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de esto pende el bien, y aun la existencia de este país. Es menester que Ud. se conserve, sin exponerse á los azares de una batalla; pero á la vez, es también preciso que Ud. no deje descansar á los españoles, y que les impida por medio de operaciones ó como más convenga, que carguen sobre mí todas sus fuerzas. Si Ud. no obra como llevo indicado, preveo que sobre el Desaguadero pondrán un cuerpo de observacion, y convergerán hácia mí sus principales fuerzas. Si cargaren á Ud. de un modo tal, que no tuviere una entera y fundada confianza del triunfo, batiéndolos, seria lo mas importante que Ud. los atrajese, cuando estuviere á su arbitrio, aunque pasasen de Potosí, porque el fin es anularlos, sin arriesgarse, y despejarme el campo para obrar tan activa y decididamente como quiera.

Si Sucre y la division de Chile se uniesen á Ud. ya, desde entonces todo variará, porque Uds. reunidos podrán dar una batalla, quedándoles como les queda el arbitrio de elegir cómo, cuándo y dónde. Sucre tiene órdenes de reunirse à Ud., si puede, ó de ocupar á Arequipa ó al Cuzco, ó de reunírseme. Esto último lo ejecutará cuando haya perdido toda esperanza de obrar con provecho por el Sur.

Ya sabe Ud. cuánto interesa el feliz resultado de las operaciones, el que sepamos recíprocamente nuestro estado; así es que hago á Ud. el mas encarecido encargo de que á todo trance adquiera noticias de mí por mí mismo, procurando correspondencia aunque sea haciendo milagros, sea por la via que fuere. Con este motivo vuelvo á repetir á Ud. que en todo el mes que entra estaré sobre Jauja, y tal vez sobre Huamanga, porque estoy impaciente por posesionarme de la Sierra. Como con la diaria salida del sol, cuente Ud. con esto.

Las diferencias entre Riva-Agüero y el Congreso,

espero que terminarán breve y felizmente, pues yo he entrado de mediador. Ya han ido comisionados á negociar la cesacion de acontecimientos que solo hoy producirán males, interior y exteriormente. Es decir que cuento con dos mil hombres, que aunque por ahora no valen nada, en el curso de la campaña podrán tener destino, armándolos y disciplinándolos con la contraccion que jamás se conseguirá en esta capital.

Me repito de Ud., querido General, su muy afecti simo, atento servidor,

BOLIVAR.

Lima, 9 de Setiembre de 1823.

Al señor General de Dirision, Don Mariano Portocarrero.

Por fin he tenido la satisfaccion de trasladarme al Perú y de cumplir mis ardientes deseos de venir á cooperar á su libertad, y de llenar las repetidas instancias que este pueblo me ha hecho por medio de sus representantes, de su Gobierno y de sus Generales.

El Congreso Constituyente, con el objeto de dar á la guerra una marcha firme, sólida y uniforme, me ha autorizado suficientemente para dirigirla, y yo me hago un deber de cumplir con los votos y con la confianza del pueblo peruano. Yo haré por este pueblo cuanto he hecho por Colombia, y nada, nada ahorraré por salvarlo.

Cuando Ud. estuvo en Guayaquil manifestó el más extraordinario interes por mi traslacion á este Estado; y yo cuento con que Ud., estimulado por la situaciou

de su patria y por la parte que ha tenido en mi resolucion, hará ahora nuevos esfuerzos por contribuir á una cooperacion que va á producir la felicidad de todo el Perú.

Yo me prometo, mi querido General, que Ud. en ese departamento hará nuevos y señalados servicios y que será infatigable hasta ver á su patria libre de

opresores.

Con el Comandante de la fragata Protectora, dirijo comunicaciones de la primera importancia para los señores Generales Sucre y Santa Cruz, en las que les comunico avisos de grande interes. Espero que Ud. las haga llegar á sus manos por los conductos más seguros.

Mucho espero de la mision que he dirigido al señor Riva-Agüero. Espero que la autorizacion que me ha dado el Congreso para transigir con él las desavenencias entre el Gobierno legítimo y dicho señor, tendrá pronto y buen resultado, pues las condiciones que le he propuesto son tan honrosas como liberales.

Escríbame Ud. con frecuencia, mi querido General : partícipeme Ud. cuanto sea digno de saberse, cuanto tenga relacion con el enemigo y con nuestros cuerpos de operaciones, y con los Generales Sucre y Santa Cruz : haga Ud. esfuerzos inauditos por su patria, y Ud. se hará nuevamente acreedor á su reconocimiento.

Soy de Ud. afectuosamente su muy atento servidor,

BOLIVAR.

Lima, 10 de Setiembre de 1823.

Señor Don Joaquin Campino.

May apreciado señor mio:

Me he trasladado al Perú dejando tranquilizado completamente el Sur de Colombia, porque el interes de América y la verdadera quietud y estabilidad de un Gobierno, se funda en la absoluta expulsion del enemigo comun donde quiera que se encuentre. Yo no veo solidez ni estabilidad mientras exista en cualquier punto de América un ejército realista.

Yo he venido al Perú á hacer por él cuantos esfuerzos pueda: han salido de Guayaquil mil seiscientos veteranos más, de los que han llegado ya trescientos. Colombia con este último contingente, ha enviado ya más de siete mil hombres.

Los españoles y la anarquía amenazaban de muerte á esta nacion. Este pueblo me ha instado porque venga á cooperar á su salvacion y yo lo he hecho gustoso. Para ello he contado con sus propias fuerzas, con las de Colombia y con los poderosos auxilios que ofreció el Gobierno de Chile, y Ud. me aseguró de un modo positivo que vendrian, siempre que yo me encargara de la direccion de la guerra. Ha llegado ya el caso, y yo cuento tanto con ellos como si estuvie sen ya en el Perú.

Cuento tambien con que Ud. se interesará vivamente con su Gobierno en que la expedicion venga tan prontocomo sea posible á Intermedios, á reunirse al General Sucre ó al General Santa Cruz, ó que venga directamente aquí, pero que de ningun modo deje de verificarse, porque los instantes son preciosos y la urgencia es de aquellas que tienen una importancia vital.

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Como aún no está determinada por el Congreso de un modo solemne la latitud de las facultades que debo ejercer en este estado, no me dirijo aún al Gobierno, pero dentro de tres dias estará arreglado todo y marchará un Plenipotenciario con el doble objeto de instar por la venida de la expedicion y de solicitar un préstito de dos millones de pesos que ha acordado el Congreso. Yo anticipo á Ud. esta noticia en la confianza de que Ud. tomará el mayor interes en que todo se consiga, y se facilite la conclusion de esta importante negociacion que producirá con seguridad la libertad del Perú.

Me ofrezco á Ud afectuosamente, y me repito su atento servidor,

BOLIVAR.

A Mr. Robertson.

Lima, 11 de Setiembre de 1823.

Muy señor mio:

Instado por el Congreso y Magistrados del Perú, me he trasladado á él. El Soberano Congreso Constituyente ha consignado las facultades con que debo propender á la libertad de este pueblo, en el decreto que tengo la honra de incluir á Ud. Yo emplearé este inmenso poder en su salvacion.

Con satisfaccion he sabido que Ud. ha sido encargado por este Gobierno para negociar en Londres un

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