Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Tan sensible me será el que Ud. no venga hasta esta ciudad como si fueremos vencidos en muchas batallas; pero no, Ud. no dejará burlada el ansia que tengo de estrechar en el suelo de Colombia al primer amigo de mi corazon y de mi patria. ¿Cómo es posible que Ud. venga de tan lejos para dejarnos sin la posesion positiva en Gnayaquil del hombre singular que todos anhelan conocer y si es posible tocar? No es posible, respetable amigo; yo espero á Ud. y tambien iré á encontrarle donde quiera que Ud. tenga la bondad de esperarme; pero sin desistir de que nos honre en esta ciudad. Pocas horas, como Ud. dice, son bastantes para tratar entre militares, pero no serán bastantes esas mismas horas para satisfacer la pasion de la amistad que va á empezar á disfrutar de la dicha de conocer el objeto caro que se amaba sólo por opinion, sólo por la fama.

Reitero á Ud. mis sentimientos más francos con que soy de Ud. su más apasionado, afectísimo servidor y amigo.

BOLIVAR.

Guayaquil, Agosto 14 de 1822.-12.

Excelentísimo señor General F. de P. Santander.

Ayer recibí la comunicacion de V. E. de 5 de Julio último en Bogotá, y me contraigo á los tres puntos cardinales que contiene.

Si durante mi permanencia ea el Sur, las considerables fuerzas del Norte no hubieren destruido los enemigos de Venezuela, y los esfuerzos del Brigadier Morales se reanimasen con los auxilios que se teme vengan de la Península, yo mismo marcharé al Norte con 2.000 veteranos, que conduciré por el Itsmo y llevaré á donde se necesiten. Pero esta operacion no puede tener lugar mientras no sepa el resultado de la suerte del Perú que debe, si no decidirse, al menos presentar el verdadero estado de aquel país en la campaña que debe haberse abierto ya, y debe hacerse con doble actividad con los auxilios que Colombia ha prestado y que estarán muy cerca de Lima. Antes, ni puedo disponer de estas fuerzas, ni sería prudente alejarme de la frontera, dejándola expuesta á ser invadida por un ejército poderoso del Perú, y á todas las divisiones que podrían sembrar los realistas en el Departamento recien libertado, distante del centro, cercado de provincias inexpugnables y relativamente muy poblado. La importancia del Sur y la necesidad de conservarlo en actitud respetable, es tan claro que no merece se encarezca.

Las fragatas de la escuadra de Chile que V. E. desea se negocien para reforzar el bloqueo de Puerto Cabello, harían tantos costos en su viaje desde Valparaíso al de Cabello, que saldrían tan caras como compradas en los mares del Norte. Ademas, Chile las ocupa en su propia defensa y no es probable las ceda á otro Estado cuando las necesita. Yo creo que los bergantines y goletas que bloquean á Puerto de Cabello, bien mandados, son suficientes para estrechar aquella plaza é impedir toda comunicacion esterna. Las fragatas aumentarian el número, y los gastos, y los consumidores; pero desconfío mucho que la situacion de la plaza se haga mas penosa. En el mar del Sur la escuadra chilena ha hecho prodigios, ménos por su fuer

za numérica de hombres, cañones y calidad de buques, que por la audacia é intrepidez que ha distinguido á sus marinos. Un pailebot, el Araucano, ha abordado la Prueba que es la fragata mayor que se conoce.

Para pagar las tropas auxiliares del Perú que vinieron á Quito y que estipularon el goce íntegro de sus pagos conforme á la ordenanza de aquel Estado, ha empleado el General Sucre arbitrios y recursos extraordinarios. El pago de la guardia y de los empleados civiles de Quito, cuesta infinito. Guayaquil y Colombia habian contraído una deuda considerable, que es necesario pagar porque seria un orígen perpétuo de desafeccion y uno de los temores que habian infundido á estos pueblos los enemigos de Colombia. Yo no sé cómo pueda cubrir este Departamento sus gastos necesarios y sus deudas, ni Quito los suyos. Guayaquil es tan caro como el Perú y los empleados no pueden vivir sino con sus sueldos completos; esto es un nuevo embarazo. Es preciso esperar del tiempo la mejora de unos países arruinados.

La situacion actual del Sur creo que exige mi permanencia en él por algun tiempo, sobre todo mientras se decida la suerte del Perú. Alejarme antes seria dejar vacilante un territorio salvado á tanta costa. Encargado V. E. del Poder Ejecutivo goza el pueblo de la beneficencia de las leyes, mientras que yo en la frontera mas expuesta ó peligrosa, espero las circunstancias de obrar conforme ellas lo exijan.

Esta determinacion fundada sobre tan sólido principio, se apoya tambien en mi resolución decidida y manifestada francamente al Congreso de no ejercer el Poder Ejecutivo, y de servir á mi Patria mientras tenga enemigos, sin mezclarme jamas en la Administraeion.

BOLIVAR.

Señor Coronel P. Briceño Méndez.

Guayaquil Agosto 11 de 1822.-12.

Mi querido Briceño.

Cuando recibí la apreciable de UU. del 25 de Junio ya estaban resueltas y decididas de hecho las cuestiones de su carta. Solo falta que hablar á UU. de su último punto que para mí es el más desagradable, el cual he contestado mil veces, y mil veces estoy resuelto á dar la misma contestacion. Es decir: que yo no quiero ser el Primer Magistrado de la República; que no quiero ser sino su primer defensor y un ciudadano. Cada dia tengo mas motivo para fijarme en mi opinion de no ser el que administre los grandes intereses de la República. He dicho y lo cumpliré: que el primer dia de Paz, será el último de mi carrera pública. Seré en las elecciones del Sur lo que he sido en las de todas partes. Quiero decir que no tendré en ellas la menor intervencion, como no la he tenido jamás. Que los pueblos hagan lo que quieran y los Estados lo que les parezca bien. Solo me interesa la Libertad de mi Patria y el que los enemigos no se apoderen de élla: para este género de servicio, estoy siempre dispuesto.

Doy á UU. mil gracias por el placer que manifiestan por la Libertad del Sur.

Soy como siempre, su afectísimo de corazon,

BOLIVAR.

Sr. Coronel Pedro Briceño Méndez.

Guayaquil Agosto 29 de 1822.

Mi querido Coronel :

He recibido ayer su apreciable de U. en que me contesta á la postdata de Quito. Es verdad que U. debe ser poco afecto á escribir, estando como está agobiado de la Secretaría de Guerra, mucho mas euando U. no ha sido nunca muy amigo de escribir y ningun interes tiene en este mundo por nada. A este propósito me han asegurado que U. pensaba dejar el Ministerio, pero nadie me ha dicho si es cierta esta resolucion. Si lo fuere, sentiré mucho la separacion de U. del consejo del Poder Ejecutivo aunque no tengo derecho para expresar este sentimiento cuando tengo la misma pretension que U. Sin embargo podria hacer notar la diferencia que existe entre ambos. Yo he llegado al término de mi carrera, y ya es preciso que decline, y por lo mismo es preciso que yo me proporcione una caída honrosa y suave, porque si yo no me la proporciono á mi gusto, la puedo recibir con violencia. y con perdida de todas mis adquisiciones.

[ocr errors]

U. está en un caso diferente: U. entra ahora en la edad de la ambicion: está todavia jóven: tiene la más grande aptitud en los negocios: goza de una reputacion moral sin límites y está muy distante áun de alcanzar todo lo que U. merece, ¿por qué no sigue U. su carrera? Volviendo atras pierde U. lo que ha conquistado á costa de inmensos sacrificios y se queda sin nada por una moderacion fuera de tiempo y de propósito. U. necesita ir adelante mucho tiempo para recobrar su verdadero precio, porque marchando con moderacion y lentitud, es preciso emplear mucho tiempo

« AnteriorContinuar »