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nos y amigos. Ya Ud. está sin dos hermanos, y yo sin un millon de amigos, compatriotas y parientes. Parece que se ha verificado la fábula de Saturno, la revolucion se está comiendo sus hijos; los más los ha destruido la espada, y los ménos han perecido por la hoz del infortunio, más cruel que la atroz guerra. Yo no dudo que el desgraciado Fernando ha sido destruido mas por la tristeza que por la muerte. Era imposible, por su carácter, que sobreviviese más tiempo á tanta humillacion, tantas miserias y á tristezas infinitas. Mucho ha sufrido, pero lleva el consuelo de haber dejado á su Patria y á su amigo triunfantes.

ΕΙ

El correo llegó ayer con infinita correspondencia, y por lo mismo no tengo tiempo para ser largo, marchando en el momento la estafeta que lleva esta carta. Diré á Ud., sin embargo, algo sobre el estado de las cosas por acá: hemos mandado seis mil hombres al Perú, no los he llevado yo mismo por no faltar á la ley: espero el permiso del Congreso para hacerlo, y mientras tanto estoy levantando un nuevo ejército de reserva. enemigo es muy fuerte por esta parte, despues de haber obtenido dos grandes victorias en Ica y Moquegua: sus Generales son soberbios, tienen recursos y posiciones admirables. Nosotros tenemos doce mil hombres, la plaza del Callao, la capital, Lima, dos Provincias y una marina regular. Pero todo esto cruzado por dos mil dificultades y partidos. Dicen que solo yo puedo mandar en el país, y por lo mismo me llaman el pueblo y el Gobierno. Careciendo de caballos y de dinero, porque los gastos son infinitos en este país, el más caro dei universo, y uno de los que han sido mas ricos, sin serlo ya á causa de la guerra. Si el Congreso me permite pasar al Perú iné á emprender una obra inmensa para evitar á Colombia sacrificios nuevos que acaben de arruinarla. Si el enemigo triunfa en el Perú, viene á

ocupar todo el territorio del Sur hasta Popayan, con lo que volveremos á tener la guerra en el corazon de Colombia. Por evitar semejantes desgracias, me he quedado en el Sur prefiriendo atender al enemigo mas fuerte, al más débil como lo es Morales en el dia.

Mi querido Marqués, crea Ud. que en cuanto me pueda desembarazar de aquí me voy á vivir á Venezuela para consagrar todos mis servicios á mi desgraciada Patria, y á mis amigos, parientes y compañeros. Yo no quiero el mando supremo, para poder estar entre los mios y ayudarlos á padecer sus miserias. Tampoco me conviene este mando, porque mi reputacion sufre la nota de ambicioso, y porque estoy cansado de mandar y de servir. Iré á Carácas y mi autoridad servirá para los casos graves y para intervenir como mediador entre los que me quieran consultar ó me quierán oir.

Yo era jóven cuando Ud. me conoció; ya estoy viejo, aunque robusto, porque la naturaleza me ha dado una constitucion sana. Dicen que Ud. tiene la misma ventaja que yo, lo que me da mucha satisfaccion, siendo tan digno de la suerte mas dichosa.

. Suplico á Ud., que á la familia de Pepe le presente de mi parte el pésame mas sincero por la temprana muerté de este: mucho me ha sorprendido cuando ménos lo esperaba.

Este mismo deber ruego á Ud. lo llene de mi parte con toda la familia de los Toros, y con la de Don Andres de Ibarra. Nada era mas natural que el fallecimiento de este caballero, no siendo la vida eterna. en este mundo.

Adios, mi querido Marqués, reciba Ud. el corazon de su

SIMON.

Guayaquil, 30 de Mayo de 1823.

Señor Dr. Fernando Peñalver.

Mi querido Peñalver:

He recibido ayer una carta muy amable de Ud. en que me dice que yo lo tenia olvidado, puede Ud. creerlo?; no, amigo, yo no olvido á Ud. nunca, porque Ud. es el mejor hombre, el mejor ciudadano, y el mejor amigo. Jamás me olvidaré de los excelentes consejos que Ud. me ha dado en todos tiempos: consejos que casi siempre he seguido con provecho y gloria. Ud. sabe que Ud. fué el que más me animó á instalar el Congreso de Angostura, que me ha dado más reputacion que todos mis servicios pasados, porque los hombres quieren que los sirvan al gusto de todos y el modo de agradarlos es convidarlos á participar del poder ó de la gloria del mando. Yo sé muy bien que Ud. contribuyó al entierro de todos mis enemigos que sepulté vivos en el Congreso de Angostura, porque desde ese dia se les acabaron el encono y los celos; por cierto que Ud. me aconsejó tal paso. Tambien me acuerdo que el año de trece, en medio de la gloria de nuestras armas, Ud. me aconsejaba como un Néstor: entónces solo Ud. me dijo la verdad pura y limpia, sin la más pequeña mezcla de lisonja; los demás estaban deslumbrados con los rayos de mi fortuna. Así, respetable amigo, Ud. es el más benemérito de mi corazon.

Los negocios del Perú me tienen loco. Hemos mandado seis mil hombres de refuerzo; no los he llevado yo mismo por no faltar á la ley; espero el permiso del Congreso para hacerlo, y mientras tanto estoy levantando un nuevo ejército de reserva. El enemigo está muy fuerte en esta parte despues de haber obte

nido dos grandes victorias en Igua y Moquegua. Sus Generales son soberbios, tienen recursos y posiciones admirables. Nosotros tenemos doce mil hombres, la plaza del Callao, la capital, Lima, dos provincias y una marina regular, pero todo eso cruzado por mil dificultades y partidos. Dicen que solo yo puedo mandar en el Perú y por lo mismo me mandan el pueblo y el Gobierno.

Carecemos de caballos y de dinero, porque los godos son infinitos en este país, el más caro del Universo, y uno de los que han sido más ricos, sin serlo ya á causa de la guerra.

Tenga Ud. la bondad de escribir al General Páez muchas expresiones de mi parte, dándole uoticias de mí y de las cosas del Perú, para que sepan por allá cuáles son las justas causas que me tienen en el Sur, no sea que se persuadan que yo prefiero este pais á Venezuela, como algunos lo dicen tan injustificada

mente.

Tambien espero me escriba Ud. todas sus euitas ó sus ventajas, pues mucho, mucho me intereso por Ud. y mi pais nativo.

Parece que el Congreso se ha reunido con buenos principios; algunos han pretendido simplezas y no han sido oidos porque la mayoría está por la razon y la justícia. ¡Quiera Dios que no cambien de principios estos señores Legisladores, porque entonces se renuevan las heridas de la Patria con mayor furor que antes!

Santander está en guerra abierta contra los federalistas, que no creo muy numerosos. Nariño me escribe en todos los correos quejándose de Santander, y toda su defensa la fija en autoridades mias; siempre apoya su conducta con mis opiniones ó con los testi

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monios que le he dado de mi aprecio. He aconsejado últimamente á Santander que se deje de esta disputa, y á Nariño que se venga acá, como él dice que lo desea, porque esto de nada sirve y perjudica.

Querria entretenerme con Ud. toda la vida, pero ayer he recibido una inmensa correspondencia, y á la vez tengo que escribir al Perú dando todas las noticias del Norte.

Soy de Ud. de todo corazon,

BOLIVAR.

Guayaquil, Junio 14 de 1823.

A Monsieur D'Esmenard.

Muy señor mío:

Ha sido con una singular satisfaccion que he recibido la distinguida recomendacion que el Ilustrísimo señor De Pradt ha tenido la bondad de dirigirme por medio de Ud. Ella me impone el deber agradable de ofrecer á Ud. mis servicios y de procurar cuanto esté en mis facultades en obsequio de Ud: lo que hago con suma complacencia, atendida la causa recomendable que ha traido á Ud. á Colombia, y sus apreciables circunstancias.

S. E. el Vice-presidente ha sido suplicado por mí para que se sirva ofrecer á Ud. todos sus servicios y los mios, como Magistrados y amigos.

Con este correo dirijo al Poder Ejecutivo la carta de madama Zea, á la que no he podido responder porque

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