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Al Illmo. señor Obispo de Popayán.

Illmo. Señor:

Cuartel general en Pativilca,

25 de Enero de 1824.

A los padres de los pueblos ocurren los Jefes del Gobierno en las calamidades públicas para solicitar de ellos el consejo ó el auxilio. US. I. es el padre de la comunidad de la provincia de Popayan, y á US. I. pare ce que toca curar las llagas que han dejado la guerra y la revolucion en esa desventurada grey. Yo me congratulo ahora más que nunca de haber instado á US. I con encarecimiento para que no abandonase el rebaño que el cielo le habia encargado conducir por la via de la moral y de la religion.

Pasto, Illmo. Señor, descarriado de la senda del deber, Pasto sufre los estragos anexos á una desesperacion ciega y cruel, digna ciertamente de una causa sagrada; pero no de un motivo parricida: Pasto asesina con una mano impía el seno de una patria bienhechora, devora las entrañas de sus libertadores y de aquelos hombres generosos que lo colmaron de bienes cuando su adhesion y fraternidad estaban sujetos á las leyes del órden social. US. I. es testigo de la magnanimidad que desplegamos en favor del ingrato Pasto.Nada puedo añadir que US. I. no haya observado con satisfaccion y admirado con sorpresa.

Nosotros aún queremos olvidar para siempre que Pasto fué nuestro enemigo. Puedo decir todavía más. no sabemos todo el mal que nos han causado esos desgraciados hombres, que corriendo á su propio extermi

nio ensangrientan los campos del labrador cuando debieran ser pacíficos productores de alimentos vivificantes.

Illmo. Señor, yo no creo abusar de su dignidad episcopal, al solicitar de US. I. un paso eminentemente apostólico que debe volver á la Iglesia del Señor una parte de sus fieles, y á la sociedad una parte de sus ciudadanos. US. I. se hará altamente benemérito de la Iglesia y de Colombia, si emplea su carácter sagrado en la salvacion de unos desventurados que viven en un estado de maldicion con respecto á Dios y á los hombres.

Yo me atrevo á encargar á US. I. una mision de caridad y de paz á beneficio de los pertinaces pastusos; US. I. deberia arrastrar toda la pena de una peregrinacion apostólica con el fin piadoso de atraer al seudero de la salud á los habitantes de la infeliz Pasto.

La presencia de US. I., revestido de su autoridad episcopal y de un indulto benéfico por parte del Gobierno, podria sin duda calmar el impetuoso desenfreno de los indómitos rebeldes. US. I. predicándoles el evangelio de la ley y del órden, lograria desarmarlos quizas, con el mismo prodigioso efecto de la trompeta de Josué que derribó las murallas al sonido de la voz del Señor. US. I. puede ofrecer en nombre de Dios y del Gobierno de Colombia, un perdon sin límites, una garantía absoluta y un olvido sin recuerdos. US. I. no deberá exigir más que una condicion: la buena fé de Pasto, de los pastusos en someterse al imperio de las leyes de Colombia y al órden de nuestra organizacion. Las armas que no deben jamás estar sino en las fronteras, ó en los campos militares, de nada sirven en lo interior de Pasto; por tanto deben ser religiosamente entregadas á los Jefes del Gobierno.

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Por lo demás, US. I. se halla plenamente autorizado por mí para concluir un tratado de indulto y su mision con los pastusos. Yo soy el responsable del cumplimiento de este tratado, y US. I. sabe que el arca santa de la salud está colocada sobre el crédito y la fe de las naciones: fuera de ella, todo es perdicion.

Yo me libro enteramente á US. I., cuyo celo cumplirá más allá de mis esperanzas este encargo de bendicion. De US. I. queda, de hoy en adelante, pendiente la suerte de una parte considerable del Sur de Colombia. US. I., pues, es ante Dios y los hombres, el instrumento que debe sellar el reposo interno del aprisco que la Providencia puso bajo el báculo tutelar de US. I.

Aprovecho la feliz oportunidad de ofrecer á US. I. la distinguida consideracion y respeto que le profesa

BOLIVAR.

Señor General Antonio J. de Sucre.

Pativilea, 26 de Enero de 1824.

Mi querido General:

He recibido noticias de Ud. de Huanuco hasta el 17 del corriente, pero indirectas. Del 11 y del 13, tengo cartas y oficios de Ud. bien interesantes.

Por acá se ha dicho que los enemigos se han vuelto para Jauja del 20 al 21 del corriente; nada sé de cierto, y á la verdad esta noticia tiene algo de improbable, porque parece natural que los enemigos hayan venido á recoger mucho ganado, careciendo de este artículo, y en poco tiempo no se hace esta operacion. Yo creo que recogerán todo el que haya en el territorio patriota, y que darán tantos viajes hasta que no nos dejen una res. Así, nosotros debemos ante todo, tomar todo el ganado que sea posible y conducirlo, con las tropas mismas, de este lado de la cordillera hasta Recuay y aun más adelante, y del otro lado hasta Huary ó más adelante. Las tropas deben consumir los carneros; y el ganado vacuno debemos dejarlo para cuando emprendamos las operaciones. De otro modo, cuando llegue el verano no podremos hacer nada por falta de alimentos, mientras que el enemigo se encontrará bien abastecido. Por lo mismo, y por otras muchas consideraciones, yo soy de sentir que debemos recoger todos los víveres posibles con la tropa y conducirlos todos más allá de Huaras y de Huary. Por consiguiente, toda la infantería, inclusive el N° 1° y Vargas, deberán acantonarse de Huary y Huaras hacia el Norte, en custodia de los ganados y de las bestias, y prontos á mar

char á retaguardia con todos á la primera noticia de movimientos por parte de los enemigos. Yo miro este negocio como capital en el estado actual de las cosas. La caballería del Perú debe quedar parte en Huanuco y parte en Cajatambo para burlar los movimientos del enemigo. Los Granaderos de la guardia con muy buenas bestias y muy bien montados, deben quedar acantonados en un punto céntrico como Baños, ú otro más proporcionado para el alimento de los caballos y para observar lo mejor que sea posible los movimientos del enemigo. Estos granaderos deben ser los que avisen á las tropas cantonadas en Huary y Huaras, de todo lo que haga ó intente el enemigo: sus avisos deberán ser mandados por buenos oficiales que no duerman ni de dia ni de noche hasta llegar á dichos acantonamientos: Ud. deberá darles instrucciones muy detalladas y muy claras al Comandante Galindo para que se situe en Huary con su batallon, y al Comandante de los Granaderos para que observe bien al enemigo, para que dé avisos prontos y exactos y para que se retire con rapidez por la via que Ud. señale, cumpliendo con las instrucciones que de su retirada debe ejecutar, sin comprometer de modo alguno su excelente cuerpo, que debe estar, repito, muy bien montado, muy bien equipado y muy bien armado. El Comandante O'Connor deberá separarse de su batallon para hacerse cargo de observar con los Granaderos las instruciones que Ud. le dé; porque creo que es el mejor .oficial que podemos emplear en los puestos avanzados. El batallon Vargas, á las órdenes del Mayor Guerra, deberá ir marchando por escalones hasta Huaras, para que siga despues el movimiento general de las tropas. Lo mismo digo del piquete de Húsares que conduce el Capitan Molina; pero que deberá seguir para arrear todo lo que se encuentre en Cajatambo.

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