Ojeada histórico-crítica sobre la poesía ecuatoriana: desde su época más remota hasta nuestros días

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J. Cunill Sala, 1893 - 633 páginas
 

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Página 241 - El trueno horrendo. que en fragor revienta Y sordo retumbando se dilata Por la inflamada esfera, Al Dios anuncia que en el cielo impera. Y el rayo que en Junín rompe y ahuyenta La hispana muchedumbre, Que más feroz que nunca amenazaba A sangre y fuego eterna servidumbre ; Y el canto de victoria Que en ecos mil discurre, ensordeciendo El hondo valle y enriscada cumbre, Proclaman a BOLÍVAR en la tierra Arbitro de la paz y de la guerra.
Página 230 - Guayas; otras el vuelo arrebatada tiende sobre los montes, y de allí desciende al campo de Junín, y ardiendo en ira, los numerosos escuadrones mira, que el odiado pendón de España arbolan, y en cristado morrión y peto armada, cual amazona fiera, se mezcla entre las filas la primera de todos los guerreros, ya combatir con ellos se adelanta, triunfa con ellos y sus triunfos canta.
Página 295 - ¿Quién me dará templar el voraz fuego En que ardo todo yo? Trémula, incierta. Torpe la mano va sobre la lira Dando discorde son. ¿Quién me liberta Del Dios que me fatiga?. . . Siento unas veces la rebelde musa, Cual bacante en furor, vagar incierta Por medio de las plazas bulliciosas, O sola por las selvas silenciosas, O las risueñas playas Que manso lame el caudaloso Guayas...
Página 230 - dará templar el voraz fuego en que ardo todo yo? Trémula, incierta, torpe la mano va sobre la lira dando discorde son. ¿Quién me liberta del dios que me fatiga?. . . Siento unas veces la rebelde musa, cual bacante en furor, vagar incierta por medio de las plazas bulliciosas, o sola por las selvas silenciosas, o las risueñas playas que manso lame el caudaloso Guayas; otras el vuelo...
Página 230 - Así mi musa un día Sintió la tierra huir bajo su planta, Y osó escalar los cielos , no teniendo Más genio que amor patrio y osadía. En la región etérea se declara Grande sacerdotisa de los Incas ; Abre el templo del Sol; flores y ofrendas Esparce sobre el ara; Ciñe la estola espléndida y la tiara; Inquieta, atormentada De un dios que dentro el pecho no le cabe, i — 299 — Profiere en alta voz lo que no sabe, Por ciega inspiración.
Página 229 - ... meditar: de aquí mi musa, desplegando sus alas vagarosas, por el aire sutil tenderá el vuelo; ya cual fugaz y bella mariposa por la selva florida, libre, inquieta, perdida, irá en pos de un clavel ó de una rosa, ya cual paloma blanda y lastimera irá...
Página 552 - Mestizos, porque se ha experimentado que algunos españoles que tratan, traginan, viven y andan entre los Indios, son hombres inquietos, de mal vivir, ladrones, jugadores, viciosos y gente perdida...
Página 22 - Como á indefenso cordero Le acabasteis sin piedad! Reventaba el trueno entonces, Granizo caía asaz, . Y el sol entrando en ocaso, Reinaba la oscuridad. Al mirar los sacerdotes Tan espantosa maldad, Con los hombres que aún vivían Se enterraron de pesar. ¿Y por qué no he de sentir? ¿Y por qué no he de llorar Si solamente extranjeros En mi tierra habitan ya? ¡Ay! venid, hermanos míos, Juntemos nuestro pesar, Y en ese llano de sangre Lloremos nuestra orfandad, Y vos inca, padre mío, Que el...
Página 22 - Le acompaña en su pesar. •-Como niebla vi los blancos En muchedumbre llegar, Y oro y más oro queriendo Se aumentaban más y más, Al venerado padre inca Con una astucia falaz Cogiéronle, y ya rendido Le dieron muerte fatal. ¡Corazón de león cruel. Manos de lobo voraz, Como á indefenso cordero Le acabasteis sin piedad!
Página 546 - No he de callar, por más que con el dedo, ya tocando la boca, o ya la frente, silencio avises, o amenaces miedo. ¿No ha de haber un espíritu valiente? ¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?

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