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dos ó tres ducados á su amo." En la Relación del Nuevo Reino de Granada (año 1559), leemos: "Las minas de Arma son generalmente en todos los términos y ríos y quebradas, y las mejores son en los cascajales que descubre el río Cauca en el verano, que cada pieza saca un castellano y algunas veces más.... Hay minas de oro por toda la tierra de Caramanta, y en ellas poblaciones de indios." Las minas de Arma, cuya riqueza encomian Fray Pedro Simón y Fray Jerónimo de Escobar, estaban muy decaídas, según este último, en 1580. Apenas había entonces allí nueve españoles, dueños de unos 500 indios que quedaban, y que sólo alcanzaban á sacar de 5 á 6,000 pesos de oro por año.

Cieza de León estuvo en Buriticá: "Es un asiento que está encima de un gran cerro, donde solía estar un pueblo de grandes casas, todas de mineros, que cogían oro por su riqueza. Los caciques comarcanos tienen allí sus casas, y les sacaron sus indios harta cantidad de oro. Vimos allí los nacimientos y minas donde lo cogían, y las macanas ó coas con que lo labraban." Las minas de Buriticá eran de veta; hablando de ellas dice Fray Jerónimo: "Hay en la Provincia de Santafé de Antioquia cerca de 600 esclavos negros, que todos trabajan en las minas de oro, en una famosa montaña que los indios llaman Buriticá, de donde se han sacado ya grandes riquezas. Se extraen cada año cerca de 50,000 pesos." (Relación al Rey, 1581). D. Francisco Silvestre, que fué Gobernador de Antioquia, dice en su Relación de mando (1776): "Las pocas vetas que se trabajaron en lo antiguo en el nombrado cerro de Buriticá, producían y consumían en sólo la paga de los soldados destinados para defender á las cuadrillas de los ataques de los bárbaros, 30,000 castellanos (300 libras) de oro al año.... Los antiguos molían á mano la piedra, y con todo sacaban la prodigiosa cantidad de oro que queda insinuada." En un informe anterior dirigido al Virrey por D. Juan del Cerro (1730), leemos: "Oí decir por común opinión y voz de muchos, lo muy poderosas y cuantiosas que son estas minas de Buriticá.... Algunas personas que se dedicaban á trabajarlas sin ninguna inteligencia, lograban porciones de oro considerables. De ocho á diez años á esta parte (hacia 1720) han disminuído mucho, por haberlas dejado y retirádose de ellas, quedando estos valles despoblados y en miserable estado." Para que se vea cuál era la fama de que gozaban estas minas en el Virreinato, citaremos al Presidente D. Antonio Manso: " Hay en la Provincia de Antioquia un cerro que se denomina Buriticá, que ha hecho realidad lo que pasó por ente de razón, porque es un monte de oro, aunque no le logran sus vecinos porque casi está intacto." (Relación de mando, 1729).

De una memoria del Capitán y Gobernador de Antioquia, D. José

Barón de Chaves, escrita en 1759, copiamos lo siguiente: "Aun todavía este cúmulo de minas que hoy se benefician no fué quien dió la opulencia pasada de esta Provincia; hallé papeles bien antiguos, y en ellos que todo su aumento le vino de las vetas de la cordillera de Buriticá, cuyo beneficio imposibilitó la persecución de los indios levantados del pasado siglo, y por eso las tuvieron como olvidadas. Visité la cordillera y hallé que toda ella es una continuada veta de oro, pero el modo de beneficiar el mineral me causó nueva admiración, que es entre dos piedras" (moliendo á mano). "Proseguí mis experiencias que vinieron á parar en que el metal está existente." Agrega el escritor que la fundación de Medellín (en 1675) contribuyó á la decadencia de las minas, por haberse pasado á la nueva ciudad varios antioqueños dueños de ellas, y que además, habiéndose descubierto por entonces las ricas minas de los valles de los Osos, mandaron sus cuadrillas á trabajar en éstas. Tanto este Gobernador como D. Francisco Silvestre intentaron emprender de nuevo el laboreo de las vetas de Buriticá, pero las dejaron pronto "por lo difícil y costosa que les pareció su composición, pues si en los principios dieron muchos intereses, fué porque las encontraron fáciles, ó porque los peñones que las abrazan no tenían la dureza que hoy manifiestan, cuya causa pudo ser la que obligó á sus dueños á abandonarlas; ó porque habiendo profundizado, con lo que las trabajaron se les dificultaba más la extracción del oro: pudieran en el día producir aun mayores riquezas si se beneficiasen por medio del arte." (Informe de D. Andrés Pardo y D. José B. del Campillo, 1798).

Parece que los filones son angostos, pero muy ricos, y que la dificultad mayor que se presenta para beneficiarlos es que se necesita gastar algunos miles de pesos para llevar el agua al cerro. No comprendemos cómo pueda arredrar esto á gente emprendedora y rica como la hay en Antioquia. Enhorabuena que se hagan examinar previamente las vetas por un ingeniero, pero si el examen corresponde á la idea fundada que se tiene de su riqueza anterior, ¿qué importa que se gasten 20 6 30,000 pesos en su establecimiento? Lo que hizo una mujer á fines del siglo XVII, ¿no lo podrán hacer los hombres acaudalados de hoy? Refiérese por tradición que Doña María del Centeno hizo poner con muchísimo costo agua al cerro de Buriticá y que extrajo de sus minas una prodigiosa cantidad de oro. Asegúrase que dió todo el dinero necesario para la construcción de la iglesia de Buriticá, y de la de Chiquinquirá, en la ciudad de Antioquia.

Un señor Pino, hombre opulento, vecino de Antioquia, fué dueño de las minas de Buriticá, cuyo oro amalgamaba en bolas de una libra de peso. Una esclava se encontró una de esas bolas barriendo la casa en

que había vivido el señor Pino, y con su producto compró su libertad. De un libro de sacas de dicho señor, que se ha conservado, aparece que pagó al Rey, en un solo año, trescientas libras de oro por el derecho de quintos.

Volvamos al Norte y ocupémonos en los tres grandes ríos que riegan su territorio, y que son como otras tantas arterias donde viene á afluír el oro de sus inagotables aluviones. La ciudad de Cáceres fué fundada cerca de la margen del Cauca, por Gaspar de Rodas, en 1576. Sus moradores se aplicaron al laboreo de las minas, que les dieron buena utilidad. "Cáceres es tierra rica de oro, y se saca mucho porque lo hay mucho en la tierra. Rodas tiene allí la fundición. Hay ciento y cincuenta negros sacando oro." (Relación del Presidente Guillén, 1583). Según los datos suministrados por Fray Pedro Simón, puede estimarse en 1.800,000 pesos el valor del oro extraído de sus minas, de 1580 á 1618. Grande fué la cantidad de este metal que sacaron del río Cauca en los primeros años que siguieron á la conquista los habitantes de Cáceres, Antioquia, Arma, Marmato, Cartago, Buga y Cali. Una antigua Relación de minas dice, hablando de este río, que "es famosísimo y muy rico, y de él se ha sacado mucho oro."

Andaba Gaspar de Rodas recorriendo el territorio de su mando para fundar nuevas poblaciones cuando se halló entre los indios Yamesíes, que tenían su asiento á orillas del Porce. Eran éstos los más ricos en piezas de oro que se habían visto en la Provincia. En sus trueques con los españoles les daban treinta pesos de oro por una libra de sal, setenta por una hacha, seis por una aguja, y les pagaban lo demás en proporción, con lo que fué tanto el que se recogió, que en los juegos de suerte corrían en el campamento hasta 20,000 pesos de oro. Esto movió á Rodas á fundar allí, en 1581, la ciudad de Zaragoza. (1) “A

(1) En nombre del invicto Rey Filipo
Fundaron la ciudad, á quien se puso
Nombre de Zaragoza, cuya tierra
Abunda de riquísimos veneros ;
Y es el día de hoy por su riqueza
De varios negociantes frecuentada,
Ansí por tierra como por los ríos
Que van á desaguar al mar del Norte,
Por estar Zaragoza situada
Hacia las juntas de los ríos Porce
Y Nechí, cuyas aguas dan aumento
Al gran río de Cauca que se mezcla
Después con otro de la Magdalena,
Los unos y los otros navegables.

(CASTELLANOS, Elegías).

los primeros pasos de su fundación", dice Fray Pedro Simón, "se fueron descubriendo grandísimas grosedades de oro, mayores que las que aun en sus principios tuvo Veragua" (en el Departamento de Panamá), "pues llevados de esta fama y mayor codicia muchos de los de Veragua trasladaron aquí sus cuadrillas de negros, como fueron los capitanes Juan Manuel, Alonso Ruiz, Diego Suárez Manuel, Juan Rubio, Fabián Ortiz, Luis Prieto, Alonso Pérez Ortiz, Francisco Gómez y otros, que no les salió en vano la mudanza, como lo certificaron los acrecimientos de sus caudales y los de todos cuantos han entrado en aquella ciudad.” (1) Según el mismo autor entraron á las cajas reales, en un lapso de 19 años y 3 meses (de 1602 á 1620), 373,893 pesos por derecho de quinto del oro sacado de Zaragoza, á razón del quinzavo, del veinteno y medio por ciento de fundición y marca, á lo que agrega: "Pongo sólo esto por no haber podido alcanzar la cuenta más llena.... Luégo al punto que sale el oro de la mina, sin que espere á fundición y marca, según me han informado los que menos se alargan, debe ser una tercia parte la que no ha llegado á pagar derechos." Con estos datos se puede muy bien calcular el oro que produjeron las minas de Zaragoza de 1602 á 1620 en 23,000 libras, que representan un valor de 6.000,000 de pesos!

El Porce confunde sus aguas con el Nechí, muy cerca de Zaragoza : hace tres siglos que se explotan los aluviones de estos dos ríos, los más ricos de Antioquia. Difícil sería hacer el cálculo del oro que de ellos se ha extraído; aun más: si fuera posible estimar la cantidad de este precioso metal que guardan en su lecho y en sus riberas, asombraría la cifra obtenida. "El Porce", dice el doctor Manuel Uribe A., "es el gran depósito aurífero de Antioquia. En su lecho y en sus vegas hay en explotación numerosos depósitos, que á las veces suelen dar rendimientos de asombrosa riqueza. El Nechí, si no es superior, es igual al Porce en riqueza."

Refiere Fray Pedro Simón lo siguiente: "Un mestizo, Pedro Martín Dávila, comenzó con los indios á catear algunas minas antiguas, labradas antes por los indígenas en un gran cerro, á media legua del río Nechí, que dicen los mineros ser botadero 6 embestidero del río. Luego que lo fué descubriendo y gozando,-á cuya satisfacción y seguro le fiaban negros esclavos,-con que fué creciendo tanto su caudal, que le dió ánimo para sacar ciertas aguas que viniesen sobre el cerro para labrar mayores minas. Le costó el sacarlas en canoas por cumbres de árboles, y otras máquinas y dificultades, más de 60,000

(1) Pedro Jaramillo fué el primer español que, bajando el Magdalena, dió noticias de las riquezas de Zaragoza. Con él vinieron muchos vecinos de Tenerife con esclavos para el beneficio de las minas. (Acosta).

pesos de oro de 22 quilates. Aunque estas aguas no le alcanzaron á la cumbre, desde el paraje adonde llegaron vino á sacar tanto oro, que llegó su caudal en pocos días á más de 160,000 pesos, de los quilates que hemos dicho." Termina con una juiciosa observación, expresada en una dicción bien original por cierto: "Fué el Pedro Martín, y estaba con larguísima mano (pues una de las excelencias del oro es hacer manirroto á quien lo tiene) en especial con gente vagabunda y lisonjera; porque el oro es piedra imán de gente de toda broza, y más de la de este pelaje, polilla de ajenas bolsas...."

La riqueza de las arenas del Nechí había llamado la atención del Gobierno español, porque generalmente se creía que contenían una cantidad maravillosa de oro. D. Alonso Turrillo de Yebra fué nombrado en 1634 Gobernador de Antioquia, con la expresa comisión de desaguar esa corriente, lo que no pudo conseguir; al siguiente de 1635 lo reemplazó el marqués Quintana de las Torres. No fué éste más afortunado que el de Yebra. (José A. de Plaza). Más tarde, en 1675, en el acta de la fundación de la villa de Medellín, se dispuso que se destinaría el producto de la venta de ciertos empleos para invertirlo en el desagüe de este río, lo que no pudo llevarse á término. "El río Nechí", dice el doctor Uribe A., "es acaso la base más segura de prosperidad con que puede contar el Estado de Antioquia. Fuera de la belleza de sus vegas y valles, de sus paisajes, del caudal de sus aguas y de la riqueza aurífera de su lecho, tiene la inmensa ventaja de poseer un cauce fijo, fácil de limpiar y con fondo suficiente para embarcaciones de buen porte."

La ciudad de Remedios fué fundada en 1560 por Francisco Martínez de Ospina. El año siguiente se pasó su sitio á la loma de Buenavista, y un año después al valle de San-Blas, donde se sacaba medianamente oro con algunos de los indios. Finalmente se trasladó á un lugar llamado las Quebradas, donde subsiste hoy.

Fray Pedro Simón, que estuvo en Remedios, describe así sus copiosos aluviones: "Este es uno de los más ricos suelos que han descubierto los hombres, donde los indios en las madres de los arroyos y quebradas (1) sacaban en la arena el oro á puñados como granos

(1) No creemos que tengan razón nuestros entendidos gramáticos D. Rufino Cuervo y D. Emiliano Isaza en considerar vicioso el uso de la voz quebrada en la acepción de arroyo ó riachuelo. El señor Isaza reconoce que su uso es común también "en Costa-Rica, en Venezuela, en el Ecuador, en la mayor parte, en fin, de las Repúblicas hispano-americanas." Esta dicción nos la trajeron á América los conquistadores, que la emplearon en multitud de documentos, y nos la legaron, junto con el rico caudal de la lengua de Castilla. Aquellos de nuestros historiadores que fueron hijos de España, Fray Pedro Simón y D. Juan de Castellanos, la emplearon en el mismo sentido que lo hacemos hoy, en cien pasajes de sus obras, como puede verificarse en varios de los extractos que de ellas citamos.

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