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Como el derecho que se cobraba entonces era el seis y medio por ciento (el veinteno y uno y medio por ciento de cobos), el producto total de las minas ascendía á 15,385 libras de oro, que valen 4.369,000 francos.

Veamos cuál podía ser el producto de la mina de Espíritu-Santo, "la más rica, dice el doctor Cullen, entre todas las que explotaron los españoles," y de la que se cuentan tantas maravillas.

D. Andrés Ariza dice que los obreros de la mina ganaban de jornal seis platoncitos de tierra por semana, cuyo producto no bajaba de 16 á 20 castellanos de oro, si acaso no pasaba de 40 á 50. Tomemos el número más bajo, 16: luégo se daban á cada obrero 64 castellanos de oro por mes, que representan un valor de 181 pesos 75 centavos. Lo que da para los 200 trabajadores 128 libras españolas.

El señor Ariza habla igualmente de "los muchos y exorbitantes robos que hacían los esclavos de los dueños" de la mina; supongamos que el producto de esos robos no pasara de cien libras de oro por mes; salían, pues, de la mina en valores perdidos para sus dueños 228 libras de oro.

Ahora, admitamos que no se extrajese directamente de la mina sino el doble de esta cantidad, sean 456 libras por mes; se tendría por un año un producto de 5,472 libras, que representan un valor total de 1.554,048 pesos; sin contar la suma de 647,520 pesos, en parte empleada en pagar los obreros, y en parte robada por ellos, porque, dice D. Andrés de Ariza, "la abundancia daba para todos."

Procuraremos probar que estos cálculos no son exagerados. Volviendo al producto de los seis platoncitos de tierra aurífera, admitamos que el mineral en polvo contenido en cada uno de ellos pesase veinte libras; los seis platoncitos contenían, pues, 120 libras, que producían por lo menos 16 castellanos de oro; en la misma proporción, cada tonelada de 2,000 libras tenía una riqueza de 266 castellanos (2 y 3 libras; el mineral contenía pues 1,33 por ciento de oro). Pues bastaba beneficiar 2,057 toneladas de mineral de este tenor por año, á razón de 6 toneladas y media por día de trabajo, para obtener el producto arriba indicado de 5,472 libras. Un establecimiento en el cual trabajaban más de 200 obreros, y que tenía molino, no podía triturar por mes menos de 171 toneladas de un mineral blando, por imperfectas que fuesen las máquinas y herramientas de que se servían. Recuérdese, por otra parte, que los piratas hicieron extraer de la mina en 1702, 49 libras 9 onzas de oro en cinco días incompletos, y empleando un número de obreros poco considerable.

El producto de la mina de Espíritu-Santo en el tiempo que duró en explotación fué sin duda superior á treinta millones de pesos.

Una simple comparación bastará para dar una idea de la riqueza inaudita de sus minerales.

La rica mina del Callao, en Venezuela, dió en 1885 un producto de 2.192,788 pesos, del cual se distribuyeron á los accionistas 914,480 pesos en dividendos. Ella tiene dos molinos con cien pisones, que trituraron 47,223 toneladas de mineral, que produjeron 7,122 libras de oro fundido. La riqueza media de su mineral era entonces de 15 castellanos por tonelada (0,075 por ciento); luego el mineral de EspírituSanto era diez y ocho veces más rico que el del Callao!

Dejamos al lector el cuidado de deducir las consecuencias que se desprenden de este último cotejo, así como de los demás datos suministrados en esta noticia.

En 1869 publicó el señor José Manuel Groot, en el tomo primero de su Historia eclesiástica y civil de Nueva Granada, un resumen del importante informeue D. Andrés de Ariza dirigió al Virrey Guirior sobre la riqueza de las minas de Cana. Nadie hizo caso en Colombia de tal publicación. Se leyó aquello como se lee un cuento de las Mil y una noches, que nos sirve por un rato de entretenimiento, y aun nos causa sorpresa, admiración; pero al día siguiente todo se ha olvidado. (1)

Vinieron los extranjeros al Darién en busca de este tesoro que nosotros despreciábamos, y estuvieron andando sobre él; pero como la tierra no brotaba oro, ni las vetas de cuarzo se veían cuajadas de este metal, no se tomaron siquiera el trabajo de abrir un pozo ó una galería para hallarlo.

En 1883 fue denunciada la mina de Espíritu-Santo por la Compañía minera del Darién, radicada en Bogotá. Esta cedió sus derechos á la Darien gold mining Company,―que se organizó en Londres en 1887,-en cambio de cierto número de acciones. En los momentos en que entra en prensa este capítulo, han debido llegar á la hermosa meseta de Cana dos ingenieros expertos y algunos mineros que empezarán prontamente los trabajos de explotación. Ninguna mina tiene en Colombia los brillantes precedentes históricos que ostenta la de EspírituSanto; ninguna ha dado, ni con mucho, productos tan cuantiosos como ella, ni ha exhibido un mineral que iguale en riqueza su cuarzo henchido de oro. Si se descubre de nuevo su peregrino filón, ella volverá á ser la primera entre las minas de este rico país.

XI.-BOLÍVAR.

Cuando D. Pedro de Heredia salió de Cartagena en busca del Dorado, en 1534, sacaron los españoles una cantidad considerable de

(1) En la segunda parte de este volumen publicamos un bosquejo biográfico de D. Andrés de Ariza, el activo y diligente Gobernador del Darién que conservó viva y palpitante la historia de las ricas minas de esa comarca.

joyas y tunjos de oro del pueblo del Zenú, que era una gran necrópolis. El botín que se repartieron los expedicionarios, después de separar el quinto del Rey, pasó de 400,000 pesos. El oro no provenía del territorio formado por las hoyas del Sinú y del San-Jorge, cuyas arenas, aunque auríferas, no han sido ricas: los indios lo obtenían en cambio de sal y de artefactos de las tribus que ocupaban la riquísima región llamada Zenufaná, bañada por los ríos Porce y Nechí, y también del famoso cerro de Buriticá; pues, dice Cieza de León: "y cierto se tiene que de este cerro fué la mayor parte de la riqueza que se halló en el Zenú, en las grandes sepulturas que en él se sacaron, que yo vi sacar hartas y bien ricas."

Léese lo siguiente en una Relación del Nuevo Reino de Granada (1559): "La sierra entre Barranca de Malambo y Tenerife, poblada de indios de guerra y flecheros de yerba es muy rica en minas de oro, especialmente en la Serranía. Los indios las labran para sus joyas."

En los siglos XVII y XVIII se explotaban ricas minas en Simití y Guamocó. En prueba de ello citaremos á Fray Pedro Simón: "Estotra parte del Cauca, que es la del oriente, hoya que hacen entre él y el Magdalena, harto experimentadas tiene el mundo sus inmensas riquezas de oro y plata con que está entretejida y aun cuajada; porque comenzando de los cerros de Simití, las han tenido y tienen de muy gran riqueza de finísimo oro. Y corriendo desde ellas al sur están las del Guamocó, donde están fundados reales de minas y un pueblo que se llama la ciudad de San-Francisco."

El Capitán Juan Pérez Garavito, comisionado por el Gobernador de Zaragoza, fué quien conquistó la Provincia de Guamocó en 1611: "Llegó al centro de la Provincia," dice Fray Pedro Simón, "y entrando en muchas partes y descubriendo en todas riquísimos minerales de fino oro, en la que más acomodada le pareció y el paraje de más ricas minas fundó la ciudad, sobre las barrancas del río de Atara (Tuira), de saludables aguas por ser de oro.

"Los fundadores de estas tierras las hallaron tan grandes y de oro tan subido, que no pretendieron vivir de otra cosa que de la labor de minas. Luego de la ciudad de Zaragoza, cuando dieron tan grande estampido sus riquezas por todo el Reino, atropellando las dificultades de los caminos, no sólo les metían allí todo lo necesario de comidas y vestidos, pero aun muchos mineros, por mejorarse en caudales, llevaban allí sus cuadrillas, que no les salió en vano.”

Los más ricos placeres de Simití fueron los de la quebrada SanLucas, que beneficiaba á mediados del siglo pasado D. Francisco Ortiz Chiquillo, con una cuadrilla de negros. En cuatro años sacó § 600,000 en oro, y aunque la cantidad extraída en los siguientes no fué tan

copiosa, sí llegó á sacar hasta $ 15,000 en un año. Las demás minas del distrito eran entonces de poca sustancia. Un esclavo encontró en una de ellas, que pertenecía á Doña Juana Martínez, una bermosa punta de oro que pesó más de una libra.

Las minas de Guamocó habían decaído mucho en 1770. (1) Varios mineros se habían internado en las selvas y pusieron trabajos de laboreo productivos en un sitio llamado Manila, donde hallaron aluviones auríferos abundantes y de fácil explotación. Quedaba Manila, cuyo nombre conserva un cerro, muy cerca de y quizá en el límite con Antioquia. De allí se abrió camino para el Magdalena por el puerto de Cimitarra ó San-Pablo.

La ventajosa situación geológica de Guamocó, á orillas del río Tigüí, afluente del Nechí, y á proximidad de la más rica región aurí fera de Antioquia, nos hace creer que su distrito sea muy fecundo en oro. Personas que han estado allí nos han asegurado que se encuentran muchas vetas de este metal. Esta localidad se halla por desgracia en medio de un país despoblado y lejos de toda comunicación, y debido á esto el laboreo de sus minas está hoy casi abandonado.

En Ayapel, lugar situado cerca del río San-Jorge, se han explotado minas de aluvión. En Uré, sobre el mismo río, "los negros extraen de una arcilla de color rojo, tan intenso que parece bermellón, el oro, que á más de ser muy alto de quilate, se encuentra en pepitas que algunas han pesado hasta una libra........ El río San-Jorge tiene vestigios que indican que en todas partes hubo en un tiempo trabajos formales establecidos. En la profundidad de las selvas se encuentran excavaciones y estacadas que, aunque de madera, parecen muy antiguas." (Luis Striffler).

De las quebrades Norosí y Ariza, afluentes de pequeños ríos que desaguan en el Magdalena y en el Cauca respectivamente, se extraía alguna cantidad de oro en los primeros años del presente siglo.

Las mujeres de San-Martín de Loba ganaban la subsistencia en el siglo pasado lavando oro en los placeres de la localidad. Ciénaga de Oro, en fin, debe su nombre á la circunstancia de hallarse este metal en el sitio donde se fundó.

Es muy repetido en Cartagena el antiguo dicho popular:

Desgraciado del Perú

Si se descubre el Sinú.

Este proverbio, al que debió dar origen la riqueza de los sepulcros del Zenú, no ha sido justificado por la experiencia. En 1844 organizó

(1) En 1777 sólo se contaban en Guamocó 49 mazamorreros libres, y el derecho de quinto y cobos percibido en el año alcanzó apenas á 117 castellanos de oro, que representan un producto de 1,950 castellanos.

M. Víctor Dujardin una compañía para la extracción del oro en el alto Sinú. Trajéronse ingenieros y máquinas de Europa, hiciéronse grandes gastos, y todo fué en pura pérdida, pues aunque no escasea el oro en las playas, éste se halla en escamitas muy menudas. Hubo además imprevisión; el material que se quiso aplicar á la explotación resultó inadecuado, el fastidio invadió á los extranjeros, y la empresa fue pronto abandonada. El Director de ella, M. Striffler, escribió su curiosa historia, que se publicó en Cartagena en un libro de 200 páginas.

XII.-DEPARTAMENTOS DE LA BANDA ORIENTAL DEL
MAGDALENA.

Ι

El caudaloso río Magdalena atraviesa el territorio colombiano de sur á norte, cortándolo en dos grandes porciones y sirviendo de línea divisoria á los Departamentos (con excepción del Tolima, que se extiende parcialmente á la banda oriental). Puede decirse en términos generales, que los Departamentos que quedan al occidente de este río son todos auríferos, (1) y que el oro y la plata sólo se encuentran accidentalmente en los que están situados al oriente.

Los primeros habitantes de Tocaima, en Cundinamarca, hicieron beneficiar por los indios que recibieron en repartimiento las minas de oro de aluvión de sus dilatados términos, que se extendían al norte del Tolima.

"No hay oro en la parte intermedia entre la ciudad de Tocaima y

(1) Aquestos ríos......

Son Darién, (1) Cauca y de la Magdalena,

Y entre los tres hay ríos y quebradas

Tantas que no podrán ser numeradas.
Donde según la vista verifica,

Se contiene riquísimo tesoro,
Por ser en general la tierra rica,
Y ríos y quebradas manan oro.
Y así dice quien esto certifica,
Que mora de presente donde moro,
Haber en todas partes y lugares
Infinidad de minas singulares.
Juan de Alvarado Salazar se llama,
Viejo conquistador de aquellos senos.

(CASTELLANOS. Elegías).

(1) El Atrato.

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