengo un real de qué disponer, pues aún esta comisaría está exhausta.

razon y

Mi edecan, Clemente, lleva un pliego para el Vice

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