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ó ménos restricciones, y cuya denominacion nadie puede adivinar. Seria doloroso que tal cosa sucediese, por que aquellos habitantes son acreedores á la más espléndida gloria.

"El reino de Chile está llamado por la naturaleza de su situacion, por las costumbres inocentes y virtuosas de sus moradores, por el ejemplo de sus vecinos, los fieros republicanos del Arauco, á gozar de las bendiciones que derraman las justas y dulces leyes de una república. Si alguna permanece largo tiempo en América, me inclino á pensar que será la chilena. Jamás se ha extinguido allí el espíritu de libertad los vicios de la Europa y del Asia llegarán tarde ó nunca á corromper las costumbres de aquel extremo del universo. Su territorio es limitado: estará siempre fuera del contacto inficionado del resto de los hombres: no alterará sus leyes, usos y prácticas: preservará su uniformidad en opiniones políticas y religiosas; en una palabra, Chile puede ser libre.

"El Perú, por el contrario, encierra dos elementos enemigos de todo régimen justo y liberal: oro y esclavos. El primero lo corrompe todo: el segundo está corrompido por sí mismo. El alma de un siervo rara. vez alcanza á apreciar la sana libertad se enfurece en los tumultos ó se humilla en las cadenas.

Aunque estas reglas serian aplicables á todo la América, creo que con más justicia las merece Lima por los conceptos que he expuesto y por la cooperacion que ha prestado á sus señores contra sus propios hermanos, los ilustres hijos de Quito, Chile y Buenos Aires. Es constante que el que aspira á obtener la libertad, á lo ménos lo intenta. Supongo que en Lima no tolerarán los ricos la democracia, ni los esclavos y pardos libertos la aristocracia los primeros preferirán la tiranía de uno sólo, por no padecer las persecucio

nes tumultuarias y por establecer un órden siquiera pacífico. Mucho hará si consigue recobrar su independencia.

"De todo lo expuesto, podemos deducir estas cousecuencias: las provincias americanas se hallan lidiando por emanciparse, al fin obtendrán el suceso; algunas se constituirán de un modo regular en repúblicas federales y centrales; se fundarán monarquías casi inevitablemente en las grandes secciones, y algunas serán tan infelices que devorarán sus elementos ya en la actual, ya en las futuras revoluciones. Una gran monarquía no será fácil consolidar: una gran república imposible.

"Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo una sola nacion con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un orígen, una lengua, unas costumbres y una religion, deberia por consiguiente tener un solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de formarse; mas no es posible, porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caractéres desemejantes dividen á la América. ¡Qué bello seria que el istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos! Ojalá que algun dia tengamos la fortuna de instalar allí un augusto Congreso de los representantes de las repúblicas, reinos é imperios, á tratar y discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra, con las naciones de las otras tres partes del mundo. Esta especie de corporacion podrá tener lugar en alguna época dichosa de nuestra regeneracion, otra esperanza es infundada, semejante à la del abate St. Pierre, que concibió el laudable delirio de reunir un Congreso europeo para decidir de la suerte y de los intereses de aquellas naciones.

"Y volviendo á su carta dice U.: "Mutaciones im

portantes y felices, pueden ser frecuentemente producidas por efectos individuales. Los americanos meridionales, tienen una tradicion que dice: que cuando Quetzalcohnuth, el Hermes ó Buda de la América del Sur, resignó su administracion y los abandonó, les prometió que volveria despues que los siglos designados hubiesen pasado, y que restableceria su gobierno y renovaria su felicidad." Esta tradicion no opera y excita una conviccion de que muy pronto debe volver? ¿Concibe U. cuál será el efecto que producirá, si un individuo, apareciendo entre ellos, demostrase los caractéres de Quetzalcohnuth, el Buda ó Bosque de Méjico, del cual han hablado tanto las otras naciones? No crée U. que ésto inclinaria todas las partes? No es la union todo lo que se necesita para ponerlos en estado de expulsar á los españoles, sus tropas y los partidarios de la corrompida España, para hacerles capaces de establecer un imperio poderoso, con un gobierno libre y leyes benévolas?

"Pienso como U. que causas individuales pueden producir resultados generales, sobre todo en las revoluciones. Pero no es el héroe, gran profeta ó dios del Anahuac Quetzalcohnuth el que es capaz de operar los prodigiosos beneficios que U. propone. Este personaje es apenas conocido del pueblo mejicano y no ventajosamente, porque tal es la suerte de los vencidos aunque sean dioses. Sólo los historiadores y literatos se han ocupado cuidadosamente en investigar su orígen, verdadera ó falsa mision, sus profecias y el término de su carrera. Se disputa si fué un apóstol de Cristo ó bien un pagano. Unos suponen que su nombre quiere deeir Santo Tomás: otros que Culebra Emplumajada y otros dicen que es el famoso profeta de Yucatan, Clilam-Cambal. En una palabra, los más de los autores mejicanos, polémicos é historiadores profanos, han tratado con más ó ménos extension la cuestion sobre el

verdadero carácter de Quetzalcohnuth. El hecho es, segun dice Acosta, que él estableció una religion, cuyos ritos, dogmas y misterios tenian una admirable afinidad con la de Jesus, y que quizás es la más semejante á ella. No obstante ésto, muchos escritores católicos han procurado alejar la idea de que este profeta fuese verdadero, sin querer reconocer en él á un Santo Tomás como lo afirman otros célebres autores. La opinion general es que Quetzalcohnuth, es un legislador divino entre los pueblos paganos del Anahuac del cual era lugar-teniente el gran Montezuma derivando de él su autoridad. De aquí se infiere que nuestros mejicanos no seguirian al gentil Quetzalcohnuth, aunque apareciese bajo las formas más idénticas y favorables, pues que profesaban una religion la más intolerante y exclusiva de las otras.

"Felizmente los directores de la independencia de Méjico se han aprovechado del fanatismo con el mejor acierto, proclamando á la famosa vírgen de Guadalupe por reina de los patriotas, invocándola en todos los casos árduos y llevándola en sus banderas. Con ésto el entusiasmo político ha formado una mezcla con la religion que ha producido un fervor vehemente por la sagrada causa de la libertad. La veneración de esta imágen en Méjico es superior á la más exaltada que pudiera inspirar el más diestro profeta.

"Seguramente la union es la que nos falta para completar la obra de nuestra regeneracion. Sin embargo, nuestra division no es extraña, porque tal es el distintivo de las guerras civiles formadas generalmente entre dos partidos conservadores y reformadores. Los primeros son por lo comun más numerosos, porque el imperio de la costumbre produce el efecto de la obediencia á las potestades establecidas, los últimos son siempre ménos numerosos aunque más vehementes é

ilustrados. De este modo la masa física se equilibra con la fuerza moral y la contienda se prolonga, siendo sus resultados muy inciertos. Por fortuna, entre nosotros la masa ha seguido á la inteligencia.

"Yo diré á U. lo que puede ponernos en aptitud de expulsar á los españoles y de fundar un gobierno libre. Es la union, ciertamente; mas esta union no nos vendrá por prodigios divinos, sino por efectos sensibles y esfuerzos bien dirigidos. La América está encontrada entre sí, porque se halla abandonada de todas las naciones, aislada en medio del universo, sin relaciones diplomáticas ni auxilios militares, y combatida por la España que posée más elementos para la guerra que cuantos nosotros furtivamente podemos adquirir.

"Cuando los sucesos no están asegurados, cuando el Estado es débil, cuando las empresas son remotas, todos los hombres vacilan: las opiniones se dividen, las pasiones se agitan y los enemigos las animan para triunfar por este fácil medio. Luego que seamos fuertes, bajo los auspicios de una nacion liberal que nos preste su proteccion, se nos verá de acuerdo cultivar las virtudes y los talentos que conducen á la gloria: entónces seguiremos la marcha magestuosa hacia las grandes prosperidades á que está destinada la América meridional; entónces las ciencias y las artes que nacieron en el Oriente y han ilustrado la Europa, volarán á Colombia libre que las convidará con un asilo.

"Tales son, señor, las observaciones y pensamientos que tengo el honor de someter á U. para que los rectifique ó deseche, segun su mérito, suplicándole se persuada que me he atrevido á exponerlos, más por no ser descortes, que porque me crea capaz de ilustrar á U. en la materia."

(Página 291, tomo I, "Memorias del General O'Leary ".)

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