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greso que me llamó y no pude, sin chocar, dejar de complacerlo.

El Coronel Vaos, que es muy buen sugeto, debe venir á reemplazar á Carreño; mientras tanto ponga Ud. el que quiera que no faltará por allá alguno que lo haga bien.

No deje Ud. de llenarnos con reclutas la demanda que hemos hecho para los tres batallones que he mandado completar á 100 plazas cada uno. El total de estos reclutas nunca pasará de mil hombres, por muchas que sean las bajas que hayamos sufrido. Yo creo que cuatrocientos hombres que Ud. dé á la columna de Lara que suba el Magdalena, y otros cuatrocientos al General Clemente para su expedicion, habrá suficientemente llenado las bajas: mas necesitamos tambien alguna gente buena para reemplazar á nuestros escuadrones, que están muy desanimados, segun entiendo. Al de Húsares de la guardia del Comandante Calderon verá Ud. cómo lo completa á ciento veinte plazas, por lo menos: esto es en el caso de que hayan llegado los escuadrones que yo espero; porque si no han llegado necesitamos entónces que pase de 200 hombres; Ud. debe saber que la caballería es lo que más falta nos hace en el Sur.

Aconsejo á Ud. que si le es posible no deje de hacer una tentativa para apoderarse del recinto de la plaza. Si esto no se puede, aventure aventure Ud. cualquiera capitulacion, con tal que nos entreguen las murallas de la plaza ¡y será Ud. muy dichoso si lo logra!

Dirija Ud. por sí mismo el apostadero de marina de Santa Marta y quedará Ud. más bien servido, por que la unidad en la guerra es la pimera ventaja.

BOLIVAR.

Señor General F. de P. Santander.

Pamplona, Octubre 10 de 1821.

Mi querido General:

Montilla me ha manifestado lo importante que es hacer ir por Ocaña las tropas que trae Salom, y yo en consecuencia he dado las órdenes convenientes para que así se haga y tambien he mandado á hacer los prepárativos necesarios al Socorro y la Tunja para el paso de otras tropas; lo que tendrá Ud. entendido. Tuve que detenerme hoy aquí por hacer y consultar cuanto fuere preciso para esta nueva determinaçion, y tambien porque mis bestias se atrasaron y no han llegado hasta muy tarde.

El General Urdaneta y yo vamos bien, pero el Doctor y el capellan Thomas y varios asistentes, se han quedado enfermos con calenturas con que es de esperar que tambien llegaremos á Suata con la misma gra-. cia: por lo menos el General Urdaneta.

Adios mi querido General; á Briceño que tenga esta por suya; su afectísimo de corazon.

BOLÍVAR.

Al Excmo. señor General Don Agustin de Iturbide.

Rosario de Cúcuta, á 10 de Octubre de 1821.

Excmo. señor:

El Gobierno y pueblo de Colombia han oido con placer inexplicable los triunfos de las armas que V. E. conduce á conquistar la independencia del pueblo mejicano. V. E. por una reaccion portentosa ha encendido la llama sagrada de la libertad que yacia bajo las cenizas del antiguo incendio que devoró ese opulento imperio. El pueblo mejicano siempre de acuerdo con los primeros movimientos de la naturaleza, con la razon, con la política, ha querido ser propio, no ha querido ser ajeno. Los destinos estaban señalados á su fortuna y á su gloria, y V. E. los ha cumplido. Si sus sacrificios fueron grandes, más grande es ahora la recompensa que recibe en dicha y honor.

Sírvase V. E. acoger con la franqueza cordial con que yo la dirijo, esta mision que sólo lleva por objeto expresar el gozo de Colombia á V. E. y á sus hermanos de Méjico.

El señor Santamaría, miembro del Congreso General y Plenipotenciario cerca del Gobierno de Méjico tendrá la honra de presentar á V. E., junto con esta carta, la expresion sincera de mi admiracion y de cuantos sentimientos puede inspirar el heroismo de un hombre grande.

Yo me lisonjeo que V. E. animado de sus elevados principios y llenando el voto de su corazon generoso, hará de modo que Colombia y Méjico se presenten al mundo asidas de mano y aun más por el cora

zon.

En la desgracia la suerte nos unió; el valor nos ha unido en los designios, y la naturaleza nos dió un mismo sér para que fuésemos hermanos.

Sírvase V. E. aceptar los testimonios más sinceros de los sentimientos con que soy de V. E. con la mayor consideracion y respeto, su obediente servidor,

BOLIVAR.

Señor General Mariano Montilla.

Suata: Octubre 15 de 1821.

Albricias, mi querido General, por la gloria de que Ud. se ha cubierto en la campaña de la costa y toma de Cartagena que acabo de saber. Dichoso Ud. que ha vuelto á entrar á la plaza que antes habia evacuado! dichoso mil veces el que ha tomado á Cartagena á tan poca costa!: yo no esperaba tanto de nuestra buena suerte, porque no sabia que Ud. era tan afortunado. Mucho placer me ha dado la toma de una plaza que nos deja cuatro mil hombres libres para marchar donde quiera que se les lleve. Pero siento infinito que Ud. no pueda ir á la expedición del Istmo ; primero por la causa dolorosa de sus males y segundo 'porque la expedicion tendria un éxito muy brillante bajo sus órdenes.

Ya Ud. sabrá que mi primera intencion fué tomar el Istmo; por consiguiente es indispensable que Ud. haga

los mayores sacrificios para que el Istmo se tome. Haga Ud. esto en caliente, de otro modo no se hace nunca. Ahora los ánimos están alegres y dispuestos á nuevas empresas: despues no haran nada, porque desmayaran en el reposo. Yo voy á Quito á dar fin á mi empresa y por Panamá obraré de concierto con la expedicion de Porto Belo: de contado que las atenciones del enemigo serán muy grandes y nuestras facilidades más grandes áun. Por otra parte estamos esperando, en el curso del año la paz, y sino tomamos el Istmo antes no lo tendremos. Ud. tenia cuatro mil hombres á sus órdenes antes de la toma de Cartagena. Yo haré á Ud. la distribucion de ellos. Que vengan á Porto Belo dos mil; que vengan con Salom mil; que quinientos veteranos queden en la plaza; que treinta queden en Santa Marta y doscientos en Rio Hacha. Aumentaudo las milicias del país sobrará guarnicion para defender la costa. Ud. debe tener entendido que yo no he pedido á Ud. últimamente más que mil hombres para Salom, no mil soldados, de consiguiente puede Ud. disponer de esos veteranos para el Istmo. El Ministro de Guerra que ha quedado en Cúcuta con el Vicepresidente dará á Ud. las instrucciones necesarias para esa expedicion, pero yo insto á Ud. para que anticipe todas las medidas que sean posibles y necesarias. A propósito de insto: como á Ud. no le gusta el ruego, uso de esta otra que será ménos desagradable. Veo por la carta de Ud. que el lenguaje amistoso que uso lo ha extrañado, y sin razon. Nó es una prueba de amistad y áun de cariño suplicar que tal ó cual cosa se haga ? Crea Ud. que si no tengo la confianza que tengo con Ud. mi lenguaje seria otro, seria el de oficio y no el de corazon. Mucho celebro por otra parte que los sentimientos de Ud. se hallen en un estado tan delicado que se ofenden de la menor sospecha de falta de confianza. Desde que Ud. fué mi amigo, yo conté con

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