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miseria. Tú los oprimias, tú regabas la tierra' tumba el estallido de un trueno, y luego lasti

con su sangre, tú eras sordo á su dolor, sordo á su mendicidad; y los hombres cran insectos que hollabas bajo tus pies, y tú no te curabas dello. Un monarca es un padre de familia, si se convierte en verdugo, sus hijos le matarán: si no sus hijos, el cielo!—Tu hora llegó―aguárdante ya desesperacion y muerte.-Fuiste roca á los gemidos de tu pueblo: tus gemidos se perderán en el viento;—fuiste insensible á su llanto: tu llanto correrá, y correrá en vano;-encadenaste á tus subditos: pesadas cadenas ceñirán tus pies;-arrebataste sus hijas: verás las tuyas en estraño poder;-humillaste los hombres: te arrastrarás ante un aventurero;—derramas- ̧ te inocente sangre: tu sangre será hollada en tu palacio mismo, y tu cadáver rodará polvoroso por los salones que te han visto en brazos del deleite. He aquí tu nuevo destino.-Tu hora llegó aguardante ya desesperacion y muerte." El rey queria hablar, implorar perdon, arrodillarse, mas no podia.—Su sangre estaba suspendida, su cabeza era un alterado mar.

—,,Mira,” le dice la muger.

ma los oidos un zumbido estraño y desapacible
como el chirrido de muclias aves nocturnas....
Mugeres, ancianos y niños caen' como heridos
del rayo.-Y luego aparecen singulares gentes
sobre animales fogosos y veloces; y estas gen-
tes se lanzan sobre el pueblo; y el brillo de sus
espadas se convierte à poco en rojo color.
los animales pisan á los hombres aun no muer-
tos, y á su peso las carnes y los huesos crujen
deshechos conestraño rúmor. . . .Una de aque-
las gentes trae por única arma un madero--es
la imágen del suplicio en que pereció un hom-
bre que trajo al mundo la caridad y la libertad
—ahora es enseña de destruccion y de ma-
tanza.

A tal espectáculo, la lágrima del infeliz quemó por vez primera el semblante de Moctezuma. El rostro de la vieja misma cubrióse de tinieblas; y á su pesar, sus ojos cerráronse horrorizados.

Es la noche.-Por entre las roturas de una nube, despide la luna rayos de pálida luz--el campo está cubierto de cadáveres y huesos humanos-óyese el ruido del viento, que chifla en las cavidades de los cráneos, y el aleteo de negras aves que saltan de cadáver en cadáver y tiran con sus afilados picos de las corriosas carnes. A lo lejos sollozos y suspiros, en los aires las siniestras risadas de los espiritus del nial Las alas inmensas de la muerte arrojan aj agitarse, aires impuros y contagiosos. La pes te se pasca regocijada dejando caer al suelo go. tas de sudor ponzoñoso. Bajo de tierra refumba un bramido, como el de muchas aguas en furor. ...

El monarca abre los ojos; y sorprendido ve que se halla, en la pendiente de una árida montaña; áridas montañas le cercan: ni animales, ni plantas crecen en aquel ingrato suelo; el viento gime en las grietas de las rocas; de cuando en cuando resuena el eco de un peñon que se derrumba, cual si fuera el martillo de la muerte que marca los instantes de la existencia; los rayos frios de un sol moribundo alumbran oblicuamente aquel lugar de maldicion. Alos pies del monarca está un abismo profundo, en cuyas paredes chorrea sangre negra que forma una pesada laguna, cuyas orillas están cubier-tas: de huesos humanos, sobre ellos se arrastra un águila herida y sedienta: apaga su sed en la sangre en horribles convulsiones espira -una ola la arrebata, y la lleva rodando por la superficie del lago, y la sumerge.— La vieja rie; tiembla el monarca, y aparta la piedad. Las hijas del emperador sirven'aqne_ vista á otro lugar.

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Por otra parte descúbrese un salon iluminado: en él muchos hombres en espléndido banquete. El ruido de las copas se mezcla á las canciones de impureza. Un hombre de vestido talar entona un himno sagrado, y aquellos hombres sacrilegos responden en coros de im

lla cena de escándalo, y sufren sollozando los brutales insultos de los mas audaces.

...El monarca no soporta mas-cae como peñon que se desprende de una montaña.

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DON SEBASTIAN DE TOLEDO

Marqués de Mendoza. Vigésimoquinto virey de la Nueva-España. Desde 1664 hasta 1673.

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1664.--1663.

OCO tiempo, como hemos visto residió el cargo vireinal en D. Diego Osorio que lo dejó al marqués de Mancera luego á su entrada en México el 15 de Octubre de 664. La Nueva-España disfrutaba de una completa paz, que si era turbada, apenas se resentia la capital y las provincias inmediatas de los débiles trastornos que algunos accidentes causaban en las regiones mas distantes. La Florida y el Canadá, eran y habian sido hacia ya mucho tiempo el teatro de la guerra. Habiase apoderado de la Isla de Sta. Catalina, un pirata inglés llamado Juan Morgan, y tenia amedrentados á los habitantes de los paises vecinos: en la Virginia se hallaba establecida una compañía de mercaderes à la cual pidió víveres y auxilios Morgan; mas un acontecimiento imprevisto vino á privarle del socorro que esperaba. Es el caso, que el Canadá, propiedad de una empresa tambien de mercaderes, determinó Luis XIV soberano reinante en Francia, ponerlo á las órdenes inmediatas de un gobernador, y confió este cargo al marqués de Trací, hombre activo que inmediatamente se puso en camino, y en cuanto llegó dispuso sus tropas y

marchó con ellas á poner en total seguridad los lugares inmediatos. No habia transcurrido u año cuando desembarcó en las costas de la Florida en el de 1665, el corsario inglés Desvis que hallando aquello indefenso lo saqueó cometien do todo género de violencias.

Por esta época aconteció una famosa erupcion del Popocatepetl que puso en gran conflicto á los mexicanos, como que por el espacio de cuatro dias estuvo vomitando piedras entonces fué cuando reventó.

1666.-1667.-En el transcurso del año entero de 665 y en parte del 66, el marqués de Trací hizo sentir á los iroqueses la fuerza de su poder y los felices resultados de sus sabias y bien combinadas disposiciones en el arte de la guerra. Hizoselas fuerte, y cansados y perseguidos en fin, sin esperanza de obtener victoria ni de conservar su libertad salvage, reunidos con todas las naciones errantes, solicitaron la paz por medio de unos enviados que fueron muy bien recibidos y tratados con buena distincion por el gobernador del Canadá marqués de Trací. Estos son los acontecimientos mas importantes de la América que en estos años llamaron la aten

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cion y en los cuales se cuenta el viage del Ja pón hecho por el ingles Zacarías Ghillan que emprendió salir de la Virginia atravesando por el estrecho de Hudson y llegó á la Bahia de Bamini; en seguida se dirigió al Sur Ilegando hasta el rio del Príncipe Roberto,

A principios tambien de 666 llegó á México una real cédula de la reina que participaba haber muerto Felipe IV el 15 de Septiembre de 65 y recaido en ella el gobierno durante la menor edad de Carlos II prevenia ademas que se publicasen los lutos. Hizose en efecto cuanto se mandaba y se ejecutó la real órden con la pompa y ceremonia de costumbre.

Pasado poco tiempo, contestando de enterada la reina gobernadora á la comunicacion del conde de Baños acerca de la espedicion de Californias de Bernardo Bernal Piñaredo, ordena que se le haga llevar adelante cumpliendo con el empeño que habia contraido con el gobierno. La espedicion marchó á consecuencia y volvió sin ningun resultado, otro tanto sucedió á otra que salió tambien en 67 mandada por el capitan Francisco Lucenilla.

1668.-1669.

La irreparable pérdida de la Jamaica que evidentemente traia á los españoles males de consideracion y con especialidad al comercio de las colonias, singularmente de la Nueva-España, no hizo resentir mucho sus efectos hasta 668; entonces plagados de corsarios los puertos era inútil contra ellos cualquiera medida que se tomase pues que todas las hacian ineficaces. La armada que en Barlovento puso el marqués de Cadereita, no podia servir, cuando los corsarios en buques pequeños huían con facilidad de sus tiros se ocultaban en un islote, y siempre se escapaban de su vista. La guerra que por algunos años babia turbado la tranquilidad de la Europa, se acababa de terminar con una paz general, cuyos tratados fueron ratificados por los soberanos; la Nueva Escocia que habian llamado Jos ingleses, debia volver á Luis XIV de Francia quitándole su nombre, y todo en fin cesaba quitados los motivos de disturbio. En este estado pues de la Europa los reyes volvian sus ambiciosas miradas à la América que no podian ver sin envidia en poder del rey de España.

Como quiera que para poder comerciar, necesitasen los corsarios de los españoles, traficaban en efecto con ellos. à pesar de la estre

ma vigilancia de las autoridades que trabajaban en vano por impedir el contrabando que se estendió rápida é insensiblemente. Esperimentóse con esta ocasion la mejor buena fé por parte de los contrabandistas que recibian al fiado las mercaderías en comercio ilícito y en cuantiosas sumas que pagaban en sus plazɔs con una rigorosa escrupulosidad.

1670.-Veiase pues en el estremo del abatimiento el comercio de la Nueva España y mas aun los derechos del erario. No quedaba á la Corona de Castilla otro medio para evitar tamaños males que convenirse, como lo hizo, celebrando un solemne tratado con el rey Carlos II de Inglaterra, en el cual se comprometia cada alta parte contratante á impedir á sus respectivos nacionales que comerciasen en sus colonias. A pesar del tratado el gobernador Linch de Jamaica continuaba armando corsarios y dándoles patente, y el rey le mandó releevar sustituyéndole el Lord Wagham. Este hombre integro llegó á la isla dando luego órden de recoger las patentes y declarando que los que continuaran serian considerados como piratas y de consiguiente condenados á muerte. No por eso se abstuvieron algunos que juzgaron que aquello no era mas que una medida para hacer ver à la España que le daba cumplimiento à la fé de los tratados, pero que Wagham no estaba resuelto à llevarla á cabo. Dejó pues el gobernador obrar á los corsarios, y cuando regresaron á la isla mandó ahorcarlos, lo cual puso temor á los demás y los contuvo.

La larga y prolongada guerra que por tanto tiempo hacian los tarahumares al fin la terminó este año el capitan Nicolas Barraza á quien denunció una india el lugar en que podria sorprenderlos como lo hizo cerrandoles el paso en su cuartel donde se hallaban en número de trescientos.

La acreditada honradez del Marqués de Mancera y su buen comportamiento en el gobierno le merecieron que se prolongase la duracion por otros tres años.

1671.-1672.-1673.-El decidido empeño que habia tomado el religioso franciscano á quien se encargó la obra del desagüe por su recomposicion le grangeó el aprecio de la corte, pues que agradecida se lo mandó hacer así presente por medio del virey. Las aguas en estos años escasearon en demasia y por consiguiente los víveres: de aqui resultaron la

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