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abundancia que agotaron la mayor riqueza que se había descubierto entre las que tenía la gobernación de Santa-Marta."

En los ríos Tucurima, Sevilla, Dibulla, Don-Diego, Palomino, y en los riachuelos Palencia, Achiote, etc., que nacen todos en la SierraNevada, se encuentra oro de muy subido 'quilate.

PARTE SEGUNDA.

I.-PRODUCCIÓN TOTAL DE LAS MINAS DE COLOMBIA.

No hubiéramos pensado siquiera en formar un cuadro estadístico del producto de las minas de oro y plata en Colombia, á no habernos servido de estímulo el ejemplo de sabios tan eminentes como el Barón de Humboldt y M. Chevalier. Acaso se dirá que es insólita pretensión nuestra querer corregir lo que ellos hicieron. No es tal nuestro intento, sólo que estando en posesión de un gran número de noticias de que ellos carecieron, creemos poder acertar mejor y acercarnos más á la realidad. Semejante afirmación nos obliga á dar algunas pruebas de nuestro dicho.

Dice el Barón de Humboldt, en su Viaje á la Nueva España : "Los conquistadores encontraron oro no sólo en las regiones que aun lo producen hoy, sino también en países cuyos ríos nos parecen actualmente muy pobres en arenas auríferas. Los indígenas de la Florida, Santo-Domingo y Cuba, los del Darién y costa de Paria tenían brazaletes, anillos y collares de oro; pero es probable que la mayor parte de este metal no era debido á los territorios donde se hallaron establecidos aquellos pueblos á fines del siglo XV. En la América meridional existían, como en África, comunicaciones comerciales aun entre los aduares más distantes de estar civilizados... Debe observarse además que los pueblos que los españoles encontraron en el Darién no habían habitado siempre aquellos mismos parajes. En América las grandes emigraciones se han hecho del N. O. al S. E., y muchas veces sus guerras han forzado tribus enteras á dejar las montañas y establecerse en los llanos. Así se concibe cómo el oro de la Sonora ó del valle del río Cauca ha podido encontrarse entre los salvajes del Darién ó en las bocas del río Magdalena. Por otra parte, cuanto más pequeña es la población, tanto más engañosa es la apariencia de riqueza. La acumulación del oro sorprende, principalmente en aquellos parajes donde todo el metal que el pueblo posee está convertido en objetos de adorno. No debe, pues, juzgarse de la supuesta riqueza de las minas del Istmo de Panamá por la relación de los primeros viajeros; sino que debe siem

pre tenerse presente que los ríos son menos auríferos en proporción de lo menos rápida que se hace su caída en la serie de los siglos. Un aduar de salvajes que se establece en un valle donde no ha penetrado jamás hombre alguno, encuentra en él granos de oro acumulados en millares de años; al paso que en muchos días los lavaderos más trabajados apenas producen algunas escamas sueltas.” . . . .

Esta página prueba hasta dónde pueden desbarrar los sabios cuando, faltándoles el conocimiento de los hechos, se salen por el atajo, formando conjeturas inverosímiles. El Barón de Humboldt, que no supo que el Darién había sido una de las regiones que más oro habían producido en el Nuevo Reino de Granada, se ve obligado á decir que el metal que tenían sus tribus estaba todo convertido en objetos de adorno; á negar la veracidad de los conquistadores; á presentar una confusa teoría geológica que los hechos no confirman, y á hacer viajar á esos pobres indios hasta la Sonora (en México) en busca de algunos puñados de oro. Aun suponiendo que este metal no hubiera existido en su territorio, que es uno de los más ricos de Colombia, habríales bastado ir al Chocó, con cuyos habitantes tenían relaciones, por la vía corta y navegable del Atrato.

En otro error grave incurre el Barón de Humboldt al hacer la repartición del producto de las minas al principio de este siglo; dice así: "Dividiendo los terrenos auríferos en tres regiones, se deben contar como sacados del Chocó más de 10,800 marcos de oro" (1.574,640 pesos), ❝ó más de la mitad del producto total del Virreinato; 4,600" (670,680 pesos)" de la Provincia de Barbacoas, y la parte meridional del valle del Cauca; y 3,400" (495,720 pesos) " de la Provincia de Antioquia y las montañas de Guamocó y de Simití." En esta distribución el producto de las minas de Antioquia queda reducido á menos de la mitad de lo que era en realidad, y no viene á ser ni la quinta parte del de todo el país! Tenemos por fortuna un dato muy digno de crédito, pues lo debemos á un antioqueño muy conocedor de la materia y á quien no se podría tachar de parcialidad: el doctor José Manuel Restrepo estimaba al principio del siglo en 5 á 6,000 libras el oro extraído anualmente en Antioquia.

Sabemos, además, que en las cajas reales de Antioquia y Mompox (haciendo exclusión de la de Remedios) se quintaban, á fines del siglo pasado, 8,750 marcos de oro por año (véase página 26), y que en la casa de Fundición de Medellín se fundieron en dos años, contados de 1807 á 1809, 4,271 libras de oro (2,135 anuales) de los distritos de Medellín, Marinilla, Rionegro y parte del Valle de Osos, que no eran los más ricos de la Provincia. El error en que incurrió el Barón de Humboldt no puede, pues, ser más manifiesto. El cálculo del oro produ

eido por Barbacoas y la parte meridional del Cauca es exacto, el del Chocó es demasiado exagerado. Nos sería fácil probarlo exhibiendo datos ciertos como lo hacemos respecto de Antioquia.

Según él, las minas de oro de Colombia produjeron $ 275.000,000 desde la Conquista hasta 1803. En el mismo período la producción fue, según nuestros cálculos, de $ 440.000,000. La diferencia se explica por la deficiencia de los datos con que contó el Barón de Humboldt, la que revela la simple lectura de su obra. Dice, entre otras cosas, que el Chocó fue poblado en 1539, cuando es bien sabido que no pudo poblarse sino más de un siglo después, posteriormente al año 1654, luégo que los Jesuítas establecieron misiones allí y lograron pacificar á los feroces indios de esa región.

M. Chevalier dice en su libro sobre las minas de oro y plata del Nuevo Mundo: "La Nueva Granada producía desde el siglo XVII metales preciosos, casi únicamente oro." Es bien sabido que la explotación de las minas en nuestro país siguió inmediatamente á la Conquista y no se esperó al siglo XVII para emprender trabajos que fueron tan productivos en sus principios. Estima la producción de la plata hasta 1845 en 55.000,000 de francos (11.000,000 de pesos). Creemos acercarnos más á la verdad calculándola hasta esa época en 19.000,000 de pesos.

Los cálculos de M. Chevalier sobre la producción de oro en los primeros años del siglo XIX fueron hechos partiendo de una base errónea; dice así: "Según informes tomados en fuentes oficiales, que debo al señor Coronel Acosta, la amonedación media de los años 1806 y 1807 en las dos Casas de Moneda reunidas de Bogotá y Popayán fue de 22,363 marcos de oro, ó de $3.041,502." El doctor José Manuel Restrepo, que es autoridad irrecusable en esta materia, distribuye así la amonedación en las dos Casas citadas :

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Lo que da un medio anual de 18,584 marcos (en vez de 22,363), que valen $2.694,680.

Los valores calculados por M. Chevalier hasta 1803, á que alcanzan los del Barón de Humboldt, difieren muy poco de los de éste. ~ Haremos notar que el producto de las minas de oro de 1810 á 1845 lo estima en 81.000,000. Nosotros hemos obtenido para el mismo período $ 79.555,000..

El profesor alemán Soetbeer reparte así la producción de oro en Colombia, en un libro reciente (Edelmetall-Produktion):

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Si á los cálculos del Barón de Humboldt les pusimos la tacha de diminutos, los de Soetbeer pecan por el exceso contrario; son evidentemente exagerados. La verdad está entre los dos extremos.

Este autor distribuye la producción de oro por períodos conforme al cuadro siguiente:

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& Por qué motivo hace empezar á producir las minas de Colombia en 1537 y rompe con la considerable suma anual de $ 1.395,000, cuando en dicho año sólo se explotaban minas en Veraguas? Los lugares más ricos en aluviones auríferos se fundaron entre 1536 y 1581, así: Cali y Popayán en 1536, Anserma en 1539, Cartago en 1540, Antioquia en 1541, Arma en 1542, Pamplona en 1549, Mariquita é Ibagué en 1551, San-Juan de los Llanos en 1555, Victoria en 1558, Remedios en 1560, Cáceres en 1576 y Zaragoza en 1581. La extracción de oro no pudo ser de alguna consideración sino de 1540 para adelante, para

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