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cosa que entretener algun cuerpo por el Sur, nos hacen un gran bien.

El General Freire me ofrece villas y castillos por · aquella parte. Esperamos á O'Leary con noticias muy curiosas él escribe de muy buen humor, pero sin plata.

Sarratea ha perdido 60.000 pesos en un buque, y otros comerciantes le han acompañado en la pérdida. Los corsarios son tres: un bergantin, una goleta y una corbeta; pero andan regados, cada uno de por sí; no reparan en nada; los buques que han tomado son ingleses; por lo mismo no dejarán de ser perseguidos por los hijos de Neptuno. No sé que decir á Ud. de más, sino que tengo mucha impaciencia por recibir noticias mejores y más positivas de la próxima llegada de nuestras tropas; porque yo estoy persuadido de que con seis mil colombianos más, se acabó la guerra del Perú, quedándonos una reserva de seis mil más en el Sur.

Entiendo que el Presidente del Perú, de acuerdo con el enviado de Buenos Aires, va á dar un paso con los españoles para que se declaren por el armisticio: este negocio tiene tanto de ancho como de largo. Desde luego ellos sacan grandes ventajas porque recibirán auxilios de guerra, tendrán bastante comercio y comunicaciones con España: nosotros no lograremos más que desesperarnos, consumirnos y dar tiempo al tiempo para que se haga la paz. Por mi parte, no haré cosa que valga en este negocio, para no tener responsabilidad y para que los españoles no crean que les tenemos miedo.

Adios, mi querido General, soy de Ud. de todo

corazon,

BOLIVAR

Señor Don Simon Rodriguez.

Pativilca, Enero 17 de 1824

¡Oh, mi maestro! ¡Oh, mi amigo! ¡Oh, mi Robinson! Ud. en Colombia, Ud. en Bogotá, y nada me ha dicho, nada me ha escrito! Sin duda es Ud. el hombre más...... extraordinario del mundo. Podria Ud. merecer otros epítetos; pero no quiero dárselos, por no ser descortes al saludar á un huesped que viene del Viejo Mundo á visitar el Nuevo. Sí. á visitar su patria que ya no conoce.... - que tenia olvidada; no en su corazon, sino en su memoria.

Nadie más que yo sabe lo que Ud. quiere á nuestra adorada Colombia. Se acuerda Ud. cuando fuimos al Monte-Sacro en Roma, á jurar sobre aquella tierra Santa la libertad de la Patria? Ciertamente no habrá Ud. olvidado aquel dia de eterna gloria para nosotros : dia que anticipó, por decirlo así, mi juramento profético á la misma esperanza que no debiamos tener. Ud., maestro mio, ¡cuánto debe haberme contemplado de cerca, aunque colocado á tan remota distancia! ; con qué avidez habrá Ud. seguido mis pasos, dirigidos muy anticipadamente por Ud. mismo! Ud. formó mi corazon para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que Ud. me señaló. Ud. fué mi piloto, aunque sentado sobre una de las playas de Europa.

No puede Ud. figurarse cuán hondamente se han grabado en mi corazon las lecciones que Ud. me ha dado no he podido jamás borrar siquiera una coma de las grandes sentencias que Ud. me ha regalado: siempre presentes á mis ojos intelectuales, las he seguido como guias infalibles.

En fin, Ud. ha visto mi conducta; Ud. ha visto mis pensamientos escritos; mi alma pintada en el papel; y no habrá dejado de decirse: "todo esto es mio! yo sembré esta planta: yo la enderecé cuando tierna: ahora robusta, fuerte y fractífera, he ahí sus frutos: ellos son mios: yo voy á saborearlos en el jardin que planté: voy á gozar de la sombra de sus brazos amigos: porque mi derecho es imprescriptible... ... privativo á todo.

Sí, mi amigo querido, Ud. está con nosotros mil veces dichoso el dia en que Ud. pisó las playas de Colombia. Un sabio, un justo más, corona la frente de la erguida cabeza de Colombia. Yo desespero por saber qué designios tiene Ud., sobre todo: mi impaciencia es mortal; y no pudiendo estrecharlo en mis brazos, ya que no puedo yo volar hácia Ul., hágalo Ud. hácia mi: no perderá Ud. nada. Comtemplará Úd. con encanto la inmensa patria que tiene labrada en la roca del despotismo, por el buril victorioso de los libertadores, de los hermanos de Ud. No, no se saciaria la vista de Ud. delante de los cuadros, de los colosos, de los tesoros, de los secretos, de los prodigios que encierra y abarca esta soberbia Colombia. Venga Ud. al Chimborazo. Profane Ud. con su planta atrevida la escala de los titanes, la corona de la tierra, la almena inexpugnable del Universo Nuevo. Desde tan alto tenderá Ud. la vista, y al observar el cielo y la tierra, admirando el pasmo de la creacion terrena, podrá decir: "Dos eternidades me contemplan, la pasada y la que viene; y este trono de la naturaleza, idéntico á su autor, será tan duradero, indestructible y eterro como el padre del Universo. Desde dónde, pues, podrá Ud. decir otro tanto erguidamente? Amigo de la naturaleza, venga Ud. á preguntarle su edad, su vida y su esencia primitiva.

Ud. no ha visto en ese mundo ca

duco más que las reliquias y los derechos de la próvida madre. Allá está encorvada bajo el peso de los años, de las enfermedades y del hálito pestífero de los hombres: aquí está doncella, inmaculada, hermosa, adornada por la mano misma del Creador. El tacto profano del hombre, todavia no ha marchitado sus vivos atractivos, sus gracias maravillosas, sus virtudes intactas.... Amigo: si tan irresistibles atractivos no impulsan á Ud. á dar un vuelo rápido hácia mi, ocurriré á un epíteto más fuerte...... La amistad invoco.

Presente Ud. esta carta al Vicepresidente; pídale Ud. dinero de mi parte, y venga á encontrarme.

BOLIVAR.

Pativilca, 18 de Enero de 1824.

Señor Coronel Daniel F. O'Leary.

Mi querido O'Leary:

He recibido las cartas de Ud. de fines del mes pasado: todas me han parecido muy buenas: muy particularmente, la carta al Director es excelente.

No se venga Ud. de ningun modo sin traer la expedicion chilena á las provincias del Norte del Callao, de Supe á Huanchaco. Que esta expedicion no baje de tres mil hombres, si es posible; pero de todos modos, que venga lo que está pronto, porque cualquier refuerzo que nos llegue será muy útil, Todo retardo en

estas circunstancias, es un peligro inminente para la América, que va á sufrir indefectiblemente una guerra prolongada y ruinosa, si no ganamos la primera batalla que demos á los españoles.

Yo he pedido muchos refuerzos á Colombia, pero pueden llegar tarde, pues los españoles están obrando con mucha actividad, y no dejarán perder un dia siquiera.

Que el señor Salazar y el Ministro de Chile den pasos, y escriban frecuentemente en buques que puedan ser apresados, aparentando y diciendo que el Gobierno se propone expedicionar, con tales ó cuales combinaciones, sobre el Sur del Perú. Esta apariencia bien concebida y bien ejecutada, debe darnos el auxilio de tres ó cuatro mil hombres, que el enemigo mantendrá en el Sur, en espectativa de cualquiera expediéion. Esta trama debe tenerse con mucha reserva, y usar de ella con tal circunspeccion y tino que pueda lograr su efecto. De otro modo, el enemigo sacará la inmensa ventaja de couvencerse evidentemonte de que no pensamos, ni podemos obrar por el mar, y entonces cargarán todas sus fuerzas al Norte; lo que ciertamente no nos será muy provechoso.

Inste Ud. tambien porque vengan caballos chilenos para su caballería; pero si no se pudieren lograr estos caballos, que venga la caballería sin caballos. Dígale Ud. al Gobierno de Chile que tenemos una necesidad absoluta de su caballería, pues no hay un soldado de esa arma, de Chile ni del Perú por esta parte, sino algunos nuevos escuadrones recientemente creados: que mi intencion es buscar ó esperar á los españoles en un campo raso, donde las tropas de Colombia son invencibles, y que, por lo mismo, nos falta alguna caballería para igualar en número á las del enemigo, y que en general es

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