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puede ser, á lo menos procuraré, sin vanidad alguna recordar los méritos de los innumerables hombres, que con nombre ó sin él, han establecido y aun establecen hoy los vivientes, nuestro engrandecimiento y libertad. Verdad es, que en varios de mis humildes discursos, he procurado citar á algunos de nuestros héroes, y principalmente al hombre que en este humilde cuaderno, y en su grande cuadro histórico, que á los ochenta y cuatro años he trazado como una ilustración de lo que he escrito, en cuyo cuadro, por su poca extensión, y con bastante sentimiento, no he podido colocar, aunque aproximativamente, los personajes que concurrieron á esta solemne procesión fúnebre, consagrada al hijo adoptivo de Oaxaca, cuyo bautismo en esta sagrada recepción de hijo, fué la preciosa sangre de Guerrero. La asistencia del gobierno del Estado, que presidió esta solemne función, fué,numerosísima, tanto en empleados, cuanto en distinguidas personas de la sociedad, que formaron invitadas, y que concurrieron de toda buena voluntad. El clero, con todas las comunidades religiosas, que eran ocho, presididas por el Señor Gobernador de la Mitra, Canónigo Guerra, ocupó calle y media, de la procesión, é iba por delante del carro fúnebre, que llevaba la urna de plata y oro, que contenía los restos del inmortal Guerrero. Tres ba. tallones, el de Oaxaca, el cuerpo cívico, y el de Tehuantepec, más la artillería, con cuatro piezas, formaban parte de esta procesión, y respecto á la concurrencia general y posible de la Capital y algunos pueblos foráneos, sería imposible enumerarla. Básteme, pues, hacer estas aclaraciones, por no poder colocarlas en mi cuadro ilustrativo de la Plaza de Oaxaca.

En un discurso cívico que pronuncié en el Palacio del Gobierno de Oaxaca, en el año de 1847, me ocupé con mucha especialidad de Guerrero, y después cuando supe, con mucha admiración, la historia de la heroína de Pátzcuaro, Doña Gertrudis Bocanegra, que en patriotismo se ha elevado más allá de donde han llegado nuestras mujeres independientes, y siendo el centro y escuela de las combinaciones políticas de éstos, no he podido menos de unir á este pequeño trabajo, la historia de esta mujer patriota, que se ha elevado, tal vez más allá, de algunas que en este punto, han lucido á fuerza de su inteligencia transmitida al corazón, en algunas altas mujeres del extranjero.

De ambos personajes que acabo de referir, se ocupa, aunque elementalmente, esta historia, que espero de mis compatriotas, la reciban con indulgen. cia, dispensando la falta de literatura, que en ella se encuentre.

Sirva este primer Discurso que publicamos, como el Pórtico de los «Discursos Populares,» enunciados en esta nueva y grande serie de trabajos, con que el Autor piensa decirle el último adiós á su adorada patria, deseando que le sean útiles todos los esfuerzos del que le ha consagrado su vida entera.

EL AUTOR.

DISCURSO NÚMERO 1

DE LA OBRA GENERAL

DE

DISCURSOS POPULARES

RASGOS HISTÓRICOS

DEL INVICTO

GENERAL D. VICENTE GUERRERO.

ARTICULO PRIMERO.

Habían pasado ya, aquellos días aciagos de nuestra Independencia, en que la sangre corría á torrentes, los intereses se consumían demasiado, y los hom. bres morían á centenares en la lucha de la Independencia misma. Parecía que al goce de la libertad, un manto de paz y bienandanza, cubría el territorio de nuestra República. ¡Ah! pero bajo este velo se cobijaban los recuerdos de los interesados por el antiguo gobierno virreinal, suspirados por los que sacaban provecho del antiguo gobierno de los Reyes de España, suspirados por los que, en el fondo del corazón, todavía creían ó se hacían que creían en la desigualdad de los hombres, suspirados también, por los hombres que, malamente educados, creían que la nueva libertad que se les presentaba, era enemiga del cristianismo, cuando por el contrario, durante tantos siglos se había profanado ese mismo cristianismo, con teorías y prácticas opuestas á las doctrinas del gran Dios humanizado, que como hombre murió en el Gólgota de Jerusalem.

Nos llamábamos independientes, y sin embargo, la envidia en forma de una serpiente venenosa, se guarecía en el manto sagrado de esa profanada libertad, que debía ser manchado por hombres que solamente se acogían á él para no quedar al aire en la caída del Gobierno de España, como sucedió con el General realista Anastasio Bustamante y sus Ministros, que por desgracia, llegaron á

apoderarse del primer puesto de la patria mexicana. Este hombre, en el azar de la suerte ó en las intrigas, y otras medidas, que se ponian en juego en aquellos tiempos, llegó á ser el Vicepresidente de la República, y tras de él venía su sombra, la de Don Lucas Alamán y demás Ministros, entre los que era sumamente distinguido por su maldad, Don Antonio Facio, que formaron su gabinete.

El Presidente de la República, General Don Vicente Guerrero, electo por el pueblo mexicano, estaba en el alto puesto á que sus méritos incontables, á que su corazón todo de México, por quien tantos sacrificios había hecho en la Independencia de la patria y sufría las penas con que tropezaba en este puesto, cuando las consecuencias de la gran revolución, dejaban la carencia de recursos, la desigualdad de opiniones y el tumulto de las ambiciones, para un poder, que se agitaba entre el Imperio, el centralismo y la federación, único remedio esta última de conciliar la verdadera paz y el progreso de la nación.

Un paso más faltaba al Vicepresidente de la República, Bustamante, para llegar al puesto ambicionado. Soñaba estar en él, y cuando despertaba no tocaba la principal silla de la República. Era preciso llegar á ella, aunque en el camino del crimen, que señalaba hasta los medics más crueles y malvados que pudieran tocarse, para conseguir el fin.

Pero antes de señalar estos medios inicuos puestos en obra, demos á conocer la historia del General Vicente Guerrero, víctima de la ambición de Bustamante y los suyos.

¿Pero cómo destruir de la memoria de la patria, tantos beneficios que había recibido del mentido «imbécil» Guerrero? ¿Cómo romper de la memoria de esta misma patria agradecida, el broche de oro y brillantes que había unido el primer empuje soberbio, pero desgraciado, que Hidalgo, Gertrudis Bocanegra, Morelos, Allende, Aldama, Abasolo, Cura oaxaqueño Sabino Crespo, General León y otros grandes hombres, habían hecho para nuestra Independencia, cuyo esfuerzo había ido decayendo hasta venir á quedar sostenido de un hilo, por Guerrero y Victoria: el uno, en el Estado de Veracruz; el otro, en la provincial del Sur, que después fué bautizado con el nombre de Estado de Guerrero?

Victoria queda en inacción, destruído por el empuje del gobierno español. Tiene que guarecerse, casi escondido, en un buque, ¿y en poder de quién queda la esperanza de la patria? ¿Quién sostendrá el cincel que deba romper de una vez, las cadenas con que España, ha tenido por trescientos años atado al territorio mexicano?

¡Ah!, queda Guerrero, el imbécil, exclusivamente de Anastasio Bustamante y su pandilla calumniosa, cuyo contundente mentís, lo atestigua la historia que elementalmente vamos á describir, como una explicación de inteligencia, para extender el gran cuadro de pesar de Oaxaca, que con pobre mano delineo hoy.

Las lágrimas del niño Ortega Reyes, que á los once años de edad, lloró con Oaxaca el asesinato del General Guerrero: han cesado; el sentimiento es perdurable, consolándose solamente con el retrato contemporáneo de Guerrero, que obtuvo del confesor de su Madre, el Comendador de la Merced, Doctor en

Medicina y Cirujía, Fray José Porras, y la reliquia del falange de la mano izquierda, del tiempo del embalsamamiento de este gran hombre; la cual ha conservado muchos años. En este estado, escribe el presente discurso, que afirma más y más la gratitud que siente, y que desea se conserve en todos los mexi canos, para ejemplo de su descendencia presente y venidera.

El niño, pasando los períodos de las edades que corresponden al hombre, ha llegado á los ochenta y cuatro años, sintiendo como presentes, en su memoria y en su corazón, aquellos tristes días que pasaron ya, y que Dios nos muestra hoy destruídos, y solamente pendientes en la memoria, para que los mexicanos, abriendo los ojos, sostengan el progreso y libertades que Juárez y Porfi. rio Díaz, nos han proporcionado.

Ese anciano, sin la profesión de pintor, y solamente aprovechando el genio que Dios ha querido darle, en este tiempo de los ochenta y cuatro años, for amor á sus compatriotas y por la gloria de su agradecido suelo natal, se ha atrevido, en medio de mil penas, á trazar el humilde cuadro de los funerales de Guerrero, que espera no sea tenido como una obra maestra. sino como un esfuerzo para avivar más y más el sentimiento de patriotismo de los hijos de la República Mexicana.

Para inteligencia de este pobre cuadro, y justificación de los hechos de Oaxaca, á la vez que el merecimiento de la memoria del General Vicente Guerrero, digamos unas cuantas palabras sobre la historia de este gran hombre, honor y gloria de la patria mexicana!

SEGUNDA PARTE.

ARTICULO PRIMERO.

Guerrero es nativo de Tixtla, (hoy Ciudad Guerrero), capital del Estado que lleva su nombre. El mismo ha manifestado, en visperas de morir, que tenía cuarenta y ocho años, lo que se hizo constar en su brutal causa. Nació de padres honrados, y aunque campesino, su padre, era bien conocido; tanto que por su conducto, algunos insurgentes fueron indultados al caer prisioneros ante el gobierno virreinal. Llegó á decirse, que el General Guerrero, era tan ignorante, que hasta dejó sin abrir la cubierta de su título de General. Esta inculpación, es producida por una ignorancia supina de quien lo ha dicho. El ignorante de donde salió esa calificación, no conoció lo que son los altos sentimientos del hombre desinteresado, que todas las vanidades y papeles son inútiles, cuando se sienten los grandes latidos del corazón, que dominando á la inteligen cia y la verdad de los hechos, no piensa formar hoja de servicios como recom

pensa, sino que pasa sobre ellos, á dominar con su inteligencia misma y su brazo, los obstáculos que impiden la sana corriente de límpidas aguas, con que bañar el suelo que le vió nacer.

De estos cuarenta y ocho años manifestados por Guerrero, pedemos inferir que nació en el año de mil setecientos ochenta y tres, y si tomamos en cuenta aproximativa una memoria publicada en 1845, se puede decir que nació el día 10 de Agosto de mil setecientos ochenta y dos.

Los primeros años de su vida, según se dice, los pasó en las labores del campo y de los viajes precisos en su negocio, lo que indica que no tuvo tiempo. de entregarse á la vida de un literato, en que hubiera gastado mucho tiempo y perdido también el conjunto de servicios que hizo á su patria.

Me acuerdo, allá como á lo lejos, las lecciones de lógica que se daban, y arreglado al autor de la cátedra de filosofia, que lo era el Padre Jacquier en el Seminario Pontificio de Santa Cruz, en Oaxaca, que se hablaba mucho de la lógica natural y la lógica artificial, y allí, sin despreciar esta última, se daba más importancia á la lógica natural, porque esta era una fuente más benéfica, para resolver las altas cuestiones, que la limitada á las reglitas, no siempre se podía comprender y sacar provecho de eila.

Los hombres, cuyo talento viene armado de grandes concepciones, estos felices seres, resuelven y obran según las necesidades que se les presentan; y esto es tan cierto, que aun en muchos animales, en su mediano entendimiento, comprenden las premisas de un caso, las comparan y sacan la consecuencia que los lleva al acierto. Del hombre no se puede dudar, que en proporción á su talento, haga uso de la lógica natural. Lo vemos á cada instante, y no debemos perder el tiempo con millares de ejemplos; pero en la inteligencia de los animales, que es debida á un alma inferior á la del hombre, se ve perfectamente la combinación de las premisas para sacar una consecuencia. Hay un insecto carnicero, que prefiere mantenerse de otro, (insecto), que es más vivo que él para defenderse. Este agresor se humedece, se revuelve en los basureros, y cubrién. dose con una capa de este polvo, se va arrastrando disfrazado, para caer sobre su víctima, que no veía en esto más que uno de tantos montoncitos de basura: 1o coje descuidadamente, lo afianza y lo devora. Podemos de paso poner un segundo ejemplo. Otro insecto marino. gusta de comerse á los ostiones: pero éstos tiener su concha á voluntad, que la cierran con mucha fuerza, y abren las valvas de esta concha, para alimentarse ó para descargarse de sus suciedadesEl hombre tiene necesidad, para abrir dichas conchas, de emplear hasta instru. mentos para conseguirlo: el insecto carnicero, aunque en distintos elementos, hace la combinación de premisas, en su pequeñísima inteligencia. Toma una piedrilla á propósito ó un trocito de madera, se coloca al lado del molusco, y paciente, aguarda á que abra las valvas de su concha. El molusco las abre, y einsecto, atravieza en la articulación de esa concha su piedrita ó palillo, que iml pide la encerrada del molusco, y el insecto, lo consume á puerta abierta, á toda su satisfacción. Señores: yo prefiero á la Naturaleza, que á las reglitas de los

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