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para separarlas; yo mismo he hecho la experiencia repetidas ocasiones. para asegurarme de la presencia de dicho metal, y el imán con su atracción me ha indicado ser así. Y es de advertir, cuidado con esto, que las platinas pequeñas son las más susceptibles de atracción, pues las grandes la resisten, por donde se viene en conocimiento de que estas últimas se han despojado ya de las partes ferruginosas, y sólo les queda el otro metal, en quien es inútil toda la fuerza del magnetismo, como le sucede al oro en que quiere convertirse la platina.

V. E. no ignora que todos los metales generalmente hablando se hallan combinados con azufre, arsénico, etc., y que estos mineralizantes son distintos en casi todos ellos. En el oro es algunas veces el fierro y la plata; ésta se ve mineralizada por el azufre, el arsénico y otras sustancias metálicas, etc., y supuesto que hay platina dulce que se funde con la misma facilidad que el oro, ¿por qué no puede ser un oro blanco al que sólo le falta el color del común, que no ha adquirido por carecer todavía de algunas circunstancias que ignoramos? ¿Qué sucede en la esmeralda, la amatista, etc.? Que aquellos pedazos en quienes la materia metálica no ha hecho todas sus impresiones, se quedan solamente cristalizados, y que por faltarles el colorido no tienen valor. Así puede suceder con la platina: en ésta se dificulta la fusión por no haberse despojado aún de las partes ferruginosas que tiene. Esto es lo general. Otros granos se sacudieron de ellas y se dejan fundir con tanta facilidad como otro cualquier metal; este es el caso del fundidor de Nóvita. Algunos no solamente despidieron de sí el fierro, y en aquel estado se hicieron ya maleables, sino que también la platina se trasformaba en otro metal, cuya metamorfosis era el oro. Es el caso de las dos personas propuestas más arriba; con que tenemos á propósito, y en apoyo de mi sistema, tres distintos ejemplares, que lo hacen, cuando no probado, á lo menos posible. El sistema de Newton, Descartes y Fontenelle, se tuvo por mucho tiempo como locura, y vemos en el día cuánto séquito tiene: yo no pretendo que el mío tenga secuaces, pero no pierdo la esperanza de que con más conocimiento del que en Europa se tiene aún de este metal, se arrime algo á mi opinión; y en la de V. E. tendrá el valor que quisiera darle, porque yo no aspiro á más satisfacción que disfrutar de la bondad con la cual V. E. me permite le comunique mis ideas. ¡ Ojalá que alguna de ellas pudiese contribuír á su gloria!

VII. TOLIMA.

El Departamento del Tolima se halla encerrado entre las cordilleras central y oriental y el río Magdalena. Toda la extensión de su

✓ territorio es rica en aluvioues de oro; (1) los filones de este metal, aunque numerosos, no han dado productos de consideración. A la falda oriental de la cordillera central se encuentran, en una misma línea, las más fértiles minas de plata que se han explotado en este país, en Mariquita, Ibagué y la Plata: casi todas están hoy abandonadas. Bueno será presentar como estímulo á los laboriosos hijos de ese Departamento un bosquejo de su pasada opulencia.

El Capitán Hernán Venegas fué el descubridor de las minas de oro de Sabandijas y Venadillo, y de las de Hervé, en el territorio de los marquetones. El Capitán Francisco Núñez Pedroso fundó la ciudad de Mariquita en 1551. En los cerros y lomas de su distrito se hallaron ricas minas de oro corrido, en las cuales pusieron sus vecinos á trabajar hasta 450 indios lavadores.

Rodrigo Pardo, factor de la real Hacienda, comunicaba en 1563 que de la ciudad de Santa-Agueda, hoy olvidada, se habían llevado á Mariquita "algunas piedras de metal, y fundidas se ha sacado de ellas plata, que personas que lo entienden dicen que prometen mucha esperanza."

Fernando Silvero pretendía ser el primero que había descubierto minas de plata en Mariquita. Tenía examinadas cuatro vetas en el cerro de San-Juan-Bautista en 1585. Por el mismo tiempo tenían labores de mucha riqueza el Capitán Diego de Ospina, Matías de Saucedo y Pedro Henríquez. Los oficiales de la real Hacienda informaban entonces á Santafé lo siguiente: "En los términos de la ciudad de Mariquita se han descubierto muchas minas de plata, cuyos minerales producen por fundición cuatro marcos por quintal. Son tan de seguir y buenas las vetas, que se espera haber de ellas mucha riqueza."

En 1585 D. Francisco Guillén Chaparro, Presidente del Nuevo Reino, mandó al doctor Juan Fernández Jullio, hábil metalurgista español, y á los mineros D. Gonzalo Mejía (chantre de la iglesia Catedral), Mateo López de Barahona, Juan Galeano y Juan Pérez á las ciudades de Mariquita y Gualí (ó Santa-Agueda de Gualí), á que viesen y buscasen las minas de plata é hiciesen las fundiciones, catas y ensayes de ellas. Todos declararon á su regreso que hallaron algunas vetas de metal de más de vara y media de anchura y con todas las señales que suelen tener ricas minas de plata. "El doctor Jullio hizo una fundición con obra de veinticuatro libras de plomo, y con ellas fundió seis arrobas de metal en un horno que con sus propias manos hizo, que á todos los que lo vieron dió admiración su buen ingenio, y

(1) El Padre Ignacio de Maurie, de la Compañía de Jesús, escribía en 1741 al Padre Gumilla: "Siempre hemos juzgado que toda la tierra que hay, siendo tanta, desde Tocaima hasta la Plata, toda pinta en oro.”

dándole fuego sin fuelles y con leña y sin carbón, por su buena habilidad hizo correr aquel metal y sacó una plancha de plata de más de cuatro marcos, y quedaron en la cendrada, por tener mal aparejo, más de otros dos ó tres marcos de plata, porque se veía bien en ella que se quebró la cendrada por ser delgada y no hallarse la ceniza que para ella era necesaria.”

De una relación de las minas de plata descubiertas en Mariquita, escrita en 1590 por el doctor D. Antonio González, Presidente del Nuevo Reino, (1) tomamos lo que sigue:

"Estas minas tienen tres vetas principales que corren N. S. y una cuarta al N. E., que se comenzaron en Santa-Agueda, tres leguas de la ciudad de Mariquita, corriendo en anchura de media legua y que se entiende van muy más adelante, y que el descubrimiento está en

(1) En el Elogio del doctor Antonio González, relata en verso D. Juan de Castellanos lo que este varón ilustre hizo en favor de la minería :

"Al fin el bien posible les ha hecho
á las ciudades, villas y lugares,
procurando de enriquecer la tierra
con lo que en sus entrañas nos encierra.

"Porque con grande diligencia trata
poner en orden y hacer abiertas
en provecho común minas de plata,
en este Nuevo Reino descubiertas,
cuya contratación será más grata
teniendo su labor manos expertas ;
y ahora, sin habellas, nos socorre
la que se saca y en la tierra corre.

"Y ansí para que vayan en aumento
y de los que las labran los caudales,
puso caja real en el asiento,
fundición y fieles oficiales,
azogue y el demás aviamiento
que puede de los indios naturales,
hasta que de la gente de Etiopia

tengan en su labor bastante copia.

"El mismo fué, por ser tan importante,

á ver el argentífero venero;

y para que real caja se plante,
como negocio permanecedero,
dió comisiones y poder bastante
á Gabriel de Limpias, tesorero,
por el gran crédito de su persona,
en bien servir á la real corona."

(Historia del Nuero Reino de Granada).

unas quebradas hondas, que las descubrió el agua de donde se tomó origen, y por ser la tierra avolcanada es forzoso se labren por debajo de estos volcanes.

"Las vetas van bien encajadas y con buen fundamento y anchura, que por muchos descubrimientos tienen una vara y menos. Fuera de las principales hay otras en muchas partes; aunque por falta de servicio no se han seguido, han dado buenas muestras.

"Por los metales que hasta ahora se han sacado de desmontes se entiende que cuanto más se fuere metiendo con las labores han de salir muy ricos metales. Por la calidad de los que se han ensayado se ha podido colegir que unos con otros tienen de ley á marco por quintal, y algunos á más, y los que menos á cuatro y á seis onzas.

"Hay cinco ingenios que cada año molerá cada uno catorce ó quince mil quintales de metal, y para esto há menester treinta y cinco indios ó negros. Tendrá de costa de todo punto cada año cuatro mil pesos ensayados, y ahorra otros tantos, andando bien aviado, y que esto se entiende de solos fletes. Dando al año 250 días de trabajo y labrando cada ingenio cincuenta quintales, que es lo ordinario, y dando cada quintal cinco onzas, salen 7,812 marcos y medio de plata por ingenio.

"Conforme á la orden que ahora da se sacarán tantos metales que los cinco ingenios no los podrán moler, y así es necesario se hagan hasta diez y seis ó veinte, que hay buen aparejo y para ello va dando orden y calor.

"Demás de los metales que se han beneficiado hay sacados de 16 á 18,000 quintales, esperando se acaben algunos ingenios, que se sacará de 11 á 12,000 marcos de plata.

"De muchas minas que en aquel sitio se han descubierto solamente se han puesto en labor diez ó doce que han parecido ser mejores, aunque se entiende hay otras tan buenas y mejores, que por falta de gente no se han beneficiado."

El doctor González da noticia de las onzas de plata que. daban por quintal las catorce minas más conocidas entonces. Citaremos el producto de las principales: la mina de Diego Morales, dos marcos; la de Iñigo de Gandaya y la Magdalena, del Capitán Diego de Ospina, marco y seis onzas; la de Santa-Ana, de Blas de Felipe, más de marco; el Manto de Andrés de Aspitia, marco; la mina de SantiEspíritus, diez onzas; la de Frías sólo cuatro onzas.

Fray Pedro Simón describe así los minerales de Mariquita : “Parece repugna á toda razón la suma pobreza que tiene esta ciudad, siendo sus suelos por naturaleza los más ricos de oro y plata que se han descubierto.... pues á más de seis leguas en contorno de la parte que mira al oeste, que es su serranía, está lastrada ésta y rebotando

por mil partes, que parece que no lo pueda ya sufrir en sus entrañas, las vetas fundadas de estos dos riquísimos metales, que cada uno en su especie es de los más subidos quilates; y así muchos llaman á esta tierra pasta mezclada de oro y plata, porque lo están en las minas. . . . Cércanla dos cordilleras de serranía, una que corre del este al oeste, y la otra de norte á sur, en cuyo ángulo recto está plantada la ciudad en lo llano. La parte que corre al levante es toda cerros y minas de finísimo oro.... La otra cordillera contraria resalta de veneros de plata, cuya gravedad y fineza excede con ventaja á la que se ha hallado en esta Provincia de las Indias, y rindiera mucho más de lo que rinde si la hubieran tomado entre manos artífices que hubiesen acertado á sacarla por fundición, porque sacándose hoy, como se ha hecho siempre, por solo beneficio del azogue, es mucha la que se pierde.... Las minas de plata se han descubierto en toda aquella cordillera (á tres leguas de distancia de la ciudad al sureste) que se va encrespando á la parte del poniente, de donde bajan las aguas por encima y por debajo de la tierra, con que es forzoso que la mita de la gente que anda en su labor trabaje noche y día en su desagüe, con que no es poco lo que se acrecienta la costa; si bien la riqueza de los minerales que se extraen lo suple todo, pues es tanta, que de un quintal se sacan á dos y tres marcos de plata" (1 á 11⁄2 por ciento), "en especial de una mina que llaman de la Manta, cuya veta tiene de grueso más de seis palmos, y el mineral tan rico que rinde á más de cuatro marcos por quintal " (2 por ciento), y de ahí para abajo hasta un marco, que es lo menos que dan."

En otra parte leemos: "Si queremos tratar de la riqueza de las minas de oro y plata entretejidas unas con otras en la ciudad de Mariquita, mejor lo dirán ellas y quien las goza, pues son tan abundantes y de tan subida plata que espantan, juntamente con su mucho oro de 22 quilates de sus minas de Hervé, Santa-Agueda y otras partes, que se hallan en más de 10 6 14 leguas que se extienden los minerales por su serranía al poniente."

D. Juan Flórez de Ocáriz se expresa así: "Mariquita es abun dante de ricas minas de plata y oro por todos lados: al uno le caen los asientos de minas de plata de Santa-Ana, Lajas y San-Juan de Frías, que han dado gruesísima cantidad de ella, de la más fina y acendrada que se halla, y al otro el de Bocaneme y San-Juan de Córdoba, que confinan con las minas de oro de Hervé y Malpaso."

El Arzobispo-Virrey Góngora habla de las "maravillosas porcicnes de plata que se extrajeron de las minas de Santa-Ana, Lajas y Manta." El barón de Humboldt dice: "El criadero de Santa-Ana forma un manto de gneis. Yo he visitado la mina de la Manta, cuyos

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