Imágenes de páginas
PDF
EPUB

nvió el héroe principal del poema. Gracias r. Torres Caicedo se conoce esa réplica, gida al Libertador en carta fechada en Lons á 19 de abril del dicho año 26. La inseral pié textualmente, como último documenindispensable para completar el cuadro que › propuse trazar.

«Todas las observaciones de V. sobre el nto de Junín (escribía Olmedo á Bolívar) enen, poco más, poco menos, algún grado de isticia. Usted habrá visto que en la fea imresión que remití á V. se han corregido alguas máculas que no me dejó limpiar en el mauscrito el deseo de enviar á V. cuanto antes ina cantinela compuesta más con el corazón que con la imaginación. Después se ha corregido más y se han hecho adiciones considerables; pero como no se ha variado el plan, en caso de ser imperfecto, imperfecto se queda. Ni tiempo ni humor ha habido para hacer una variación que debía trastornarlo todo. Lejos de mi Patria y familia, rodeado de sinsabores y atenciones graves y molestísimas, no, señor, no era la ocasión de templar la lira.

»El canto se está imprimiendo con gran lujo, y se publicará la semana que entra; lleva el retrato del héroe al frente, medianamente parecido; lleva la medalla que le decretó el Congreso de Colombia, y una lámina que repre

[ocr errors][merged small][merged small]

á él podemos apreciar aquí los frutos que daba, hasta en hombres no consagrados al cultivo de las letras, la semilla que nuestros preceptores y maestros arrojaban en el alma de la juventud á principios del siglo actual (1).

Como el poeta hizo en su canto varias alteraciones y correcciones antes de reimprimirlo en Londres y en París el año de 1826, y veinte años después lo retocó de nuevo para incluirlo en la América poética, no es fácil apreciar bien el fundamento de algunos reparos de Bolívar tocantes al estilo y á la versificación. De lo que sí tenemos cabal idea, por boca de Olmedo mismo, es de su réplica á las improvisadas y discretas observaciones que á instancias suyas

(1) He dicho en otro lugar que Bolívar vino á España á terminar y perfeccionar su educación. Efectivamente, á los quince años y medio salió con tal objeto de Venezuela; y después de haber tocado en Veracruz, aprovechando la ocasión para visitar la capital del antiguo imperio de Motezuma y conocer las ciudades de Jalapa y Puebla, hizo escala en la Habana, y arribó al cabo á nuestra Península donde tomó puerto en Santoña. Llegado á Madrid, su curador el Marqués de Ustáriz le aficionó al estudio, que hasta entonces había descuidado un poco, y formó en gran parte el espíritu del futuro Libertador. Asegúralo así el biógrafo Larrazábal, nada amigo de España ni de los españoles. Insisto en lo que debió Bolivar á la educación española, por la reiterada injusticia con que algunos americanos maldicen del atraso de nuestra enseñanza en las colonias y en la metrópoli. ¡Como si no estuviesen ahí para desmentirlos las obras de los insignes escritores y poetas de aquellas regiones (Olmedo y Bello entre otros), educados y formados en la época de nuestra dominación! ¿Cuál de los posteriores los ha excedido en buen gusto literario?

le envió el héroe principal del poema. Gracias al Sr. Torres Caicedo se conoce esa réplica, dirigida al Libertador en carta fechada en Londres á 19 de abril del dicho año 26. La inserto al pié textualmente, como último documento indispensable para completar el cuadro que me propuse trazar.

«Todas las observaciones de V. sobre el canto de Junín (escribía Olmedo á Bolívar) tienen, poco más, poco menos, algún grado de justicia. Usted habrá visto que en la fea impresión que remití á V. se han corregido algunas máculas que no me dejó limpiar en el manuscrito el deseo de enviar á V. cuanto antes una cantinela compuesta más con el corazón que con la imaginación. Después se ha corregido más y se han hecho adiciones considerables; pero como no se ha variado el plan, en caso de ser imperfecto, imperfecto se queda. Ni tiempo ni humor ha habido para hacer una variación que debía trastornarlo todo. Lejos de mi Patria y familia, rodeado de sinsabores y atenciones graves y molestísimas, no, señor, no era la ocasión de templar la lira.

»El canto se está imprimiendo con gran lujo, y se publicará la semana que entra; lleva el retrato del héroe al frente, medianamente parecido; lleva la medalla que le decretó el Congreso de Colombia, y una lámina que repre

senta la aparición y oráculo del Inca en las nubes. Todas estas exterioridades necesita el canto para aparecer con decencia entre gentes extrañas.

>> Una de las razones que he tenido, á más de las indicadas, para no hacer un trastorno general en el poema, es que así como vino ha tenido la fortuna de agradar á paladares delicados y difíciles (será sin duda por su objeto). Rocafuerte, por una doble razón, lo aplaude en términos que me lisonjearían mucho, si él amase menos al héroe y al autor. Otros que se tienen y han tenido por conocedores, han hecho y publicado análisis sobre esa composición; y yo me complazco, no por ser alabado, sino por haber cumplido (no muy indignamente) un antiguo y vehemente deseo de mi corazón, y por haber satisfecho esa antigua deuda en que mi Musa estaba con mi Patria.

>>Todos los capítulos de las cartas de V. merecerían una seria contestación; pero no puede ser ahora. Sin embargo, ya que V. me da tanto con Horacio y con su Boileau, que quieren y mandan que los principios de los poemas sean modestos, le responderé que eso de reglas y de pautas es para los que escriben didácticamente, ó para la exposición del argumento de un poema épico. ¿Pero quién es el osado que pretenda encadenar el genio y dirigir los

raptos de un poema lírico? Toda la naturaleza es suya: ¿qué hablo yo de naturaleza? Toda la esfera del bello ideal es suya. El bello desor→ den es el alma de la oda, como dice su mismo Boileau de V. Si el poeta se remonta, dejarlo; no se exige de él sino que no caiga. Si se sostiene, llenó su papel y los críticos más severos se quedan atónitos con tanta boca abierta, que se les cae la pluma de la mano. Por otra parte, confieso que si se cae de su altura, es más ignominiosa la caída, así como es vergonzosísima la derrota de un baladrón. El exabrupto de las obras de Píndaro, al empezar, es lo más admirable de su canto. La imitación de estos exabruptos es lo que muchas veces pindarizaba á Horacio.

» Quería V. también que yo buscase un modelo en el cantor de Henrique. ¿Qué tiene Henrique con V.? Aquél triunfó de una facción, y V. ha libertado naciones. Bien conozco que las últimas acciones merecían una epopeya; pero yo no soy mujer de esas; y aunque lo fuera, ya me guardaría de tratar un asunto en que la menor exornación pasaría por una infidelidad ó lisonja, la menor ficción por una mentira mal trovata, y al menor extravío, me avergonzarían con la gaceta. Por esta razón, si esas obras han de tener algo de admirable, es preciso que su acción, su héroe y su escena

« AnteriorContinuar »